11 falsos mitos sobre la ansiedad y la depresión
Muchas personas ya saben cómo es afrontar una enfermedad o la otra, pero cuando sufres las dos a la vez, a menudo tu entorno no lo entiende.
Más de 2 millones de personas viven con depresión en España y la ansiedad afecta a más del 7% de la población. Además, cada vez es más frecuente que haya más personas con ambas enfermedades al mismo tiempo.
Muchas personas ya saben cómo es afrontar una enfermedad o la otra, pero cuando sufres las dos a la vez, a menudo tu entorno no lo entiende y se dan malentendidos.
Por ello, la edición estadounidense del HuffPost se ha puesto en contacto con personas que sufren ambas enfermedades y con expertos de salud mental para conocer los mitos más extendidos sobre vivir con ansiedad y depresión simultáneamente.
Sarah Johnson, directora médica de la clínica Landmark Outpatient Services (Estados Unidos), asegura que la ansiedad y la depresión son dos caras de la misma moneda. Es decir, que afectan a la misma región del cerebro (la amígdala, el hipocampo y el lóbulo frontal), por lo que una puede desencadenar la otra.
“La ansiedad puede producirse a raíz de una depresión. Por otro lado, también es posible padecer depresión a causa de un trastorno de ansiedad, como un trastorno de ansiedad generalizada, un trastorno de pánico o un trastorno de ansiedad por separación”, explica.
Aunque a veces pienses que eres la única persona del mundo que sufre ansiedad y depresión, la realidad es que hay muchísimas personas en esa misma situación. Casi el 29% de los estadounidenses sufren algún trastorno de ansiedad a lo largo de su vida y el 20,8%, depresión, según Luana Marques, profesora asociada de Psiquiatría en la Universidad de Harvard.
“Si a veces te resulta complicado hablar con familiares y amigos sobre tu experiencia con la ansiedad y la depresión, plantéate hablar con personas con experiencias similares a la tuya”, propone.
Son personas defectuosas
“Pienso que el malentendido más común sobre la depresión y la ansiedad es que la persona que las sufre es defectuosa y que lo que siente no es una emoción humana normal”, comenta Calum Hughes, director general de Allied Corp, una empresa de I+D en soluciones terapéuticas para quienes viven con Trastorno de Estrés Postraumático.
Hughes señala que está muy extendida la idea de que las personas con enfermedades mentales “son débiles o incapaces de vivir en sociedad” y asegura que los problemas de salud mental se deberían aceptar como cualquier otra enfermedad.
“Rara vez notarás estigma hacia enfermedades como la diabetes; tampoco se debería estigmatizar la depresión y la ansiedad. Son enfermedades médicas tratables”, defiende Hughes.
“Cuando le digo a la gente que padezco ambas enfermedades, la conversación termina ahí porque sienten que no deben hacer preguntas por miedo a que me sienta incómoda, o quizás para no sentirse incómodos ellos”, explica Chelsea Giacobbe, paciente de ansiedad y depresión.
Giacobbe prefiere que le pregunten por su enfermedad en vez de evitar el tema.
“Si te estoy contando que sufro ambas enfermedades, me estoy ofreciendo a hablarte de ello y a responder las preguntas que puedas tener”, explica. “Además, no sabes si algo de lo que te cuente va a ayudar a alguna de las personas con la que te relacionas o si te ayudará a ti a darte cuenta de que alguien de tu entorno necesita ayuda aunque no lo exprese o no lo sepa”.
La gente a menudo piensa que la mejor forma de afrontar estas enfermedades es ignorarlas hasta que se pasen, pero no es lo más recomendable.
Amanda Stemen, terapeuta y propietaria de Fundamental Growth, señala que no tiene nada de malo estar bajos de ánimos al sufrir estas enfermedades. De hecho, no asumir esas emociones negativas puede hacerte más mal que bien, asegura.
“Cuando no nos permitimos sentir las sensaciones físicas que provocan y las intentamos apartar, se convierten en algo más peligroso”, advierte.
Stemen sugiere poner un temporizador de dos minutos para sentir conscientemente esas emociones y comparar la próxima vez que experimentes síntomas similares.
“Aunque da reparo sentir emociones incómodas por miedo a quedar atrapados para siempre en ellas, evitarlas agrava mucho la depresión y la ansiedad, así que siéntelas”, propone.
La ansiedad y la depresión son términos globales para referirse a un amplio abanico de síntomas y experiencias.
“Para algunas personas, la ansiedad consiste en preocuparse mucho por el futuro. Para otras, puede ser sufrir ataques de pánico inesperados todas las semanas, y para otras, puede implicar miedo a cosas concretas”, expone Marquest.
La depresión también se presenta con un amplio abanico de síntomas.
“A una persona con depresión igual le apetece dormir a todas horas porque no tiene energía ni ganas de hacer nada y otra persona con depresión puede irritarse con facilidad, tener cambios de apetito y perder interés en actividades que antes le encantaban”, aclara.
“Parece absurdo que alguien no sepa que sufre ansiedad o depresión, o ambas, pero a veces los síntomas no parecen nada característicos”, defiende Winfried Sedhoff, médico de familia especializado en enfermedades mentales.
Muchos de sus pacientes no acuden a su consulta hasta que ya empiezan a sufrir síntomas físicos como la “falta de sueño, preocupación constante, molestias en el pecho, mareos y agotamiento en todo momento sin una causa física aparente”
“Muchos de mis pacientes llevan años haciéndose pruebas por molestias físicas que al final se descubrió que se debían a la ansiedad y la depresión”, añade.
Estas enfermedades no se pueden curar
Una vez más, hay que aceptar que la depresión y la ansiedad son problemas médicos que a veces requieren de un tratamiento profesional, cuidado y tiempo.
“Estés tomando algún medicamento o yendo al psicólogo, la ansiedad y la depresión no van a desaparecer de la noche a la mañana”, señala Emily Guarnotta, psicóloga especializada en trastornos de ansiedad y depresión.
Según su criterio, tratar varias enfermedades mentales de forma simultánea requiere reformar patrones de pensamiento, creencias y emociones muy arraigadas para contruir unas nuevas. Y para lograrlo hace falta tiempo. Según la Asociación Estadounidense de Psicología (APA), la mitad de los pacientes no muestran mejoría hasta después de 15 o 20 sesiones de terapia, algunos incluso más.
“Es importante ser pacientes y librarse de ideas preconcebidas sobre cuánto tiempo cuesta recuperarse”, afirma Guarnotta.
Rob Scheidlinger, terapeuta matrimonial y familiar, dice que es un mito que la depresión y la ansiedad vayan en los genes y que, por tanto, la mayoría de las personas que las sufren estén predispuestas genéticamente.
“Aunque existen pruebas de que algunos trastornos sí que están asociados a determinados genes, hay una ingente cantidad de estudios que demuestran que los principales factores de riesgo son ambientales y situacionales”, explica.
Cheryl Poldrugach, fundadora y directora general de Panic Aide, asegura que la han llamado dramática cuando ha hablado de su ansiedad y su depresión.
“Quienes sufrimos estas enfermedades sabemos que nos cambia la vida. Les mentimos a nuestros amigos y familiares sobre por qué cancelamos un plan con ellos, perdemos amigos por no quedar, perdemos trabajos, faltamos a clase, etc.”. La ansiedad y la depresión son una combinación letal con la que no hay que jugar. “Es muy real”.
Carla Marie Manly, psicóloga clínica, asegura que lo último que quieren hacer las personas con depresión y ansiedad es llamar la atención.
“De hecho, a mis clientes les avergüenza su estado mental y la naturaleza a menudo incontrolable de sus síntomas”, sostiene. “Aunque algunos de los síntomas les puedan parecer melodramáticos a quienes no han tenido estas experiencias, quienes sí las sufren no disfrutan llamando la atención”.
La depresión y la ansiedad son enfermedades serias y no hay nada malo en pedir ayuda profesional.
“Son señales que te manda tu cuerpo de que hay un problema que tienes que afrontar”, explica Meredith Sagan, jefa de psiquiatría del Alo House Recovery Center.
Ya estés afrontando cambios muy drásticos en tu vida, un trauma o simplemente tengas muchas más preocupaciones de lo normal, “sentir ansiedad siempre es una señal de que hace falta tomar medidas”, sostiene. Y, para ello, no viene nada mal un poco de ayuda profesional.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.