Esta doctora atendió a la primera víctima mortal de Covid-19 en Grecia. Así le ha cambiado la vida
“No sé si ha sido el suceso más duro de mi vida, pero sí el más difícil de sobrellevar”.
Este blog forma parte de la serie Resistir. Crecer. Evolucionar, un proyecto global del HuffPost en el que distintas personas narran cómo les cambió la vida hace dos años la pandemia de coronavirus.
Amaliada es una pequeña ciudad del oeste de Grecia que tiene 17.000 habitantes, sobre todo agricultores que cultivan patatas, sandías, aceitunas y naranjas.
La consulta de Theoni Georgopoulou se encuentra en la primera planta de un pequeño edificio en la plaza central de la localidad. Casi todas las clínicas privadas de Amaliada están en esta plaza y casi todos los vecinos conocen a los médicos por su nombre de pila.
“Todo el mundo me llama Theoni y la mayoría de los vecinos que han enfermado durante la pandemia han pasado por mi consulta”, recuerda Georgopoulou, la única especialista en neumología de Amaliada.
Georgopoulou nunca olvidará el 28 de febrero de 2020 ni lo que ocurrió en su consulta de 15 metros cuadrados ese día, cuando un grupo de vecinos de Amaliada volvió a casa tras unas vacaciones en Israel.
“Recibí una llamada ese viernes por la mañana”, explica. “Un paciente que llevaba años conmigo me dijo que tenía fiebre y que quería pedir cita. Como aún estábamos en temporada de gripe, mi agenda estaba muy ocupada, así que le pedí que viniera a verme a primera hora de la tarde, que estaría todo más tranquilo”.
Cuando llegó el paciente, Georgopoulou siguió el protocolo habitual y realizó las pruebas pertinentes. “Dos días después, la mujer de este paciente vino a verme con tos”, dijo. “Era solo tos. Nada más. No tenía fiebre ni otros síntomas, pero era una tos muy intensa”. Tres días después, el día en que se anunció el primer caso oficial de coronavirus en Grecia, yo tenía en mi consulta al último paciente que había hecho ese viaje”. Resulta que esos pacientes fueron los primeros en Grecia en ser diagnosticados con Covid-19.
Apenas unas semanas más tarde, esta neumóloga de esta pequeña ciudad del oeste de Grecia aparecía en televisión hablando entre lágrimas de la primera víctima mortal de coronavirus en todo el país.
“No sé si ha sido el suceso más duro de mi vida, pero sí el más difícil de sobrellevar”, asegura Georgopoulou. “Fue mi profesor de Matemáticas en el instituto, un amigo, un educador, un activista sindical durante 30 o 40 años. Lo conocí a los 13 años, hasta los 54 que tengo ahora. Le debo un gran agradecimiento a este hombre, porque ni siquiera cuando se estaba muriendo dejé de aprender de él. Me enseñó cosas que me han resultado útiles tanto con mis pacientes durante estos dos años como para mí personalmente”.
Antonis Fourlis, redactor jefe del HuffPost Grecia, ha hablado con Georgopoulou sobre la pandemia, lo que ha aprendido y cómo ha cambiado ella desde entonces.
Dos años después de que se declarara la pandemia de coronavirus, ¿cuál es el mayor cambio que ha visto?
Después de dos años, ha cambiado todo en nuestro día a día. Sobre todo, el contacto humano: las manos que ya no estrechamos, los abrazos que ya no recibimos, lo que nos hemos alejado de los amigos que no se han querido vacunar... Si dividiéramos la pandemia en “antes de la vacuna” y “después de la vacuna”, la ansiedad y el ruido que sufrimos los primeros meses han quedado atrás gracias a la ciencia. Poco a poco, podemos sentirnos más seguros y felices en nuestros hogares, con nuestros padres e hijos.
¿Cómo le ha cambiado la pandemia como médica y como persona?
Me he vuelto más tolerante con el miedo humano, pero me frustra ver la desinformación que circula sobre el coronavirus. Como médica, ahora paso más consultas por teléfono y videollamada de las que me gustaría. Ah [risas], y ahora soy una “guerrera de primera línea contra el coronavirus”, como me dice mi hija. Ese título ha sustituido al de neumóloga, que es el que aparece en la puerta de mi consulta.
A menudo se describe la pandemia como una pesadilla de la que nos gustaría despertarnos. ¿Hay algo positivo que nos haya sucedido o que hayamos conseguido en los últimos dos años?
Conocimiento. Hemos seguido aprendiendo día a día. Otra cosa positiva es la cooperación y la solidaridad que he visto entre compañeros de trabajo y entre todos los profesionales de la salud, que han arrimado el hombro para ayudar a combatir el virus.
Usted atendió al hombre que acabó siendo la primera víctima mortal de la pandemia en Grecia. ¿Qué aprendió de esa experiencia?
Que no se le puede poner precio a la salud y que reforzar las infraestructuras sanitarias a todos los niveles debe ser una prioridad en Grecia y en todo el mundo. Cada vez que un paciente de Covid-19 grave gana la batalla, recuerdo ese primer incidente trágico y me recuerdo a mí misma que ahora, al menos, sabemos más sobre esta enfermedad.
Cuando la conocí hace 23 meses en Amaliada, me dijo que creía que íbamos a derrotar al coronavirus. ¿Hemos ganado? Y si es así, ¿a qué precio?
Por desgracia, la lucha continúa. Aunque estemos cansados y queramos ignorarlo, el coronavirus sigue ahí. Pero la ciencia ha ganado, gracias a la vacuna y a los fármacos. Sin embargo, hemos perdido a muchas personas por el camino. Demasiadas. Todos hemos cambiado y tardaremos en dejar atrás esta pandemia.
Este blog fue publicado en el ‘HuffPost’ Grecia y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.