Más de lo mismo
El cara a cara entre Sánchez y Feijóo, una oportunidad perdida plagada de los errores de siempre.
Espero de corazón que lo hayan inmortalizado en sus cabezas porque no va a volver a pasar en esta campaña: los candidatos a la presidencia del Gobierno de los dos principales partidos -esto es, Pedro Sánchez y Alberto Núñez-Feijóo- debatiendo, cara a cara, antes del 23J.
Y espero que, pese a que, como de costumbre, haya sido un debate bronco, difícil de seguir -plagado de datos imposibles de digerir para la mayoría de los mortales-, sirva para poner a cada uno en su lugar; sea el que sea en la mente de cada uno (y en sus conciencias). Porque si algo ha quedado claro esta noche, es que las caretas están más que quitadas. Y que aspirar a un debate equilibrado, donde se muestre un proyecto de gobierno y algo más que las obvias visiones enfrentadas es misión imposible.
Un más que ansioso Sánchez -y hasta molesto a ratos dado el sinfín de interrupciones que ha protagonizado- ha ido de menos a más, creciéndose en los aspectos clave de su presidencia: derechos sociales, la economía o la lucha contra la violencia de género, punto especialmente relevante cuando estamos a un paso de ver entrar en La Moncloa a un partido de la ultraderecha que la niega tajantemente. Pese a lo grave de esta evidencia, un Feijóo bastante más calmado de lo que se esperaba ha dominado la escena y ha esquivado las acusaciones de Sánchez a base de sus grandes hits: Bildu y ETA o los “puntos débiles de la presidencia socialista” como los “117 violadores que están en la calle por culpa de la Ley del sí es sí”. El candidato popular se ha visto fuerte y no le ha temblado el pulso a la hora de adaptar a su antojo la hemeroteca o de salirse por la tangente evitando tratar los temas que tocaban.
Hablando de puntos débiles, Feijóo ha ido a atacar a Sánchez con las listas de Bildu en las últimas elecciones de mayo, sirviéndose, como es costumbre en un ala de los populares, de las víctimas de ETA. Nada más y nada menos que usando el asesinato de Miguel Ángel Blanco y a partir de ahí tirando de la misma cantinela de siempre. Todo ello en pleno 2023, más de una década después del fin de ETA, para horror y dolor de las víctimas del terrorismo que, por cierto, han comprobado cómo Feijóo ha perdido la oportunidad hasta tres veces de condenar el eslogan “Que te vote Txapote”. Sí, hasta tres veces. Añadiendo más dolor de nuevo, en lugar de asumir errores y centrarse en otros problemas actuales.
Es desolador comprobar cómo algunos seguirán usando siempre a las víctimas para justificar lo injustificable: que no se descarte tajantemente la posibilidad que un partido como Vox tenga opciones de formar parte del Gobierno. Porque eso es otra cosa que Feijóo no ha hecho, descartarlo por completo. Aquí no ha habido factor sorpresa: el y tú más del popular ha sido el esperable: yo meto a Vox en gobiernos, pero tú pactas con Bildu… En cualquier caso, y para no verse en la tesitura de, llegado el momento, si las encuestas aciertan, se va a terminar viendo, Feijóo ha intentado un plan: pedirle a Sánchez un acuerdo. Consistía básicamente en que si el PSOE gana las elecciones, el PP se abstendrá en la investidura. Ahí queda su plan, sin la rúbrica del presidente, que no ha recogido el guante.
Lo que no queda es un buen debate sobre temas clave para la ciudadanía como la sanidad pública o la educación. Lo que no queda es, en definitiva, una oportunidad bien aprovechada para transmitir a los españoles por qué uno de ellos merece su voto.