Ivanka y Jared, ¿a qué esperáis para alzar la voz?
Como miembros tan destacados de la comunidad judía, os imploro que habléis alto y claro.
Voy a escribir la carta que, sin lugar a dudas, habría escrito mi padre si aún estuviera vivo. Como algunos ya sabrán, Edgar M. Bronfman fue el presidente del Congreso Judío Mundial durante más de veinte años. Recibió la Medalla Presidencial de la Libertad por la labor que desempeñó ayudando a las víctimas del Holocausto.
Ivanka y Jared, como hija y yerno de Donald Trump, sois los judíos más destacados de la actualidad en los Estados Unidos. Tenéis una profunda fe en los preceptos básicos del judaísmo: tolerancia y entendimiento. Como parte del pueblo que ha sido perseguido a lo largo de la historia, sois conscientes de que nuestra religión nos enseña que la tolerancia por aquellos que tienen unas creencias diferentes es algo crucial, que entender otras perspectivas es fundamental y que el odio, da igual la forma en que se manifieste, es repugnante.
Entonces, ¿a qué esperáis para alzar la voz? Vuestro silencio, en medio del fracaso del presidente Donald Trump a la hora de abordar y condenar el caos de los supremacistas blancos, dice mucho. Pero vuestro silencio se ha hecho más ensordecedor desde entonces, cuando el presidente evitó, en reiteradas ocasiones, condenar lo que el judaísmo más aborrece.
¿A qué esperáis para alzar la voz? Tal y como reza la famosa cita de Tomás Moro, "el que calla otorga". Al renunciar a hacer públicas vuestras opiniones, estáis aceptando las creencias, la personalidad, las distinciones, las acciones y las palabras del presidente Donald Trump. Por desgracia, el presidente ha demostrado que le importa más retener a sus votantes que censurar el racismo, el odio y a los neonazis. No hay excusas que valgan para justificar la innegable y absoluta carencia de código moral de Donald Trump. Y ese fracaso quedará grabado en su legado. ¿Queréis que también sea vuestro legado?
Como judíos, somos conscientes de que renunciar a hablar alto y claro contra el odio, la intolerancia y los comportamientos derivados es justo lo que no se debe hacer. Debemos hablar sin mordernos la lengua, con frecuencia, siempre, ya sea sobre algo sucedido en Charlottesville o en Sierra Leona. Debemos condenar el odio y la intolerancia desde su más incipiente manifestación, como bien sabemos, porque nos ha tocado sufrirlos en nuestras propias carnes. ¿A qué esperáis para alzar la voz?
Estoy firmemente convencido de que ambos consideráis repulsivos los acontecimientos de los últimos días y de que chocan con vuestras creencias. Soy consciente de lo complicado que es hablar sin tapujos, pero el silencio no puede ser nunca la respuesta. Permanecer callados ante el fanatismo no hace sino alimentar la llama del fanatismo. El silencio ante la cara del odio promueve más odio. Como miembros tan destacados de la comunidad judía, os imploro que habléis alto y claro. Es algo enormemente valiente y es lo que los judíos hemos hecho desde hace siglos. Espero que sigáis los pasos.
Esperamos con ansia oír vuestras voces.
Este post fue publicado originalmente en el 'HuffPost' Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.