Una mosca da el martillazo definitivo al olivo andaluz
La "mosca del olivo" está teniendo una alta incidencia en el sur de Sevilla y norte de Cádiz, buena parte de la provincia de Málaga, el sur de Huelva y norte y sur de Jaén.
La sequía, las ola de calor... No tienen bastante los agricultores que ahora, tienen que enfrentarse a una mosca que pone en riesgo sus cosechas. Es el caso de los profesionales aceituneros de Andalucía, que tienen encima una nueva plaga de moscas, las llamadas "del olivar", que les está dando un importante dolor de cabeza.
Según informa Canal Sur Televisión, "las previsiones no son buenas" tras las pruebas hechas por los expertos, unos test muy curiosos que consisten en una trampa con feromonas para el macho y otra, con un atrayente alimenticio para las hembras. Con ellas se ha medido la incidencia de esta mosca y los datos indican crisis. Por comarcas, y según la Red de Alerta Fitosanitaria de Andalucía, esos valores de incidencia han sido muy elevados en el sur de Sevilla y norte de Cádiz; en buena parte de la provincia de Málaga, en el sur de Huelva y norte y sur de la provincia de Jaén.
Esta mosca, indica el medio público andaluz, "inocula sus huevos bajo la piel de la aceituna, por lo general, en las más sanas y lustrosas. Una sola puede poner hasta 500, uno por cada fruto. Sus larvas se alimentan de la pulpa y sus daños son más evidentes en campañas, como ésta, con otro mínimo histórico de producción".
La bactrocera oleae gmelin pasa el invierno en estado de pupa, normalmente bajo tierra. Los adultos aparecen de abril a mayo. Las hembras, después de fecundadas, inician las puestas buscando aceitunas aún sin larvas y con el fruto aún no demasiado verde ni demasiado maduro. La puesta la efectúan bajo la epidermis del fruto. Desde la puesta hasta el fin del período larvario suelen pasar 17 a 28 días. Las larvas se transforman en pupa en el interior de la aceituna, y las últimas generaciones, en el suelo.
Las hacen inservibles. Son las llamadas aceitunas "picadas", que se reconocen fácilmente por la pequeña herida, que se aprecia casi a simple vista. Las larvas hacen unas galerías estrechas y eso produce una perdida de cantidad que puede llegar a unos 30%. En las heridas se producen infecciones de hongos y bacterias que originan acidez y/o malos olores.