Récord de ayudas a los combustibles fósiles a escala mundial
Y en los próximos años podrían seguir aumentando.
La Unión Europea y la mayoría de países del mundo trata de llevar a cabo una transición verde que diga adiós a los combustibles fósiles, aquellos derivados del gas y del petróleo, por ser más contaminantes. Sin embargo, en el último año, han recibido un número récord de ayudas y subvenciones en todo el mundo hasta alcanzar los siete billones de dólares, según el último informe del Fondo Monetario Internacional (FMI), que recoge el medio especializado El Periódico de la Energía.
El motivo, según el informe IMF Fossil Fuel Subsidies Data: 2023 Update, radica en el aumento de ayudas y medidas que los países han implementado para frenar los efectos sobre los precios de la energía de la invasión rusa de Ucrania. Estas ayudas, de hecho, han costado el equivalente al 7,1% del PIB mundial, más incluso de los que los gobiernos gastan en educación (4,3%) y casi dos tercios de los que se gasta en atención médica (10,9%).
Los subsidios a los combustibles fósiles aumentaron en dos billones de dólares en dos años, mientras que los subsidios explícitos, que bonifican el coste del suministro de los combustibles, se duplicaron hasta los 1,3 billones de dólares.
Previsible aumento en el futuro
Según El Periódico de la Energía, es previsible que en un futuro este tipo de ayudas crezcan conforme los países en vías de desarrollo consoliden sus porcentajes de crecimiento económico y tiendan a crear plantas energéticas, centros de trabajo y vehículos más contaminantes.
Con respecto a la eliminación de los subsidios, esto es lo que dice el FMI: “Si los gobiernos eliminaran los subsidios explícitos e impusieran impuestos correctivos, los precios del combustible aumentarían. Esto llevaría a empresas y hogares a considerar los costos ambientales al tomar decisiones de consumo e inversión. El resultado sería una reducción significativa de las emisiones globales de dióxido de carbono, un aire más limpio, menos enfermedades pulmonares y cardíacas y más espacio fiscal para los gobiernos”.
Aunque esa medida podría acarrear también otros riesgos: “Los gobiernos deben diseñar, comunicar e implementar reformas de forma clara y cuidadosa como parte de un paquete de políticas integral que destaque los beneficios. Una parte del aumento de los ingresos debería utilizarse para compensar a los hogares vulnerables por los mayores precios de la energía. El resto podría utilizarse para reducir los impuestos sobre el trabajo y la inversión y financiar bienes públicos como la educación, la atención sanitaria y la energía limpia” concluyen.