Marina d’Or y Marruecos van a la guerra
La empresa y el gobierno del país vecino se enfrentan en un arbitraje para dictaminar quién fue el responsable del fiasco del megaproyecto que iba a cambiar las ciudades de Tánger y Rabat.
Marina d'Or y el gobierno de Marruecos continúan hacia adelante con el arbitraje que les enfrenta desde hace varios meses. Tras un período de silencio por ambas partes, el tribunal compuesto por tres jueces reactivó el proceso el pasado lunes 11 de septiembre, con el objetivo de determinar si el gobierno del país vecino tendría que indemnizar a Comercializadora Mediterránea de Viviendas (Comervi) -constructora de Marina d'Or, con una cantidad de 400 millones de euros.
Esta reclamación se debe a los dos planes fallidos que la empresa iba a llevar a cabo en Rabat y Tánger, que finalmente no pudo realizarse. Por este motivo, ambas partes nombraron a un árbitro cada uno, con el único dilema de conocer al tercero en discordia que compondría el tribunal.
Por un lado se encuentra Marina d'Or, representada por B. Cremades & Asociados, quienes eligieron a Fernando Piérola Castro, de origen suizo-peruano. Del otro lado, se encontraba Marruecos, cuya defensa corre a cargo de Allen & Overy, quienes eligieron al italiano Attila Tani. Finalmente y tras meses de discrepancias, ambos 'afectados' llegaron al acuerdo de nombrar a Melánie Riofrío Piché, de origen canadiense-ecuatoriano.
Es a partir de ese momento cuando se inicia la cuenta atrás de 60 días para que se celebre la primera sesión del arbitraje, que se celebró el 11 de septiembre según recoge CincoDías, que también confirmó que será Riofrío Piché la presidenta del tribunal.
Los 'megaproyectos' que nunca fueron
La historia se remonta a 2004, cuando Marina d'Or decidió dar el pistoletazo de salida a los dos proyectos inmobiliarios que tenía en mente: la "Nueva Ciudad de Tamesna", cerca de Rabat y "La Perla de Tánger", en la ciudad más al norte del país.
Para llevar a cabo la construcción, Comervi acordó en dicho año con el gobierno marroquí que este último aportaría todas los equipamientos e infraestructuras necesarias para que el proyecto saliera según lo esperado, algo que fue incumplido por Marruecos, provocando que la "Nueva Ciudad de Tamesna" quedara en un proyecto casi fallido, con tan solo algunos edificios y sin las necesidades básicas cubiertas, nada comprado con la 'megaconstrucción' que se quería llevar a cabo (viviendas de primeras calidades, centro comercial, hotel de tres estrellas...)
Por su parte, la otra ciudad, "La Perla de Tánger", fue planteada por Comervi como una inversión que sería financiada con la venta de dichos inmuebles a los nuevos residentes, algo que tampoco pudo llevarse a cabo debido al bloqueo ejercido por el Ejecutivo marroquí, tal y como recoge el propio Tribunal de Cuentas en un informe de 2014.
La historia se decidirá con este arbitraje que acaba de comenzar y por el que se tendrá que determinar si el paso atrás de Marruecos fue ilegal o si lo ampara la ley.