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Los mariscadores gallegos alzan la voz por el vaciado de los embalses sin control

Los mariscadores gallegos alzan la voz por el vaciado de los embalses sin control

La Xunta de Alfonso Rueda guarda silencio mientras el sector marisquero se prepara para enfrentarse a las pérdidas millonarias que provocarán la muerte de los bivalvos.

Un grupo de mariscadores trabaja en aguas de la ría de Arousa, en Galicia.Álex Cámara

Los mariscadores de las rías de Arousa y Muros-Noia, en Galicia, se han decidido a dar un paso y tomar cartas en el asunto. Hartos de lo que consideran "pasividad" de la Xunta de Alfonso Rueda, los colectivos del sector han acudido a la Valedora do Pobo, María Dolores Fernández Galiño, para exigir respuestas. Su principal queja: el vaciado descontrolado de los embalses gallegos, una práctica que, según denuncian en Enfoques.gal, está llevando al sector marisquero al borde del colapso.

El pasado viernes, representantes de varias asociaciones marisqueras se presentaron en la sede de la Valedora, en Santiago de Compostela, para hacerle entrega de un escrito en el que reclaman soluciones. Ya habían enviado peticiones a Augas de Galicia, entidad que gestiona los embalses gallegos, pero la única respuesta que han obtenido hasta ahora ha sido el "silencio administrativo". Un silencio que, para ellos, resulta más que elocuente.

Una situación "catastrófica"

El presidente de la Plataforma en Defensa da Ría de Arousa, Xaquín Rubido, no se muerde la lengua y no tiene duda en describir la situación del sector como "catastrófica" y acusa a la Xunta de Galicia de mirar para otro lado mientras el marisqueo en las rías se desangra. "El Gobierno autonómico espera a que el sector muera", asegura con contundencia.

Las asociaciones que figuran en el escrito de la denuncia entregada a la Valedora do Pobo incluyen a Plademar Muros-Noia, PDRA, cofradías de Vilanova de Arousa, Illa de Arousa, Rianxo, Cabo de Cruz, Noia, Carril y Vilaxoán, así como agrupaciones de productores de mejillón como Opmega, Asmecruz, Farn, Amegrove y Opp-20. Todos coinciden en que el vaciado de los embalses, especialmente en época de lluvias intensas, provoca descargas masivas de agua dulce que arrasan con los bivalvos en la zona intermareal. 

"Esto no es algo nuevo, lleva años pasando, pero nadie hace nada", lamenta Rubido. Las pérdidas económicas son cuantiosas, y el impacto ecológico, devastador.

¿Intereses industriales detrás del silencio?

Rubido va más allá y lanza una acusación grave: la Xunta podría estar favoreciendo la desaparición de las concesiones marisqueras para beneficiar a intereses industriales. "Parece que están esperando a que el marisqueo desaparezca para vender las concesiones al sector industrial", denuncia.

Esta sospecha no es gratuita. Los mariscadores llevan años advirtiendo sobre los riesgos de una gestión negligente de los embalses, pero sus advertencias caen en saco roto. Mientras tanto, las rías, ecosistemas frágiles por naturaleza, soportan una presión cada vez mayor.

El presidente de la Plataforma en Defensa da Ría de Muros e Noia, Rogelio Santos, insiste en que la solución está al alcance de la mano. La Xunta tiene la capacidad de regular los vaciados de los embalses mediante una normativa publicada en el Diario Oficial de Galicia (DOG). Esto obligaría a las empresas concesionarias a gestionar los vaciados de forma controlada, evitando los daños que causan las descargas repentinas de agua dulce.

"Las rías son ecosistemas frágiles, no pueden soportarlo todo", recuerda Santos. Los expertos llevan años advirtiendo sobre los efectos de la disminución brusca de la salinidad en los ecosistemas marinos, pero sus palabras parecen no llegar a los oídos de quienes tienen el poder de actuar.

Los mariscadores aclaran que no se oponen a la existencia de los embalses. Lo que exigen es una regulación que obligue a realizar los vaciados en marea alta y con una planificación adecuada. "No pedimos nada del otro mundo, solo que se evite acumular un exceso de agua y soltarla de golpe", explica Rubido. La falta de un protocolo claro no solo afecta al marisqueo, sino que pone en riesgo la sostenibilidad de las rías a largo plazo. 

Mientras tanto, los mariscadores siguen esperando una respuesta que no llega. La Xunta mantiene su silencio, y el sector, cada vez más desesperanzado, se pregunta cuánto tiempo más podrá aguantar. Lo que está claro es que, si no se toman medidas pronto, las rías gallegas, fuente de vida y sustento para miles de familias, podrían enfrentar un futuro incierto. Y, para entonces, quizás ya sea demasiado tarde.