La gasolina amenaza con precios desquiciantes
Lo que cuesta llenar el depósito de un vehículo amenaza los presupuestos de muchas familias y empresas.
La visita a una estación de servicio se ha convertido en los últimos dos meses y medio en una amenaza para las economías domésticas. Coincidiendo con el final de las bonificaciones del Gobierno, el precio de los carburantes ha ido en aumento hasta alcanzar ahora niveles preocupantes: 1,751 euros por litro en el caso del diésel y 1,668 euros por el litro de gasolina.
Esta subida de los combustibles coincide también con el aumento del precio del barril de Brent, referencia en Europa, que se acerca peligrosamente a los 100 dólares. Esta semana, precisamente, se superaba un precio que no se registraba desde noviembre de 2022: más de 94 dólares.
Desde finales de junio, el precio del petróleo ha aumentado un 30% y, según los expertos de Tempos Energía, en invierno podría superar los 110 dólares. Entre todas las causas que pueden explicar esta escalada de precios se encuentran los recortes de producción anunciados por los países productores y al aumento de la demanda global.
A lo largo de un año, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP+) ha ido reduciendo poco a poco su producción con un objetivo: subir el precio del petróleo. Primero, los recortes eran de 2 millones de barriles diarios, pero pronto subieron a 3,6 millones. En junio de este año, Arabia Saudí y Rusia sumaban otro recorte adicional de 1,3 millones hasta Año Nuevo y la organización a la que pertenecen, además, anunciaba que la iniciativa se mantendría hasta finales de 2024.
Con esta estrategia, existe el riesgo de que un aumento excesivo del precio del crudo pueda provocar un frenazo económico al reducirse la actividad económica y, con ello, de la demanda de petróleo. Si hacemos caso a los los datos de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) que recoge el diario 20 Minutos, el fantasma de la recesión parece lejano porque la demanda global del barril de crudo alcanzó un récord con 103 millones diarios.
Aunque el precio de los carburantes viene determinado en buena parte por el del barril de Brent, este no es el único factor que puede hacerlos variar: las cotizaciones específicas en los mercados internacionales, los impuestos, los costes logísticos y los márgenes brutos también influyen.
El precio de la gasolina y el diésel lleva once semanas consecutivas al alza, con aumentos del 10% y 16%, respectivamente, desde finales de junio. El diésel, en particular, se ha visto afectado también por el veto a la importación de productos derivados del petróleo ruso.
Aunque los precios actuales de los carburantes aún no han alcanzado los máximos registrados en el verano de 2022, cuando la gasolina y el diésel superaron los 1,8 euros por litro, la preocupación está ahí. Desde el 1 de enero de 2023, los descuentos en los carburantes son solo para profesionales y se reducirán aún más en octubre, sin que exista ninguna perspectiva de recuperar las bonificaciones para todos los conductores.
La escalada de precios de los carburantes también ha contribuido al aumento de la inflación en los últimos meses. En agosto, el Índice de Precios al Consumo (IPC) aumentó un 2,6 % interanual, principalmente por al encarecimiento de los carburantes. Uno de los motivos por los que el Banco de España ha revisado al alza sus proyecciones inflacionistas para 2023 y 2024.