Xak: "Los prejuicios al breaking como deporte olímpico vienen de la ignorancia... y puedo entenderlos"
Este abogado de 37 años sueña con hacer historia para España en el debut del break dance como deporte olímpico en París 2024. "En el Centro de Alto Rendimiento nos dan la enhorabuena por lo que estamos haciendo", confiesa.
Se llama Juan de la Torre (Lucena, 1986). Este abogado que un día decidió cambiar de vida, acaricia algo hace años impensable, llevar la bandera de España a unos Juegos Olímpicos como estandarte del break dance. Y lo hace apoyado en su alter ego, 'Xak', su "yo artista" que le acompaña sobre la pista desde que arrancara su camino en esta disciplina hace ya dos décadas.
Hecho a sí mismo en el mundo del breaking -huye de la denominación "comercial" de break dance-, Xak utiliza su experiencia vital como arma. Frente a generaciones de jóvenes empapados de plataformas y vídeos, considera bueno "no haber nacido con YouTube" para desarrollar su propio estilo, algo que echa de menos hoy, en un mundo donde "las redes te dicen lo que tienes que ver".
De camino a conseguir el billete olímpico para el debut (y por ahora despedida) del breaking del programa olímpico, Xak ha ido superando barreras desde que decidió hacer de su pasión su vida. Bailes, eventos privados y pequeñas competiciones hasta acabar recibiendo la consideración de "deportista de alto rendimiento" de manos del CSD. En un deporte que combina baile, gimnasia y movimientos asemejados a diversas artes marciales, reconoce entrenar "seis horas y media seis días por semana" en el Centro de Alto Rendimiento de Madrid con la vista puesta en la "oportunidad" de París 2024.
Pero este abogado cordobés no sólo mira a los Juegos. A su tarea como deportista de la máxima consideración, Xak añade un papel de 'embajador' de su disciplina, tratando de romper los prejuicios de quienes "por ignorancia" dudan del breaking y de sus practicantes. Pero también busca abrir horizontes mediáticos, como en un reciente taller organizado por Red Bull dentro del cual atendió a El HuffPost.
Tenemos a Juan, el abogado, y a Xak, el 'artista y deportista de alto rendimiento', como te defines. Un 'alter ego' que no se ve a menudo en el deporte. ¿Cuánto de Xak hay en tu día a día? ¿Cuánto de Juan en la pista?
Yo siento que son dos partes de mí que se activan en diferentes momentos y conviven bastante bien hasta ahora. Una es más introvertida, más tranquila y lidia con los problemas más sosegadamente, que sería Juan. Y luego hay otra persona que busca más atención, es altiva, competitiva, la que saco en la pista, que es Xak... Aunque te diré que por momentos los dos pueden llegar a darse en la pista. Es curioso esto, porque cuando lo veo en otra persona me doy cuenta fácil y me hace pensar que también me pasa a mí. Como que tu 'yo artista' a veces le enseña a tu 'yo persona' y viceversa.
Si llevas 20 años bailando ya eres un adulto en la pista, pero con 20 años de vida eres un niño. Por eso digo que ese 'yo artista' muchas veces puede enseñar a tu 'yo niño' cómo lidiar con ciertas cosas, porque si llevas 20 años como artista has lidiado con el fracaso muchísimas veces en tu vida y puedes aprender de esa experiencia, algo que un chaval de 20 años no sabe manejar.
Incides en la edad. Tú con 37 años te enfrentas a rivales mucho más jóvenes. Diferencias que se notan hasta en el acceso al breaking, en tu caso mucho antes de la universalización de YouTube y otra plataformas. ¿Cómo gestionas esa diferencia?
Yo lo llevo bien porque he vivido eso, pero sí siento que mi generación es diferente a la generación actual. La actual se ve muy globalizada, como que todos son todos. Es muy difícil tener personalidad porque al final tienes tanto acceso a todo que puedes copiar los movimientos de todo el mundo. Tienes opción de ver cualquier paso a cámara lenta, en cualquier momento... es algo loquísimo que nosotros ni soñábamos.
A los que somos generación del 2000, y me refiero a mi 'nacimiento' como bailarín cuando era un crío, se nos ve una esencia o al menos una intención de ser diferente. Algo que yo no se lo veo a los miembros de la generación más actual. Me parece que piensan más en qué están haciendo y no en cómo lo están haciendo. Por lo tanto, para mí es algo bueno el no haber nacido con YouTube.
Porque también pasa una cosa muy importante hoy, que a veces las redes te dicen lo que ver y a mí nadie me dijo lo que tenía que ver, nadie me dijo estúdiate esta cinta VHS. En mi juventud yo si veía algo que me llamase la atención buscaba lo que podía y lo adaptaba como podía. No había un algoritmo que te facilitase dónde mirar o dónde buscar.
Hablemos un poco del breaking y su camino olímpico. ¿Consideras que es un modo de plantear un nuevo tipo de deporte al espectador, más urbano, más de proximidad? ¿O a qué responde el interés olímpico?
Creo que estas son cuestiones políticas y es muy difícil saber a ciencia cierta los motivos, pero diría que se relaciona con hacia quién están dirigidos los Juegos. El deporte es algo que está más asociado a la juventud, por cuestiones obvias, y los jóvenes están asociados al deporte urbano y se sienten identificados con el deporte urbano porque es algo de mayor acceso y algo que forma parte de tu día a día.
Lo vemos en nuestra rutina, donde estos deportes están mucho más presentes. A mí me es difícil en mi día a día ver esgrima, bádminton o gimnasia rítmica, por tanto no puede haber una asociación de identidad con ellos. Sin embargo, aunque yo no haga skate, alguna vez me he podido identificar porque lo he visto en un parque, me ha pasado algún tío con un skate o simplemente yo en algún momento de mi vida para ser más guay, he pensado en comprarme uno. En este contexto de querer ser más cool, tener más flow, vas a tener más cercanía por deportes como el breaking, el surf, el snowboard...
Hay que añadir un par de factores más. Hay deportes que son muy elitistas por su mera demanda física, porque no todo el mundo puede dedicarse a la gimnasia artística. Obviamente tampoco todo el mundo al break, pero es otro concepto. Igual que pasa con los deportes de club, que si no estás dentro de ese entorno es complicado que te los encuentres, en cambio los urbanos son mucho más fáciles de ver. Si vas a una playa vas a ver a alguien haciendo surf, o si vas a un parque verás breaking, skate, etc.
¿Cómo llevas tú y como lleváis colectivamente los prejuicios contra el breaking?
Yo en concreto no siento mucho ese prejuicio sobre un estilo de vida poco saludable, porque se me ve y en cuanto hablas conmigo te das cuenta de que no soy un yonki, que no llevo ese estilo de vida. Como referente que puedo ser para ciertas personas es algo sobre lo que soy muy consciente e intento transmitir unos valores positivos, que se vea claramente que estoy muy alejado de ciertas cosas...
Y como digo, a nivel personal no, pero a nivel grupal sí he podido notar ciertos prejuicios. Por ejemplo, estar entrenando en un parque y que llegase la policía a preguntar qué estamos haciendo. Bailando. ¿Pero bailando qué?, te dicen. Como si simplemente el estar en la calle haciendo una actividad con música fuese algo delictivo. Más allá de eso, la realidad de lo que hemos encontrado es que cualquier persona que se ha quedado ahí cinco minutos al final acaba dándote la enhorabuena.
¿Y las críticas hacia tu disciplina de quienes consideran que directamente no es un deporte o que no tiene cabida en unos Juegos?
Yo lo entiendo porque hay mucho de ignorancia. Si hablas desde el desconocimiento que cómo vamos a estar en los Juegos puedo entender que una primera impresión sea esa. Lo que no puedo entender es que si conoces la disciplina y te empapas un poco lo sigas pensando. He podido sentir algún comentario así al principio de los principios, pero a día de hoy, nada.
Y dentro de mi experiencia en el Centro de Alto Rendimiento (CAR), todo es positivo. Cuando nos ven otros entrenadores o nutricionistas nos dan la enhorabuena porque dicen que somos de los que mejor comemos o que cuántas horas entrenamos, porque la música siempre está sonando. Incluso estar en el gimnasio y coincidir con gimnastas como Néstor (Abad) o Ray (Zapata), con el que tengo mucha amistad, y cruzarnos miradas cómplices de saber lo duro que es esto y de respeto mutuo.
Quien no te conozca no sabrá que estás considerado deportista de alto rendimiento y eres parte del CAR de Madrid. ¿Cómo es el día a día de un deportista de breaking? Es un concepto que puede sorprender, acostumbrados a la idea clásica del atleta, el gimnasta...
Cada cual tiene su horario en función de sus necesidades. En mi caso concreto yo decidí no vivir en la Residencia Blume porque sentía que a nivel personal en mi hogar estaba muy estable, me sentía muy bien. Yo vivo con artistas y quiero seguir conectado con ese mundo y sinceramente, llegar a casa y tener conversaciones que no tengan nada que ver con deporte, resultados, competición, rendimiento... a mí me alivia a llevar mi día a día.
Yo hago doble entrenamiento, de lunes a sábado con el único descanso del domingo como rutina. A las 11 estoy en el CAR y hago tres horas y media de técnico, de break. Paro a comer y por la tarde hago otro doble entrenamiento pero ya no técnico, sino de preparación física. O si el cuerpo está muy cargado hago sesiones estratégicas con el entrenador, con el psicólogo, con el fisio... En total son jornadas de seis horas y media o siete, pero si le meto sesiones de recuperación al final nos vamos a las ocho horas.
De cara al futuro del deporte, ¿sentís ser una especie de ensayo del Comité Olímpico?
No sentimos, o al menos yo, que seamos una prueba. Lo que sentimos es un agradecimiento por la oportunidad. Y más que hacia organismos, que es algo impersonal, generamos sentimientos hacia nuestro alrededor y el mío me está tratando bien. La ayuda en el CAR, la ayuda del CSD, el cariño con el que nos han acogido y nos dan exposición.
Esto me cambió la percepción completamente, porque yo cuando entré a este mundo no sabía qué me esperaba, pero ya la primera reunión con el director del Centro de Alto Rendimiento fue clave. Me dijo algo como 'a mí me da igual de qué deporte seas, yo quiero que estés en las mejores condiciones que te hagamos mejorar y que te hagamos estar cómodo'. Fue la primera vez que me sentí tratado con ese respeto, esa admiración y ese reconocimiento. Escuchar 'me da igual que seas el mejor del fútbol o el mejor del tenis, o el mejor de... ¿qué necesitas?' fue un cambio de paradigma total. Por lo tanto, sí que siento ese agradecimiento.
¿El futuro? De momento nosotros entramos y salimos del programa, visto y no visto, pero no lo veo como que 'nos quitan', sino que lo veo como que nos han dado una oportunidad y hay que aprovecharla. En Los Ángeles 2028 no vamos a estar, ok, pues hay que vivir París 2024 al máximo, que a veces es mejor que las cosas pasen una vez.