Toda una vida junto a la UD Barbastro: así viven tres históricos socios un partido contra el FC Barcelona
Carmelo Uruel, Pedro Peropadre y Fernando Fredes, tres veteranos aficionados, cuentan sus sensaciones sobre cómo es recibir al Barça por segundo año consecutivo en la Copa del Rey.
El 7 de enero de 2024 la lotería deportiva tocó a los poco más de 17.000 habitantes de Barbastro. Su equipo de fútbol iba a jugar por primera vez en la historia contra el FC Barcelona en los dieciseisavos de la Copa del Rey, algo impensable para un club acostumbrado a vivir en la Tercera División alejado de cualquier foco mediático nacional. Era una de esas cosas que, si pasan, suceden una vez en la vida. La historia copera que todo equipo pequeño sueña y que solo una minoría ha conseguido hacerla realidad.
Por la dificultad de la gesta, lo que nadie podía esperar era que 362 días después la ciudad altoaragonesa se iba a preparar para recibir, otra vez, al FC Barcelona. De nuevo en la misma ronda de la Copa del Rey, Robert Lewandoski, Lamine Yamal, Pedri o Gavi van a volver a pisar el césped del estadio Municipal de Barbastro.
Si los más veteranos del lugar no soñaban ni en sus sueños más ficticios con ver a uno de los transatlánticos del mundo del fútbo en su casa, mucho menos con hacerlo dos veces seguidas. Así coinciden Carmelo Uruel, de 84 años, Pedro Peropadre, de 78, y Fernando Fredes, de 70, que van a volver a vivir uno de los días más importantes a nivel deportivo de sus vidas.
Los tres no son capaces de entender sus vidas sin ver al Barbastro los fines de semana, igual que el equipo rojiblanco no se podría dibujar en la actualidad sin estos socios que han estado sosteniéndolo en los peores momentos, como cuando hace menos de una década descendió a Preferente y se encontraba inmerso en una profunda crisis económica.
"Esto es una cima que nunca habíamos ni imaginado. Llevo metido desde joven en el fútbol, he estado como directivo bastante tiempo y hemos conseguido una altura que parece impropia de un equipo de una ciudad tan pequeña", afirma Uruel, dibujando con sus palabras una sonrisa de oreja a oreja.
Él, igual que Fredes, se puede decir que nacieron con el carnet de socios debajo del brazo. "Empecé a seguirlo de crío porque vivía cerca del campo y con 4 ó 5 años ya iba a ver partidos, así que puedo decir que sí, que soy aficionado de toda la vida. Además, el deporte siempre me ha gustado y ahora hay mucha variedad, pero antes prácticamente era todo fútbol", apunta este segundo, que también usa el término "inimaginable" para describir la hazaña copera. "Es impensable, inimaginable. El primer año fue un sueño y lo de este año, dos veces seguidas, una locura", sentencia.
Peropadre, nada más llegar a Barbastro con 25 años, se hizo socio. Y desde entonces hasta ahora su vida ha estado ligada al club: "Llevo más de 50 años yendo al campo, primero desde el pueblo y luego ya viviendo en Barbastro. Soy muy aficionado, de los que estaba detrás de la portería animando".
El fútbol, un sitio de encuentro semanal
"El fútbol para nosotros es un punto de encuentro, nos juntamos con los amigos, algunos viene con los hijos, los nietos y nos lo pasamos bien. Te tomas un café, hablas y si ganas ya es la leche", afirman tanto Peropadre como Uruel y Fredes.
Los tres lo han visto en todas las categorías, en las buenas y en las malas. "Hemos estado cuando se brillaba y cuando se estaba en el pozo", afirman. "Hace muchos años estábamos en una Tercera División nacional y se dividía en cuatro zonas de España y el Barbastro jugaba con el filial del Madrid, de Osasuna, del Alavés. También hubo años muy buenos en regionales y otros peores", recuerda Uruel.
Peropadre, que destaca que en 2016 la sostenibilidad del club pendía de un hilo, pide a los aficionados saborear del momento. "Se pasó muy mal entonces y hay que disfrutar de días como estos. El año pasado pensábamos que no iba a volver a ocurrir y ha vuelto a pasar, pero ya no creo que lo veamos una tercera vez. Hay que disfrutar del día".
Misma sensación tiene Fredes, que lleva toda una vida compartiendo butaca con Peropadre y que no duda en recordar a otros históricos aficionados que no han podido vivir esto: "Hemos dejado a muchos aficionados por el camino con los que teníamos muy buena conexión y yo estos días que hemos tenido tantas alegrías me acuerdo mucho de ellos porque sería para ellos como casi tocarles la lotería. Yo soy muy, muy aficionado, pero es que para ellos era casi una religión que si perdía su Barbastro ni dormía".
"Hubiera preferido al Madrid para no repetir"
Peropadre, Uruel y Fredes coinciden, como mucha gente del pueblo, que prefería el Madrid para así poder ver a los dos grandes del fútbol español. La opción del Athletic de Bilbao, un histórico de la competición, también estaba sobre la mesa.
"Habría preferido al Madrid para no repetir, a lo mejor habría sido más atrayente para la afición ver al otro equipo grande de España, pero no es algo que hay que despreciar, hay que estar contentos y felices", comenta Uruel.
Para Pedropadre también le habría gustado cambiar, aunque sabe de la importancia que tiene para el pueblo que venga el Barça: "No nos vamos a quejar, pero era por cambiar. Aunque con cualquiera de los dos iba a ser una muy buena inyección económica para el club y para Barbastro".
Además, señala que estos partidos también tienen que provocar un cambio en la mentalidad de la afición, ya que aproximadamente hay unos 600 socios y antes no superaban los 300/350 para una localidad de más de 17.000 personas.
"Es una pena porque debería haber más. Con el Espanyol la gente tampoco respondió para el nivel de fútbol que había y es verdad que hay dos equipos en la ciudad y que el Huesca está arriba y puede afectar, pero tendría que haber más afición. El Ontiñena tiene 300 socios en una población muy pequeña, así que lo nuestro es un poco triste y estos partidos pueden ayudar a cambiarlo", añade.
Difícil, pero no imposible
Que el Barbastro gane al FC Barcelona es difícil, las opciones son mínimas, pero mientras haya vida hay esperanza. Es deporte y todo puede ocurrir. El año pasado el equipo catalán acabó ganando 2-3 en un partido mucho más igualado de lo se podía anticipar.
"Se le trató de tú a tú. Aquí tenemos la ventaja del campo, de nuestro césped, que para jugadores tan técnicos como los suyos esto es una trampa porque el balón bota peor, se levanta y es diferente respecto a lo que están acostumbrados, aunque por supuesto te pueden marcar en cualquier momento", destaca Fredes, que el año pasado se rompió la tibia y el peroné 19 días antes del partido y tuvo que ir en silla de ruedas. "Lo espero con muchas ganas, además viene mis hijas y he comprado 45 entradas para unos y para otros", apunta, bromeando con que espera cobrarlas.
Uruel también firma "hacer un papel tan digno como el año pasado", aunque siempre deja la puerta abierta a ganar. "¿Por qué no ganarlo? Ellos no llegan bien y nosotros parece que algo mejor, así que habrá que soñar", remata.
"Lo mejor de este partido es que vas sabiendo que vas a perder y solo te puedes llevar una alegría", añaden los tres, que esperan disfrutar de un día en familia, ya que todos, avanzan, irán con hijos y nietos. Al final, como dice Uruel, el Barbastro es "la cosa más importante dentro de las cosas menos importantes".