El Athletic se lleva la Copa del Rey ante el Mallorca en los penaltis (4-2) después de un partido de infarto que terminó 1-1
El conjunto bilbaíno se lleva su primera Copa en este siglo (la 24ª de su historia) tras vencer al RCD Mallorca desde el punto de penalti
El Athletic Club de Bilbao ha logrado su 24ª Copa del Rey en el estadio de La Cartuja en Sevilla, tras superar en la tanda de penaltis al Mallorca. El empate a uno del partido, tras los goles de Dani Rodríguez para el Mallorca en la primera mitad, y Oihán Sancet para el Athletic al inicio de la segunda parte, no pudo romperse en los 120 minutos de juego, teniendo que decidirse todo desde el punto fatídico.
En esta ocasión, a la sexta en este siglo y tras 40 años de sequía, la suerte sonrió a los de Ernesto Valverde, que por fin podrán sacar la Gabarra por Bilbao, en lo que supone uno de los grandes acontecimientos de la capital bilbaína desde el año 2000.
Sevilla se engalanó una vez más para acoger la mayor fiesta del fútbol español, y no decepcionó. Decenas de miles de aficionados de ambos equipos inundaron las calles de la capital hispalense durante todo el día. Llegados por tierra, mar y aire, a lo largo del sábado se vieron infinidad de escenas en las fans zone, así como en las avenidas sevillanas, en las que tanto los insulares como los bilbaínos disfrutaron de una jornada con ambiente futbolero y festivo.
Todo estaba preparado para el gran momento que se viviría pocas horas después: la sexta final en 15 años para el Athletic de Bilbao y la segunda para el Mallorca -no llegaba desde el año 2003, cuando los se hicieron con su único título frente al Recreativo de Huelva-.
A las 22:01 el colegiado del partido, Munuera Montero, hizo sonar su silbato y con ello dio comienzo el partido, al que el Athletic llegaba con la vitola de favorito debido al nivel mostrado durante toda la temporada. Por su parte, el Mallorca llegó a la cita como el gran inesperado tras superar en las rondas previas al equipo revelación en España, el Girona, y a la Real Sociedad en la tanda de penaltis.
Con todo, el arranque del partido comenzó según lo esperado. Con cierto dominio y superioridad del Athletic, que desde el primer momento trató de llevar la voz cantante en el encuentro, aunque siendo conocedores del potencial del Mallorca, que tanto a balón parado como en transiciones rápidas podía poner en serios apuros al cuadro vasco.
Así llegaron las primeras oportunidades con cierto peligro por parte de los de Javier Aguirre, que sin necesidad de hilvanar grandes jugadas combinativas, lograron acechar la portería de Agirrezabala en varias ocasiones, hasta que en el minuto 21 y tras botar tres córners consecutivos, llegaría el primer tanto del partido con un potente y certero disparo de Dani Rodríguez a la escuadra tras aprovechar un balón muerto en el punto de penalti.
La final daba un cambio radical con este gol y añadía más presión a un Athletic al que los fantasmas de las cinco finales perdidas durante este siglo, se le comenzaban a aparecer de nuevo. Pese al gol, los de Valverde continuaron intentándolo, volcando el juego por la banda izquierda en la que Nico Williams fue un auténtico quebradero de cabezas para los mallorquinistas.
El internacional español aparecía tanto por dentro como por fuera y comenzaba a destaparse como el hombre del partido. En sus botas tuvo el empate a uno en el minuto 41, pero el gol fue anulado por fuera de juego tras una gran jugada entre el internacional español y Yuri. Con el 0-1 se llegó al descanso con todo abierto y por decidirse a la vuelta del paso por vestuarios de los jugadores.
Pero un inicio fulgurante por parte de los rojiblancos en la segunda mitad, cambió el partido por completo. Y más que lo haría a partir del minuto 50, cuando Oihan Sancet hizo el empate a uno tras un pase mágico de Williams y una definición inapelable del 'león', que puso las tablas a los cinco minutos del segundo período.
Como se suele decir en las finales, con el empate "todo comienza de nuevo", y así fue, aunque el guion del partido siguió siendo el mismo, con un Athletic que intentaba controlar el partido, mientras que el Mallorca comenzaba a acularse en exceso, defendiendo por acumulación de jugadores y permitiendo a los vascos avanzar posiciones fácilmente.
De esta forma se llegó a los últimos cinco minutos de partido. Con dominio de los de Valverde, pero sin lograr materializarlo. Al mismo tiempo, el Mallorca dio varios sustos a Agirrezabala, con un Muriqi solo en ataque, pero que disfrutó de hasta dos oportunidades muy claras para colocar a su equipo por delante de nuevo.
La prórroga del sufrimiento
Con este escenario e igualdad máxima se llegó al final de los 90 minutos, y el partido se encaminaba a una de esas noches de infarto y drama para ambos equipos, en los que cualquier error sería definitivo.
Pero una vez más, el Athletic quería siendo protagonista, aunque las fuerzas y energías comenzaban a flaquear de forma evidente en ambos equipos, hasta el punto que tanto Aguirre como Valverde se vieron obligados a realizar cambios por lesiones, que fueron producto del enorme esfuerzo y la tensión que durante más de 90 minutos ambos equipos habían empleado.
Durante la media hora de prórroga, no hubo ocasiones especialmente claras, aunque sí se produjeron varios acercamientos peligrosos por parte de los dos equipos. Tanto Muriqi -para el Mallorca- con un cabezazo, como Sancet, Nico Wiliiams y De Marcos para el Athletic, disfrutaron de varias aproximaciones que exigieron de la intervención del guardameta bermellón, Greif y de Agirrezabala.
El final fatídico que sonrió al Athletic
Una vez se llega a los penaltis, se suele decir eso de que "ya han ganado los dos porque lo han dejado todo en el campo", pero la realidad es muy distinta, y si no, que se lo pregunten al Mallorca.
El punto de penalti es tan cruel como caprichoso, y en esta ocasión sonrió al Athletic Club, que no necesitó ni llegar al último lanzamiento de penalti para, esta vez sí, llevarse la Copa del Rey a la sexta oportunidad en este siglo.
Los fallos de Morlanes y Rajovic junto a las dianas de Raúl García, Muniain, Vesga y Brenguer, pusieron el 4-2 en el electrónico de La Cartuja un broche de oro para los vascos, que después de 40 años, podrán volver a sacar la Gabarra por Bilbao.