Alcaraz cae ante Djokovic por un doble 7-6 y tiene que conformarse con la plata
El murciano plantó cara a Djokovic en un encuentro muy igualado que se ha saldado con la victoria del serbio en dos tie-breaks
No ha podido ser. Carlos Alcaraz no ha conseguido redondear su año mágico con el ansiado oro olímpico en su debut en unos Juegos. El de El Palmar se va de París con una plata que aunque a día de hoy tiene un sabor agridulce, con el tiempo se valorará mucho más, tras ceder ante el número 2 del mundo, Novak Djokovic, por 7-6 (3) y 7-6 (2) en casi tres horas de partido.
El serbio ha completado un partido casi perfecto, en el que no ha fallado en ningún momento, evocando al mejor 'Nole' y que no dio opción alguna a un Carlitos que no supo aprovechar sus oportunidades en el primer parcial, en el único momento de ligera debilidad del ganador de 24 Grands Slam, cuando el murciano gozó de hasta ocho bolas de break que no supo materializar.
Sin duda, la seriedad, veteranía y el increíble nivel de tenis desplegado por Djokovic ha sido demasiado para un Alcaraz que aspiraba a convertirse en el ganador del oro olímpico más joven de la historia, pero que tendrá que esperar a la cita de Los Ángeles en 2026 para poder lograrlo.
Por su parte, Djokovic consigue al fin el ansiado oro que le faltaba para poner la guinda a una carrera inigualable, tras varios sinsabores en los Juegos de Pekín, donde se subió al tercer escalón del podio tras perder contra Nadal en semis, y en Tokio, cuando cayó frente a Pablo Carreño en el partido por el bronce.
Un partido memorable
Ambos tenistas llegaban a este partido con un precedente muy reciente, en la final de Wibledon, cuando Alcaraz barrió a Djokovic por 3-0 en un partido histórico por lo que suponía: el cambio de ciclo definitivo. Pero quizá ese cambio todavía tenga que eseprar un tiempo.
Pese a ello, lo que todo el mundo tenía claro era que, tras la renuncia de Sinner de disputar los Juegos por lesión, tanto Carlos como Djokovic eran los dos grandes favoritos al oro, y el serbio ya avisó a navegantes de que en esta ocasión, sería muy diferente a lo ocurrido en el Grand Slam londinense. Y así lo demostró en la gran final, con un juego excelso, que rozó la excelencia por momentos y con una amplísima variedad en sus golpes.
Solo con mirar el resultado del encuentro se puede intuir que la igualdad entre el español y el serbio ha sido máxima. De hecho, no ha habido ni un solo break, algo extremadamente extraño en un partido de estas características y de este nivel entre dos titanes de la raqueta. La batalla ha sido épica, con una dosis de heroicidad y puntos de videojuego que en ocasiones, ni los propios jugadores se creían.
Tras un primer parcial extremadamente parejo y que pudo romperse si Carlitos hubiera aprovechado alguna de las ocho bolas de break de las que disfrutó, todo se decantó en el desempate para un Djokovic que fue implacable: dos mini-breaks fueron suficientes para que el serbio cerrara la manga por 7-6 (3). Y se quedaba a tan solo un set de lograr el título de campeón olímpico.
El segundo set se desarrolló de una forma muy parecida, con los dos tenistas muy finos con su saque y sin apenas opciones de rotura. De hecho, solo Djokovic contó con dos oportunidades de romper el servicio de Alcaraz, que tirando de oficio, logró mantener su saque aunque no sin dificultades. Y ahí estábamos de nuevo. En el segundo tie-break del partido, en un partido que sin duda, merecía un tercer parcial.
Pero el tenista más laureado de todos los tiempos tenía otros planes. Y esos estaban muy claros: ganar el oro olímpico por la vía rápida y sin dar opción a que Alcaraz pudiera reaccionar en un hipotético tercer set. Y así lo hizo, completando un soberbio tie-break en el que no dio opción al murciano, que terminó cediendo por 7-2.