Infancia en España: ¿de qué hablamos cuando hablamos de equidad?
España es uno de los países donde los niños más pobres se ven más afectados por las consecuencias de la desigualdad y donde más ha aumentado la brecha de satisfacción de vida. Los niños y las niñas migrantes se declaran además menos satisfechos con la vida que el resto de los niños.
Así comienza el informe Equidad para los niños: el caso de España, que da mucho que pensar.¿Podemos imaginarnos cuántos niños y niñas están en situación de desigualdad respecto a la media?, ¿cómo se mide la equidad?, ¿es España un país que fomenta la equidad para los niños?
La equidad es llegar a los más vulnerables, a los invisibles, a los que se quedan en el camino. La equidad es permitir que todos los niños y las niñas empiecen la vida en igualdad de condiciones.
Imagino la equidad representada en una escuela con una clase vacía porque todos los estudiantes se fueron de excursión y nadie se quedó sin poder ir; en un niño apagando la luz de una vela que utilizaba para estudiar porque le han restablecido la electricidad que habían cortado en su casa; en todos los alumnos en el comedor escolar, y no uno en el banco exterior comiendo cada día un bocadillo, sin probar comida caliente.
Son ejemplos sencillos que nos llevan a imaginar la realidad que viven miles de niños y niñas en muchos países del mundo, y también en España. La desigualdad es un lastre para la felicidad y el desarrollo: afecta a las personas y a la sociedad en su conjunto y es un obstáculo para el cumplimiento de los derechos de la infancia.
Podemos medir la equidad en un país analizando hasta qué punto se presta atención al bienestar de los niños más desfavorecidos, es decir, a su salud y protección, a su seguridad material, a su educación y a su propia sensación de satisfacción vital.
En este informe encontramos alguna buena noticia, como la reducción general de la desigualdad en España en materia de actividad física y alimentación poco saludable. No obstante, las niñas presentan una situación peor en el ámbito de la salud en casi todos los países.
En general, las tendencias a la desigualdad persisten y los avances han sido discretos. España es uno de los países donde los niños más pobres se ven más afectados por las consecuencias de la desigualdad (ocupamos el puesto 36 de 41 países analizados) y donde más ha aumentado la brecha de satisfacción de vida. Los niños y las niñas migrantes se declaran además menos satisfechos con la vida que el resto de los niños.
El camino hacia la equidad para los niños comienza con una comprensión de la situación actual, de los progresos realizados hasta el momento y de la magnitud del trabajo que queda por hacer. Para ello son necesarios datos, estudios e informes, pero también movilización social y, sobre todo, voluntad política para escuchar más atentamente la voz de los propios niños y niñas y desplegar mayores esfuerzos para reducir las brechas de la desigualdad y garantizar su bienestar.
Cada país debe trabajar para establecer un círculo virtuoso en la lucha contra las desigualdades, ofrecer un buen comienzo de vida a las niñas y niños e intervenir en la primera infancia y adolescencia. Invertir en estas etapas no sólo cambia el futuro de los menores en situación más desfavorecida, sino también la vida de sus futuros hijos. No invertir de manera sostenible en los servicios básicos y la protección para todos los niños niega sus derechos, pero además tendrá efectos perjudiciales para las generaciones venideras: vidas desaprovechadas, pérdida de potencial y crecimiento económico. UNICEF promueve este trabajo en todo el mundo.
Pocos asuntos son tan relevantes para el presente y futuro de la sociedad española. Desde UNICEF Comité Español proponemos un gran Pacto por la Infancia, un compromiso político real que incluya las siguientes medidas:
- Prestación por hijo de 1.200 euros anuales, empezando por los hogares con menos ingresos.
- Becas escolares, apoyo educativo, y educación de 0 a3 años accesible para todos y gratuita para los hogares con menos recursos.
- Garantizar de forma universal el acceso a la salud y a los medicamentos.
- Tomar el bienestar subjetivo infantil en serio, estableciendo un barómetro de infancia.
- Mejores indicadores y seguimiento público de la desigualdad, y en especial la de la infancia. Considerar las Metas de la Agenda de Desarrollo Sostenible y cooperación al desarrollo.
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