Europeas: eviten que gane la abstención
No hay asunto público en el que no salga a colación Europa, para bien o para mal. Los ejemplos sobran; la tragedia de Ceuta y la inmigración ilegal, el debate independentista en Cataluña, incluso la ley del aborto. Sin embargo, según las encuestas, el partido de la abstención volverá la deslegitimar unos comicios decisivos.
Dato positivo: no hay asunto público en el que no salga a colación Europa, para bien o para mal. Los ejemplos sobran.
Tras la tragedia de Ceuta, se pide a la UE mayor implicación y apoyo para que España pueda hacer frente a la presión de la inmigración ilegal procedente del país vecino. Hay incluso quien, como el Presidente de la ciudad autónoma, levanta airado la voz para denunciar que Bruselas se desentiende del problema mientras critica la gestión de los asaltos fronterizos desde "la comodidad del Norte", que no sufre estos problemas.
Por cierto, ¿cómo es que nadie parece caer en la cuenta de que los inmigrantes ilegales no caen del cielo, sino que vienen de Marruecos, donde se calcula que más de 30.000 podrían estar preparando acciones similares para entrar en España, por lo que cabe exigir cuentas al vecino de cómo está gestionando un fenómeno que termina impactando finalmente en nuestro país? Creo recordar que hay acuerdos vigentes entre Bruselas, Madrid y Rabat que comprometen a todas las partes a actuar coordinadamente en el asunto de la inmigración ilegal. ¿Se están cumpliendo, actúa la gendarmería real para impedir los asaltos, cuál es el margen de las mafias que trafican con seres humanos en los movimientos de los últimos días?
Otro caso: si algún argumento está erosionando el discurso de los independentistas catalanes es el de que no cabe la independencia unilateral en la UE. Fui, si no el primero, uno de los primeros en argumentarlo con el Tratado de Lisboa en la mano (El País, 21 de septiembre de 2012: Independencia unilateral: imposible en la UE). El Presidente de la Comisión Europea, Barroso, acaba de repetirlo respecto a Escocia, aunque no se trate de lo mismo exactamente. Pero ha hecho bien: es su obligación, aunque escueza.
Incluso en el tema de la Ley Gallardón sobre el aborto los progresistas han decidido elevar la cuestión a Bruselas, donde seguramente les responderán que la UE no tiene competencias atribuidas sobre un asunto que compete a cada país miembro, frente a lo que podrían argumentar que la Carta Europea de Derechos Fundamentales -que tiene carácter jurídicamente vinculante- habla en sus artículos 1 y 3 de la dignidad e integridad de la persona. ¿Negar a la mujer el derecho a disponer libremente de su propio cuerpo no atenta contra ambos principios?
Y, sin embargo, mientras Europa está en todo, las sucesivas encuestas sobre las próximas elecciones europeas que van conociéndose, independientemente de si gana este o aquel partido por uno o dos escaños más o menos, arrojan de nuevo un dato desolador: el 60 % de los electores españoles volverían a abstenerse, lo que, de materializarse finalmente, supondrá un rotundo fracaso de todas las instituciones comunitarias y, desde luego, de todos los europeístas, incluyendo fuerzas políticas y sociales y medios de comunicación.
Suban o no los euroescépticos y los antieuropeos, el partido de la abstención volverá a deslegitimar unos comicios decisivos cuando el Parlamento Europeo tendrá más poder que nunca y en un período en el que se aplicará plenamente el contenido del Tratado de Lisboa.
¿Por qué se atisba una vez más la derrota frente a la abstención? Lejanía, falta de información, desapego, opinión contraria a la gestión de la crisis por Bruselas, mala imagen de quienes gobiernan la UE en Consejo, Comisión y Parlamento, ausencia de credibilidad, rechazo de la política: seguro que hay de todo. Pero echar la culpa al empedrado y aceptar resignadamente una situación así no es de recibo. De forma que, antes de atacarse mutuamente, bien harían los partidos europeístas en combatir la abstención. ¿Lo harán? Veremos.
Porque está claro que por este camino, mientras Europa está en todo, para la mayoría ciudadana está en nada. ¡Qué catástrofe!