Triste 11 de julio, sólo alumbrado por las lámparas mineras
A la luz de las lámparas mineras que han inundado la noche de Madrid se ha visto clara y nítida la hartazón ante tanta injusticia, tanta ineficacia, tanta improvisación. Y los porrazos. A porrazos.
Triste 11 de julio, sólo alumbrado por las lámparas mineras.
Y mientras la viva imagen de la sociedad humillada y recortada en sus derechos, la marcha minera, extiende su exigencia por Madrid en la mejor compañía del pueblo todo, el Gobierno se empecina en su ceguera.
Los mineros. Son nuestro grito, nuestra determinación, nuestro cansancio, nuestra voz. Mías sus lágrimas.
Carbón y gasolina: mineros llevando encendida, manteniendo encendida la mecha de la dignidad, y un Gobierno encendiendo, manteniendo el incendio que arrasa con todo.
A la luz de las lámparas mineras que han inundado la noche de Madrid se ha visto clara y nítida la hartazón de demasiada gente ante tanta injusticia, tanta ineficacia, tanta improvisación. Y se ha visto también, anonadado, el asombro, a la luz de las lámparas mineras, el asombro ante los golpes empeñados en cegarlas. Y los porrazos. A porrazos.
Y la luz de las lámparas mineras deja ver claramente un Gobierno empeñado en su ceguera.
Ciento ochenta y cuatro parlamentarios se han atrevido a aplaudir las medidas que aniquilan el Bienestar, con las que un triste 11 de julio nos ha golpeado el Gobierno.
Que no se olvide. Que no lo olvidemos. Que se sepa y se recuerde.
Como hace siete años, setenta y dos parlamentarios del mismo partido que hoy, ay, gobierna, se atrevieron a aniquilar la dignidad LGTB, de lesbianas, gais, transexuales y bisexuales, interponiendo el recurso de la vergüenza al Matrimonio Igualitario.
Que no se olvide. Que no lo olvidemos. Que se sepa y se recuerde.
Triste 11 de julio, alumbrado sólo -¡sólo!- por las lámparas de quienes encarnan, hoy, la dignidad de una sociedad humillada. La marcha minera, la cara de la lucha, la viva imagen de la sociedad. Nos quieren dejar sin la palabra, pero nos quedará la voz. Y la luz. Nos queda todo.