Estírate con yoga después de nadar
La natación y el yoga forman un tándem perfecto, ya que las dos son disciplinas relajantes, que fortalecen el cuerpo y a la vez resultan suaves para las articulaciones. Sin embargo, como en todos los deportes, ocurre que la natación tiende a sobrecargar ciertos grupos musculares olvidando los antagónicos.
Con la llegada del verano y las piscinas abiertas se abre la temporada de sumergirnos en aguas más o menos templadas, más o menos saladas o cloradas, pero al fin y al cabo, agua. Que servirá para refrescarnos, relajarnos y ya que estamos tonificar un poquito nuestro cuerpo serrano.
La natación y el yoga forman un tándem perfecto, ya que las dos son disciplinas relajantes, que fortalecen el cuerpo y a la vez resultan suaves para las articulaciones. Sin embargo, como en todos los deportes, ocurre que la natación tiende a sobrecargar ciertos grupos musculares olvidando los antagónicos. Aquí te proponemos cuatro posturas de yoga para estirar después de tu sesión de natación que te ayudarán a corregir estos desequilibrios
Siddhasana. Siéntate en el suelo sobre tu toalla doblada varias veces, como si fuese un cojín, dobla una pierna y acerca el talón a la pelvis. Ahora dobla la otra pierna y ponla por delante de la primera, los dos tobillos cerca el uno del otro. Deja que desciendan las rodillas hacia el suelo. Estira tu espalda hacia arriba y lleva los hombros hacia abajo y atrás. Apoya las manos en los muslos y vuelve las palmas hacia arriba.
Gomukhasana. Siéntate con las piernas estiradas, dobla la derecha y lleva el pie cerca de la cadera izquierda. Ahora dobla la pierna izquierda, pon la rodilla encima de la derecha y lleva el pie al lado de la cadera derecha, las dos rodillas deben quedar una encima de la otra. Estira el brazo derecho hacia el cielo, dobla el codo de manera que puedas tocarte la nuca con la mano. Lleva el brazo izquierdo hacia abajo pegado a tu costado, dobla el codo y orienta la mano hacia arriba por detrás de tu espalda. Intenta coger los dedos de una mano con la otra mano. Si no llegas, puedes ayudarte con la toalla o un cinturón. Después, repite con los brazos y las piernas cambiadas.
Adho Mukha Svanasana. Ponte de rodillas en el suelo y apoya las manos separadas un poco más que el ancho de tus hombros, con las palmas de las manos bien abiertas y los dedos separados. Inhalando, levanta la pelvis hacia el cielo, estirando las piernas y los brazos. Al exhalar, lleva los talones hacia el suelo formando una V invertida.
Supta Baddha Konasana. Túmbate boca arriba y junta las plantas de los pies cerca de la pelvis, formando un rombo con tus piernas. Estira toda la espalda en el suelo y lleva los brazos por detrás de tu cabeza con las palmas hacia arriba. Dobla los codos y sujeta cada uno con la mano contraria. Puedes colocar una toalla enrrollada bajo la zona dorsal para intensificar el estiramiento.
Con esta serie estirarás suavemente los músculos rotadores de los hombros y fortalecerás los romboides, ayudándote a abrir el pecho. También se estiran profundamente los músculos posteriores e internos de las piernas y ganamos apertura en las caderas. Puedes hacerlos tanto antes como después de tu sesión de natación, en el mismo borde de la piscina o en la orilla de la playa, o una vez hayas llegado a tu casa.