Mejora el mundo

Mejora el mundo

La gente dice: «si no te gustan tus circunstancias, cámbiaLAS». Yo digo: «si no te gustan tus circunstancias, cámbiaTE». Al cambiarte tú, las estarás cambiando a ellas. Si quieres cambiar tus circunstancias, cambia tú. Si quieres cambiar tu entorno, cambia tú. Si quieres cambiar el mundo, cambia tú.

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La gente dice: «si no te gustan tus circunstancias, cámbiaLAS». Yo digo: «si no te gustan tus circunstancias, cámbiaTE». Al cambiarte tú, las estarás cambiando a ellas.

Si quieres cambiar tus circunstancias, cambia tú. Si quieres cambiar tu entorno, cambia tú. Si quieres cambiar el mundo, cambia tú.

Sé tú el cambio que buscas. Si tu entorno no te da lo que buscas, cambia tú para provocarlo.

Hay dos maneras de equilibrar una balanza que tiene el plato derecho arriba y el izquierdo abajo. O subes el izquierdo para emparejarlo con el derecho o al revés.

Si no puedes bajar el mundo a tu gusto, sube tú a su encuentro.

Cuando vas caminando por la calle y te comes un caramelo, lo más práctico es tirar el envoltorio al suelo. No sabes cuándo vas a encontrar la próxima papelera y, después de todo, quién quiere llevar un papel usado en el bolsillo. Sin embargo, no lo tiras. El motivo no puede ser que tu ciudad esté limpia, ya que un papel más o un papel menos no limpia ni ensucia una ciudad. La razón es que tú te consideras un tipo de persona que no tira papeles al suelo. Es una cuestión de identidad. No lo haces porque consideras que existen dos bandos. Los que ensucian y los que no. Y tú estás orgulloso de estar en el lado bueno. Lo que has hecho no es cambiar el mundo, sino mejorar tu parcela, y al hacerlo, el mundo mejora.

Te voy a relatar una de mis historias preferidas, creada por el antropólogo estadounidense Loren Eiseley. La historia de las estrellas de mar.

Un buen día un niño llegó a una playa y observó que había millones de estrellas de mar sobre la arena que habían sido depositadas por el mar. Enseguida al niño lo invadió una inmensa tristeza cuando se dio cuenta de que la marea estaba bajando y que, para cuando subiera, estarían todas muertas. Sin pensarlo se puso a cogerlas desesperadamente, una a una, y a lanzarlas al mar. Corría desenfrenado. Parecía no tener consuelo.

Un señor mayor que estaba cerca observó lo que el niño hacía y le espetó en tono jocoso:

«¿Pero qué estas haciendo? ¿Cómo puedes ser tan iluso? Hay millones de estrellas. No vas a poder salvarlas a todas. No te das cuenta de que tu esfuerzo no vale la pena».

El niño lo observó con mirada seria, se agachó, sostuvo otra estrella de mar con dos dedos, la alzó, la lanzó al mar y, clavando de nuevo la mirada en sus ojos, le dijo aleccionándolo:

«A esa sí le valió la pena».

#88peldaños

El éxito de los que mejoran el mundo no se mide por lo que les queda

por resolver, sino por lo que ya han resuelto.

@ANXO

No pienses que para mejorar el mundo es necesario resolver ni todos sus problemas ni todo de un problema. Piensa que para mejorarlo solo tienes que estar en el lado bueno y mejorar tu parcela. Sacar de la pobreza a un pobre resuelve el 0 por ciento de la pobreza mundial, pero el 100 por ciento de la suya.

Tú no puedes cambiar el puzle, pero sí puedes mejorar tu pieza. Ella es la parcela que tú controlas y al mejorarla contagias a las adyacentes y mejoras el puzle global que forma el mundo. Cuando no estés seguro de la virtud de lo que haces, formúlate la siguiente pregunta:

«Si todos replicasen lo que yo hago, el mundo ¿mejoraría, empeoraría, o se quedaría igual?».

El mundo es un puzle y tú el dueño de una pieza. No puedes cambiar su puzle, pero sí puedes mejorar tu pieza.