Un desayuno que llega al corazón
Me encanta el dim sum. Una de las cosas que más me gusta de este tipo de comida es que, en su mayoría, se prepara al vapor. La gran ventaja de este tipo de cocción es que respeta al máximo la integridad de los nutrientes de los alimentos así preparados. Sirve para verduras y pescados, e incluso el pan.
Canción recomendada: Main Theme (Rumba Version), Umebayashi, Shigeru.
Los chinos llegaron hace 157 años a Panamá. Les trajeron, más bien. El Imperio Británico vivía sus años de apogeo colonial. Entre otras cosas, el inglés se dedicaba a introducir ingentes cantidades de opio en China, lo cual le reportaba fabulosos beneficios. Evidentemente, al emperador Douguang no le hacía maldita la gracia ver cómo sus súbditos se pasaban el día en ese particular estado de embriaguez que proporciona la resina del Papaver Somniferun. Así que decidió plantarle cara al Imperio y acabar con tan particular negocio. Esto no gustó nada en Londres, que se sacó de la manga un motivo para levantarse en armas y, ya de paso, aprovechar para afianzar su poder sobre China. La derrota de la Guerra del Opio sumió al país en una importante crisis económica en la que los verdaderos vencidos fueron, como siempre, los chinos de a pie. La pérfida Albión, además de conseguir sus propósitos comerciales y narcóticos, descubrió entonces que la mano de obra local era barata y, desesperada y empobrecida, fácil de convencer para la marcha en busca de la prosperidad que ya no encontraban en su tierra. Cuba y las colonias británicas del Caribe, Jamaica, Barbados y Trinidad fueron sus primeros destinos. Muchos fueron los traficantes sin escrúpulos que se aprovecharon del floreciente negocio.
De esta manera, engañados, confinados en barcos en los que eran tratados como esclavos y bajo condiciones inhumanas, empezaron a llegar los primeros contingentes de culíes al continente americano. Se tiene constancia de que aquellos primeros chinos llegan a Panamá a trabajar en la construcción del ferrocarril transístmico. Les esperaba un territorio hostil, infestado de mosquitos y alimañas y un clima húmedo. Cayeron como moscas. Como sería la cosa que al primer asentamiento chino en tierras panameñas los criollos del lugar le acabaron llamando Matachín. Cuentan las crónicas que la colonia inmigrante, dada a la melancolía que provoca la ausencia, recibió su golpe de gracia cuando las autoridades decidieron retirarles el suministro de opio. Ante la falta de la única forma de evasión de la que disponían se suicidaron cientos de ellos. Tal fue el impacto de los hechos ante la opinión pública que fueron sustituidos por trabajadores negros venidos de las islas del Caribe. Pese a todo, siguieron llegando grandes contingentes de chinos para las obras del Canal. No corrieron mejor suerte.
Se ve que los que sobrevivieron a aquellos años de infierno le hicieron caso a Confucio -"No temas avanzar lentamente. Teme solo detenerte"-, y se quedaron. Empezaron a traer a sus familias, a fundar negocios, a trabajar con tesón y a crecer económicamente. A pesar de que una mala prensa inmerecida les acompañara desde entonces, a finales del siglo XIX había ya un buen número de pequeños comercios regentados por ellos. La situación en la convulsa Centroamérica del momento no ayudaba demasiado a su integración. Tal es así que en 1890 se funda la Sociedad Anti-China de Panamá y en 1902 se les prohíbe la entrada al país.
Era solo el comienzo del apartheid que los chinos sufrieron durante la primera mitad del siglo XX. Su incipiente éxito en los negocios propició que las medidas discriminatorias se multiplicaran, alcanzando su cénit con el panameñismo pseudo fascista del presidente Arias. El único crimen que cometieron fue trabajar mucho y bien, y tener éxito.
Así que la historia de la comunidad china panameña no ha sido fácil. Es bonito comprobar cómo el afán de superación les ha llevado a integrarse a pesar de las dificultades. Hoy los chinos en Panamá se han ganado el respeto de sus conciudadanos y viven en paz. Esperemos que por muchos años.
Lung Fung. Foto: AM.
Como os contaba el otro día, el chef Mario Castrellón, que además de gran cocinero ya es mi amigo, se ha convertido en mi particular cicerone panameño. Gracias a él estoy descubriendo, poco a poco, ese Panamá, inmenso, que aun no conozco. El otro día me llevó a desayunar dim sum a Lung Fung. Tempranito, a las ocho de la mañana, poníamos rumbo a ese pedacito de China en Panamá City que los domingos de la mañana reúne a noctámbulos hambrientos en busca de alimento tras la rumba, familias chino panameñas y curiosos como nosotros. Es importante llegar al restaurante cuanto antes mejor y Mario lo sabía. A la media hora de que nos sentáramos a desayunar las colas eran impresionantes. ¡Y estamos hablando de un restaurante en el que caben más de 500 personas!
El servicio de desayuno es exactamente igual al de cualquier chiscón pekinés. Carritos cargados de vaporeras metálicas repletas de bocaditos recien hechos pululan por el salón. Cuando pasan a tu lado, solo tienes que elegir. Y no es fácil. Ja kao, siu mai, yee chee kao, sin ha fan ko, wotip, ham pao de puerco, nabo a la plancha, empanadillas, carne con jengibre, chon fun, wonton frito, callos guisados, panecillos al vapor rellenos... Si no te sabes los nombres no pasa nada. Basta con señalar con el dedo y el camarero llenará la mesa de manjares en un segundo. Dim sum se puede traducir como "pide hasta satisfacer a tu corazón". Así que eso hicimos. Y aquello se convirtió en un carrusel de maravillas que regamos con unas tazas de te verde. Nuestro corazón salió satisfecho, doy fe, y nuestros estómagos también.
Me encanta el dim sum. Una de las cosas que más me gusta de este tipo de comida es que, en su mayoría, se prepara al vapor. La gran ventaja de este tipo de cocción es que respeta al máximo la integridad de los nutrientes de los alimentos así preparados. Sirve para verduras y pescados, e incluso el pan. Esta receta que os dejo es mi adaptación personal de uno de los bocados que probé el otro día en Lung Fung: el bao tzu, o lo que es lo mismo, pan al vapor relleno. A ver si os gusta.
很好奇!!!! O sea, sed curiosos!!!