Historia de un café en Panama llamado Finca Lérida
Finca Lérida es una hermosa reserva natural con la más variada flora y fauna de la región, sitio obligado de visita para naturalistas y avistadores de aves; y también es una finca cafetalera de primer orden, cuyo café se considera entre los mejores del mundo.
Canción recomendada: Ayo Couleur Café, Lulu Gainsbourg.
En 1911, buscando un cambio de clima y un lugar apacible para tomar unas merecidas vacaciones, Tollef B. Monniche, el ingeniero que diseñó las represas de emergencia del Canal de Panamá, se enteró de la existencia de un lugar recóndito hacia el oeste de Panamá llamado Boquete, que ya para ese entonces había sido descubierto por inmigrantes de origen europeo, por su excelente clima y especiales condiciones que lo hacían un lugar único en el mundo.
Tollef y su esposa Julia viajaron a Boquete. En esos días, el viaje tomaba 5 días en barco desde Panamá hasta la ciudad de David, y dos días más a caballo para llegar a Boquete. En esa ocasión estuvieron dos meses explorando Boquete, y compraron una parcela de tierra a 5.000 pies de altura, donde construyeron una cabaña que les pudiera servir como sitio de vacaciones. Y sembraron unos arbustos de café, porque querían tomarlo producido por ellos mismos.
Tollef Monniche fue una persona excepcional; y un pionero en horticultura, convirtiendo una selva tropical en las montañas de Panamá en una renombrada finca cafetalera llamada Finca Lérida. En el año 1917, tras culminar su labor como ingeniero en el Canal de Panamá, agotado después de 10 largos años de trabajo, Tollef y Julia decidieron ir a descansar a su cabaña en Boquete. Era un lugar con un clima primaveral que permitía vivir en contacto con la naturaleza virgen que entonces existía en Panamá, y que posiblemente le hacía recordar las bellezas naturales del Valle de Surnadalen, su lugar natal en Noruega.
En esta oportunidad, Monniche compró un terreno aledaño al suyo, cuyo dueño le había dado el nombre Lérida (ciudad fundada por los moros al este de España...jeje). Una vez escogido el sitio para su casa, cortó uno de los innumerables árboles de que rodeaban el lugar, un precioso cedro con el cual él personalmente se dedicó a la labor de construir su casa, siguiendo la arquitectura escandinava de la época. Así se inició el desarrollo de Finca Lérida, finca mundialmente conocida por la belleza de su flora y fauna y por su excelente café, que llega ni más ni menos que a la reina Isabel II de Inglaterra, quien tiene ¡¡su propia cosecha!!
Una vez culminada la casa, Tollef se dedicó a desarrollar la actividad cafetalera. Monniche sabía perfectamente que para producir un buen café no sólo se requería cosechar el mejor grano, sino que debía ser bien beneficiado (un tipo de proceso) para asegurar la alta calidad de su producto final. Fue entonces cuando empezó la tarea de diseñar y construir el primer beneficio de gravedad que existió en Panamá, y que muy pronto se podrá apreciar en el Museo del Café en Lérida. El ingeniero Monniche diseñó y patentó un sistema de sifón para este beneficio, cuyo uso posteriormente se extendió a Centroamérica y otros lugares.
En ese entonces se sembraba el café criollo, que requería de sombra, y en 1929 la finca llegó a producir 930 quintales de café de óptima calidad. Esta cosecha, que fue exportada casi en su totalidad a Alemania, fue la primera exportación de café de Panamá al país germano, y se vendió por un precio tres veces superior al que entonces recibía el café de Boquete.
Como buen naturalista, Tollef Monniche se dedicó al estudio de las aves, que desde entonces han sido motivo de admiración para panameños y extranjeros que visitan Finca Lérida. La importancia de la finca como lugar de avistamiento de aves ha sido destacada en el libro de Robert S. Ridgley The Birds of Panama. A lo largo de su vida en Lérida, llegó a poseer una magnífica colección de aves que en vida donó al Chicago Museum of Natural History.
En 1957, estando Tollef muy enfermo, decidió regresar con su esposa a Estados Unidos, y le vendieron Finca Lérida a sus queridos amigos Alfred e Inga Collins, quienes se mudaron allí con sus 6 hijos. Fritz Collins, como todos le conocían, fue un pionero de la industria camaronera en Panamá y luego en Ecuador. Fritz decidió vender su empresa camaronera en Ecuador, y continuó la labor de Tollef en Finca Lérida, hasta convertir el lugar en lo que es actualmente: una hermosa reserva natural con la mas variada flora y fauna de la región, sitio obligado de visita para naturalistas y avistadores de aves; una finca cafetalera de primer orden, cuyo café se considera entre los mejores del mundo. Y quién sabe, igual muy pronto referencia gastronómica de Panamá. Mientras llega ese día os dejo esta maravillosa receta donde el café, de Finca Lérida, es protagonista.
#sedcuriosos.