Argentina: rincones y naturaleza para disfrutar de la vida
No lo duden, amig@s, si desean sentir paz, amor y soñar que es posible vivir de otra manera, no hace falta volver a nacer. Esa magia la encontrarán subiéndose a un caballo por los valles de Mendoza, tomándose un mate, compartiendo anécdotas con estos alquimistas que transforman la uva en vino, el vino en charlas y las charlas en amistades tan instantáneas como eternas
Canción recomendada: Balada para un loco, Astor Piazzolla Amelita Baltar.
Tengo la sensación de que cuando uno va por primera vez a Argentina, la siente como suya y le es muy fácil hablar de ella, empezando, por ejemplo, por el espectacular Teatro Ateneo, convertido en una maravillosa librería. O por los árboles de Buenos Aires y sus grandes parques, tan extraordinariamente diseñados por el maestro Carlos Thays. O por las calles de Palermo, o por San Telmo, el espejo mágico de los atardeceres sobre Río de la Plata.
Podría dar un salto enorme y recordar mi primer contacto con estas tierras: La Patagonia, Ushuala (capital de Tierra del Fuego). La Península Valdés, sus elefantes marinos, sus ballenas francas del sur, sus guanacos; o simplemente sus nubes, donde se ven las alas de los gigantes del cielo, el cóndor. Sentir el arcoiris que forma el agua dulce de las Cataratas del Iguazú. Cumplir el sueño del pibe y convertirte en astronauta cuando llegas al parque provincial de Ischigualasto, llamado Valle de la Luna. Pero hoy toca recordar Mendoza y su buena gente. Y no voy a escribir sobre el Aconcagua, ni de sus viñedos, ni de sus ricos asados a la leña. No, hoy voy a escribir sobre dos familias que hicieron de su casa mi casa.
María Jimena Rodríguez Cano nos recibió en su particular paraíso de montañas y vistas al valle del mejor malbec. Jimena brillaba contando la apasionada historia de su familia. Nos hizo vivir la experiencia más auténtica de un viaje inolvidable.
Seguían pasando las horas, seguían recordándome que "lo esencial es invisible a los ojos"..., así que después de un paseo de 2 horas a caballo nos regresamos, tal vez, a uno de los mejores hoteles del mundo.
En Alto Agrelo, Mendoza, en medio de las bodegas, y con los Andes como telón de fondo, se encuentra Cavas Wine Lodge, el primer hotel dedicado al vino y sus secretos, paraíso de los amantes del campo, la relajación y la buena vida.
Cavas Wine Lodge, no está cerca de las bodegas, sino en medio de ellas, rodeado por catorce hectáreas de viñedos. Amor, silencio, calidez y confort, sumados a una atención personalizada, lo hacen visita obligada.
También la cocina de Cavas Wine Lodge es de altísima calidad. Sabores locales y frescos dan como resultado un recetario de diversidad, autenticidad y sofisticación. Cuentan con huerta propia, aplicando el concepto de farm to table, cocinando con los mejores productos de cada estación. De ello se encarga el gran maestro de Cocina Leo Najle, con el que tuve el placer -y ayuda- de cocinar un arroz caldero a las brasas de leña.
Martin Rigal y Cecilia Díaz Chuit son la cara de este lodge del que afirman, con orgullo, "es atendido por su propios dueños". Son muy grandes estos dos emprendedores que cumplieron diez años hace unos meses.
No lo duden, amig@s, si desean sentir paz, amor y soñar que es posible vivir de otra manera, no hace falta volver a nacer. Esa magia la encontrarán subiéndose a un caballo por los valles de Mendoza, tomándose un mate, compartiendo anécdotas con estos alquimistas que transforman la uva en vino, el vino en charlas y las charlas en amistades tan instantáneas como eternas; sueñen despiertos tocando las nubes, y olvídense del mañana, porque el hoy está en sus manos.
#sedcuriosos
Margarita , el Chico Manuel Hernandez y la otra Chica Valle
Fotos en el Hotel Cavas
Amigos y la familia Rodríguez Cano
Fotos en el Hotel Cavas
Valle contempla la cúpula del Ateneo en Buenos Aires
Dedicado a mi gran amigo Manuel Hernández y a Tita Nina Concept Store | Cosas lindas para todos los días, quien hizo de maestro de ceremonias de este gran viaje...Te queremos, Manuel. Valle, Lía y yo.