Menos austeridad, más flexibilidad y un viaje al Garajonay
Angela Merkel debería tomar nota en su visita a España sobre el riesgo que existe de que la economía española descarrile en el caso de que se sigan recortando los salarios públicos, las inversiones, las prestaciones por desempleo y se siga ahogando nuestro sistema con recetas insostenibles.
Hoy aterriza en nuestro país la canciller alemana, Angela Merkel, sin que sepamos con exactitud el contenido de la agenda de trabajo que mantendrá con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ni mucho menos la letra pequeña de las obligaciones que trasladará a España para acceder al rescate que los socios comunitarios se niegan a habilitar a nuestro país sin condiciones previas.
La visita de Merkel coincide con uno de los momentos de mayor incertidumbre que existe en la sociedad española sobre cuál será nuestro futuro inmediato y a largo plazo y sobre el peaje que tendremos que pagar para superar una crisis que ha puesto en jaque los pilares básicos de nuestro sistema de bienestar social y los sacrificios que tendremos que seguir sumando para garantizar derechos tan básicos como las prestaciones por desempleo o las pensiones.
La presión a la que se está sometiendo España para cumplir con el déficit aprobado por Bruselas ha sido impuesta en gran medida por la canciller alemana y su empeño en que España y otros países reduzcan drásticamente su déficit en un plazo de tiempo limitado pese a que ello suponga el estrangulamiento de sus respectivas economías. Presión que mucho me temo se acrecentará a medida que se acerquen las próximas elecciones en Alemania.
La economía española está hoy en manos de lo que se decida en Bruselas y Berlín y Angela Merkel debería tomar nota en su visita a España sobre el riesgo que existe de que la economía española descarrile en el caso de que se sigan recortando los salarios públicos, las inversiones, las prestaciones por desempleo y se siga ahogando nuestro sistema con recetas insostenibles.
Menos austeridad, más inversiones y más flexibilidad en el cumplimiento del déficit autorizado por la Unión Europea son los tres ejes que, a nuestro juicio, se deben analizar en una reunión en la que seguramente se juega mucho más de lo que nos han expuesto públicamente ambos Gobiernos.
Y como este artículo versa sobre lo que le pediría a Angela Merkel, como política canaria me sumo a quienes, desde La Gomera, han trasladado una invitación a la canciller alemana para que realice una nueva visita a la isla del Garajonay después del devastador incendio que sufrió el pasado mes de agosto.
Merkel visitó La Gomera por última vez en abril de 2011, acompañada por su marido Joachin Saue. Sin embargo, es una habitual en la isla colombina desde hace más de 20 años y una amante de los senderos que recorren el interior de uno de los espacios naturales más ricos de Canarias.
La Gomera precisa de la ayuda del Fondo de Solidaridad de la Unión Europea para agilizar la recuperación de las zonas dañadas por las llamas, pero a corto plazo lo que más necesita es seguir siendo un destino atractivo y codiciado por los alemanes y de ahí que las autoridades insulares hayan pedido a Merkel que "les eche una mano".
Es más que probable que apenas trascienda a la opinión pública los acuerdos que se trazarán en las reuniones paralelas, pero sí está en la mano de Rajoy de convencer en una pausa a su homóloga para que eche una mano a La Gomera.