Lo frágiles que somos
Vivir en Italia es tener la oportunidad de recorrer pueblos mágicos por su estructura artesanal, los disfrutamos y los admiramos, y muchas veces nos sorprende que sigan en pie, pero sucesos como este terremoto nos hacen pensar en lo frágiles que también pueden ser. Y en lo frágiles que podemos ser nosotros.
Imagen: google maps
El terremoto de 6,2 grados que ha azotado el centro de Italia en la madrugada del miércoles 24 de agosto, en el que han desaparecido decenas de personas y en el que muchas otras han resultado heridas, nos ha recordado de forma brutal lo frágiles que somos ante un fenómeno de la naturaleza.
Sabemos que los movimientos de la tierra no los podemos prever, y lamentablemente, sus apariciones nos hacen recordar que, en el momento menos esperado, podemos desaparecer.
Las ciudades construidas hace siglos son extraordinariamente bellas y parecen eternas, pero también son sensibles a movimientos telúricos como el que acaba de suceder en Amatrice.
Vivir en Italia es tener la oportunidad de recorrer pueblos mágicos por su estructura artesanal, los disfrutamos y los admiramos, y muchas veces nos sorprende que sigan en pie, pero sucesos como este nos hacen pensar en lo frágiles que también pueden ser.
Foto: Sant'Oreste, típico paisaje de los pueblos al norte de Roma/Alicia Romay
Vivir en Italia es disfrutar de casas con siglos y siglos de vida. Las historias que cuentan sus lugareños son interminables, para lo bueno y para lo malo.
Hay cientos de pueblos en Italia con las mismas características que Amatrice. Colgados en las montañas, con impresionantes vistas, con callejuelas mágicas y aislados entre montañas. Sus casas suelen ser de piedra.
Foto de Todi/Alicia Romay
Visitar los fines de semana algún pueblo como Amatrice es común para los habitantes de Roma o de ciudades cercanas como Todi o Spoleto. La distancia es de una hora y media conduciendo por la autopista.
Uno de los destinos más visitados de la zona es Asis, la ciudad en donde nació, vivió y murió San Francisco, fundador de la orden religiosa de los Franciscanos y Santa Clara, fundadora de la orden de las Clarisas. Esta bellísima y tan visitada ciudad se encuentra ubicada a 160 kilómetros de la ciudad en donde fue el terremoto.
Foto del Monasterio de Asís/Alicia Romay
Foto de Asís/Alicia Romay
En la zona se pueden llegar a contar hasta cien iglesias, además de los monumentos romanos, barrocos y renacentistas.
3.38 a.m. fue la hora que marcó por última vez el reloj de la torre de Amatrice, en el 2010 lo habían reparado.
El balance oficial de víctimas del terremoto sigue aumentando. Y no sólo en Amatrice, sino también en localidades como Accumoli y Arquata nelle Marche. El hotel Roma de Amatrice estaba lleno de turistas en el momento del terremoto, en estos días se celebran sus fiestas, se desconocen todavía las víctimas.
Entrar en el centro de la ciudad es recordar el terremoto de L'Aquila del año 2009, comentan algunos sobrevivientes.