Cómo era la YPF admirada en Harvard
Tras la expropiación del 51% de la petrolera a Repsol a mediados de abril de este año, el Gobierno argentino quiere recuperar ahora esa forma de trabajar, previa a su venta a la compañía española.
En 1997, una profesora presentó como caso de estudio el modelo de gestión de YPF, antes de que la empresa pasara a manos de Repsol a fines de esa década. El paper destacaba el "cambio de cultura" respecto de lo que históricamente había sido la burocrática compañía estatal argentina.
Anne Donnellon, de la Babson College, escribió el trabajo YPF S.A., shaping a new culture (YPF S.A., la creación de una nueva cultura) para la Harvard Business School en el que remarcó el giro de 180 grados de YPF en los años 90.
Tras la expropiación del 51% de YPF a Repsol a mediados de abril de este año, el Gobierno argentino quiere recuperar ahora esa forma de trabajar, previa a su venta a la compañía española, que fue objeto de estudio de la que fuera la mejor universidad del mundo hasta 2011. El trabajo de Donnellon se centra en la figura de José Estenssoro, empresario boliviano al que el entonces presidente Carlos Menem le encomendó la tarea de dirigir y encarrilar la empresa en 1990 para abrir parte de su capital a bolsa tres años después.
"La empresa dejó de ser centralizada y burocrática para pasar a ser muy rentable y capaz de generar mucho valor a sus accionistas. La experiencia técnica fue revalorizada", afirmó Donnellon en su estudio apenas cuatro años más tarde de la salida a bolsa de YPF. En enero de 1993, YPF vendió en las bolsas de Buenos Aires y Nueva York el 35% de su capital por 3.000 millones de dólares (unos 2.370 millones de euros). Ese mismo año, la firma informó ganancias por 700 millones de dólares (unos 552 millones de euros), y llegó a ser la petrolera número 11 del planeta.
A juicio de la académica de Harvard, el cambio en la administración de los recursos humanos fue clave: un grupo selecto de 25 gerentes comenzó a reportar directamente al presidente y al vice, y se dividió la empresa en segmentos de negocios. Al mejor estilo norteamericano, se creó un sistema de evaluación de desempeño. YPF también se lanzó a una agresiva búsqueda de nuevos talentos. Se reclutaron estudiantes prometedores del último año en las universidades más prestigiosas del país, con salarios muy competitivos en una época de sueldos bajos y congelados. La empresa comandada por Estenssoro llegó a contratar a 200 universitarios por año. En ese mismo período (1993-1998), el desempleo en Argentina alcanzó un máximo de 18,4%.
Acorde al nuevo modelo, se modificó el sistema de ascensos en la compañía. YPF dejó de lado la promoción por antigüedad --habitual en las empresas argentinas, particularmente en las estatales-- para darle prioridad al desempeño y el potencial personal. "En la YPF estatal, los empleados no tenían temor a perder su trabajo porque no estaban en riesgo --recuerda la académica--. Con la YPF S.A., se exigían resultados con objetivos preestablecidos". Además, unos 20 ejecutivos prometedores de la empresa eran enviados cada año a realizar MBA o cursos de management a Estados Unidos o Europa para sumar credenciales.
Por último, existía un programa de pago con bonos a los ejecutivos si la empresa obtenía los resultados fijados de antemano, acorde a la tendencia mundial de la industria petrolera, con el objetivo de retener a los altos mandos. Bajo la presidencia de Estenssoro se podía llegar a obtener un premio de hasta el 35% del salario anual.
Donnellon recuerda las palabras de Roberto Del Amo, encargado de Recursos Humanos de YPF en los 90: "Nos va a llevar 10 años realizar la transición. Pero tenemos que dar señales sobre el tipo de compañía en la que nos estamos convirtiendo".
Después de 14 años de gestión por parte de Repsol, el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner apuesta ahora a recrear en manos del Estado argentino aquella mística corporativa que Estenssoro le imprimió a YPF.
Más allá de las diferencias entre los modelos de gestión menemista y kirchnerista, el nuevo CEO y presidente del directorio, el ingeniero en petróleo Miguel Galuccio, tiene un perfil técnico semejante al de Estenssoro. De hecho, trabajó con él en YPF en la segunda mitad de los 90 y renunció pocos tiempo después del desembarco de los españoles en la empresa. Hace dos meses renunció como director en la petrolera británica Schlumberger para asumir las riendas de la nueva YPF. Si quiere volver a llamar la atención de Harvard, Galuccio tendrá que superar el desafío de la mayor injerencia política que tendrá el gobierno argentino en la principal empresa del país.
Este post estará disponible también en el blog del autor La revancha de Keynes.