La mortalidad en el mundo ha aumentado un 4% por los efectos del cambio climático
El número de muertes por la contaminación también ha crecido. En 2015 se produjeron casi 21.000 en España por esta causa.
La mortalidad por los efectos del cambio climático se incrementan un 4% por cada grado que aumenta la temperatura ambiente, según ha puesto de manifiesto una nueva investigación llevada a cabo por profesionales médicos y académicos de 27 organizaciones participantes, entre las que se encuentran la Organización Mundial de la Salud (OMS), el University College London Institute o el Banco Mundial.
Se trata del documento Lancet Countdown Report 2018 en el cual se analiza, a nivel mundial, la evolución del cambio climático y la eficacia de las medidas adoptadas hasta ahora para tratar de evitar sus consecuencias negativas, al tiempo que incluye una serie de recomendaciones dirigidas a la Comisión Europea para poner freno a esta situación.
Tal y como se concluye en el informe, el año pasado hubo 57 millones más de personas vulnerables sometidas a una ola de calor respecto al año 2000, y 18 millones más que en 2016. Asimismo, se calcula que en 2017 se perdieron 153 mil millones de horas de trabajo debido al calor extremo como resultado del cambio climático.
A nivel mundial, Europa y el este del Mediterráneo están especialmente en riesgo, probablemente debido al envejecimiento de la población que vive en ciudades, con un 42% y un 43% de los mayores de 65 años vulnerables a la exposición al calor.
Dentro de esta iniciativa y fruto de la colaboración entre Lancet Countdown y la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), se ha elaborado el documento relacionado Cambio climático y salud, con el que se pretende sensibilizar a los responsables políticos españoles y a la sociedad en general sobre los riesgos del calentamiento del planeta y la importancia de adoptar las medidas para prevenirlo.
Este segundo documento va dirigido especialmente a los profesionales de la salud en España por su papel clave en la prevención. "El personal sanitario español debe jugar un papel central en concienciar a la población sobre los riesgos del cambio climático y su prevención", ha dicho el especialista en Medicina Interna, Bernardino Roca.
Recomendaciones para revertir los efectos del clima
Las temperaturas del planeta han subido de media 0,3 grados centígrados entre 1986 y el 2017, si bien pero el incremento en las zonas habitadas es más del doble (0,8°C). Ante esto, el documento adaptado a España elaborado por la SEMI y Lancet Countdown incluye una serie de recomendaciones para situar al cambio climático y sus efectos como un problema importante de salud de cara a la opinión pública y la Administración en España.
En concreto, el trabajo plantea la necesidad de integrar la influencia del cambio climático en la salud en los planes de estudio de las Ciencias Médicas y de la Salud, asegurar la coordinación y financiación para dar respuesta a las olas de calor, comunicar, educar y advertir a la población de la amenaza que genera el cambio climático para la salud, disminuir las muertes relacionadas con la contaminación del aire, reducir la emisión de gases de efecto invernadero, y el compromiso con la eliminación del carbón en España para antes de 2030, mediante una rápida transición hacia energías renovables, entre otras cuestiones.
"El impacto extremo del cambio climático en el ámbito de la salud amenaza con saturar los servicios sanitarios en España y en el resto del mundo. Ello se debe a que la exposición y la vulnerabilidad al calor extremo están afectando de manera importante a la población, especialmente a las personas de mayor edad y a aquellos pacientes con enfermedades subyacentes, como enfermedades cardiovasculares, diabetes o enfermedades crónicas. Por ello, debemos poner especial interés en las medidas de prevención para que esto no suceda", ha dicho el presidente de la SEMI, Ricardo Gómez Huelgas.
Por otra parte, según el informe Lancet Countdown Report 2018, la contaminación del aire con partículas finas es particularmente problemática para la salud, provocando un total de 2,9 millones de muertes a nivel mundial en 2015.
En este sentido, los datos de España estiman que se produjeron casi 21.000 muertes por este tipo de contaminación en partículas del aire en 2015, de las cuales un 23% fueron generadas por los hogares, un 19% por el transporte terrestre, un 10% por la industria y un 5% por las centrales eléctricas.
Por todo ello, los resultados del informe han destacado la necesidad de adoptar medidas urgentes para proteger a la sociedad en general y a los pacientes en particular de los impactos del cambio climático. En concreto, se precisa de regulaciones laborales más estrictas para proteger a los trabajadores de las condiciones extremas de calor, y la adopción de mejores equipos que soporten las altas temperaturas en los hospitales y sistemas de salud.
Según se advierte en el trabajo, si no se llevan a cabo las medidas necesarias las consecuencias serán todavía peores. De hecho, el aumento de la mortalidad a causa de olas de calor extremas es algo que ya está sucediendo en la actualidad y que irá a peor a medida que las temperaturas globales sigan aumentando y si no se llevan a cabo las medidas adecuadas.
Además, entre las ciudades encuestadas a nivel mundial para la elaboración del informe, un 51% estima que las consecuencias del cambio climático van a comprometer seriamente la infraestructura de salud pública. Por ello, un 65% ha llevado a cabo evaluaciones de riesgo del cambio climático en la población, pero el gasto para paliar los efectos de este problema es todavía insuficiente.
¿Cómo afecta la exposición al calor a la salud de la población?
Finalmente, el trabajo ha analizado la exposición al calor de la población en relación a cuatro indicadores clave: vulnerabilidad al cambio climático, efectos de las temperaturas en la salud, las olas de calor, y los efectos en la capacidad laboral.
Así, las enfermedades relacionadas con el calor continúan aumentando a nivel mundial como resultado del aumento de la temperatura promedio y los cambios en las precipitaciones, especialmente la propagación de enfermedades infecciosas como el dengue.
Pero los efectos climáticos adversos no solo afectan de forma directa a la salud, sino que también impactan en la malnutrición y la falta de medios en los países más vulnerables. Así, cuando la población se expone a temperaturas elevadas, el cuerpo activa una serie de mecanismos de defensa (dilatación de vasos sanguíneos para aumentar el flujo sanguíneo o la sudoración para crear enfriamiento por evaporación), para mantener la temperatura dentro de un rango seguro.
Sin embargo, estos mecanismos tienen sus límites, especialmente en las poblaciones más vulnerables. Estas personas más sensibles al calor extremo suelen ser de avanzada edad y aquellos que trabajan expuestos a altas temperaturas, además de pacientes con enfermedades neurológicas y psiquiátricas, enfermedad cardiaca, enfermedad pulmonar, enfermedad renal o diabetes.
En muchos de estos casos se da el fenómeno llamado estrés por calor, que sucede cuando los mecanismos de defensa del cuerpo no pueden evitar el aumento de la temperatura corporal y provocan calambres, síncopes y agotamiento por calor. La forma más severa de este estrés por calor es el golpe de calor, que se produce cuando la temperatura corporal está por encima de 40 grados e incluye el fallo de múltiples órganos (riñones, hígado, corazón, pulmones, cerebro y sistema sanguíneo).
Por último, los expertos han recordado que la exposición al calor puede aumentar el riesgo de enfermedades y la mortalidad en algunas de ellas, incluidos el trastorno bipolar y esquizofrenia, empeoramiento de síntomas de demencia y mayor riesgo de suicidio.