"El flamenco viene de la jota"
Entrevista con el productor y uno de los bailarines protagonistas de la película documental 'Jota, de Saura'
Comencemos con una pregunta para quien lee: ¿Sabrías responder en menos de dos segundos qué es la jota y en qué consiste? Tic-tac, tic-tac.
Esa es la misma pregunta a la que se tuvieron que enfrentar varios espectadores de una sala de cine de Centroamérica. Todos ellos estaban en la gala de apertura del Festival de Cine IFF Panamá en la que se proyectaba la película documental Jota, de Saura del mítico director aragonés Carlos Saura. La respuestas fueron variopintas, pero todas dejaron en evidencia que al otro lado del Atlántico, o peor aún, simplemente al otro lado de nuestras fronteras, nadie sabía de este género de música y de baile. Porque la jota se baila y se canta, y aunque la más conocida sea la aragonesa que tiene sus días de gloria y visibilidad en las fiestas del Pilar de Zaragoza, las hay de muchos tipos dependiendo de la región de España.
Sim embargo, si preguntamos por el flamenco o sus referentes las respuestas no se hacen esperar. Lo que muchos no saben es que el flamenco, el baile insignia español, según los expertos que hay tras la película documental Jota, de Saura, proviene de la danza regional aragonesa para muchos "caduca". De ser así, alguna pista ya había de este vínculo: ambas músicas y bailes cuentan con el acompañamiento de la guitarra y las castañuelas.
Uno de los defensores de esta conexión es Miguel Ángel Berna, bailarín y coreógrafo zaragozano. Lleva bailando jota desde los ocho años y es fundador de su propia compañía de danza. Su presencia en la película de Carlos Saura es vital, como defendía el propio director: "Nadie mejor que él como experto en jota. Sin él no se podría haber hecho". Para Saura, "lo interesante en esta película no es solamente la jota en estado puro, sino las ramificaciones, los paralelismos que hay entre la jota y otro tipo de ritmos".
Y es ahí donde Berna es un experto, pues sus investigaciones le llevan a saber que la jota "probablemente venga de oriente, como casi todas las cosas. El gran transmisor sería el mar Mediterráneo. 'Jota' sería un poco como 'xotar' (saltar), 'saltarello', 'saltaccio'... Entra Grecia, Roma, oriente...".
Por eso, Leslie Calvo, productor de la película documental, no tiene dudas al afirmar que "la jota se podría definir como la esencia de la música española". A sus espaldas tiene otras películas en común con el cineasta aragonés, que ha creado un género propio en el que hace un recorrido antropológico por distintos bailes: "Empezó con Sevillanas. Luego ha hecho Flamenco, Tango, hemos hecho Fados...". Sin embargo, fue con esta película con la que se dieron cuenta, "en el proceso de investigación, de que toda la música española, como el flamenco, tiene la base musical en la jota". Y lo explica: "Digamos que todos los ritmos mediterráneos están tocados por la jota". En el documental musical las actuaciones de la bailaora Sara Varas, del violinista Ara Malikian, del gaitero Carlos Núñez o del guitarrista de flamenco Juan Manuel Cañizares se funden a la perfección con la jota y ofrecen lo que él denomina "un abanico sonoro tremendo".
También como productor, tuvo que enfrentarse al dilema del título, ya que los agentes de ventas internacionales le decían literalmente: "Nadie sabe lo que es la jota". Y de ahí que en los 17 países en los que se vendió la película documental, entre los que estaban lugares tan exóticos como Japón, China, Corea del Sur o Australia, la cinta se llama J, Beyond flamenco (Jota, más allá del flamenco) y cuenta con otro tráiler.
Pero entonces, si presuponemos que la jota es la madre y el flamenco la hija, ¿Qué ha pasado para que una adelante a la otra con tanta ventaja?
El bailarín Miguel Ángel Berna lamenta las distintas derivas que ha tenido cada arte. Para él, "el flamenco está vivo y esa es su riqueza, que se baile en la calle, en el pueblo, que adopte nuevas formas". La jota se quedó estancada y para él "el drama es que solo se baile en un escenario y con un traje folclórico" porque "falta un eslabón, y cuando se pierde es muy complicado recuperarlo".
Para él "el flamenco lo ha hecho muy bien, porque ha evolucionado". Los muy puristas quizás no estén de acuerdo y sigan teniendo alergia a las fusiones (sin ir más lejos, la última en levantar ampollas ha sido la cantante Rosalía con su mezcla de flamenco y trap). Sin embargo él insiste: " A veces este purismo mal entendido quiere dejar las cosas como estaban y realmente lo que hace falta es adaptarse al medio y a la sociedad".
La explicación técnica de esta conexión jota-flamenco está en la rítmica, en lo melódico y en lo armónico (en los acordes de la guitarra) donde la huella más perceptible está en el cante por alegrías de Cádiz. Berna lo explica: "La jota es un compás ternario. No tiene el cuatro, que es el ritmo que estamos viviendo hoy en las discotecas, en el flamenco, en el tango, en la rumba... Por ejemplo, un hit del flamenco nunca será una soleá, porque es muy profunda. La jota es como si en el flamenco solo hubiera alegrías, que es el palo con el que se relaciona más la jota".
Carlos Saura, líder indiscutible en este género de películas musicales describe esa diáspora de la jota a la perfección: "No solo hay jotas gallegas o flamencas, hay jotas en Filipinas, en México, en Argentina..." Cuenta que después de haber hecho la película Flamenco y Fados estos bailes fueron declarados Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. Como buen aragonés se ilusiona afirmando que "es interesante porque ha sido a través de las películas. Así que ojalá ahora la jota sea declarada Patrimonio de la Humanidad". Y en efecto, parece que va por ese camino: en junio de 2018 el Gobierno de Aragón presentó la iniciativa para la inscripción de la candidatura de la jota aragonesa en la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
El HuffPost tuvo que viajar hasta el Caribe para descubrir la riqueza que se oculta tras lo que creíamos que era un arte ya en desuso. También, para corroborar que las conexiones y la ambivalencia de sus expresiones son toda una sorpresa.
Uno de los espectáculos de Berna se titulaba 'El Flamenco se escribe con jota'. Porque en sus propias palabras, "cuando destapas el frasco de las esencias empiezan a salir olores maravillosos".