Dimite el ministro británico para el Brexit, ¿y ahora qué?
La salida de David Davis abre la enésima profunda crisis en el Gobierno de Theresa May.
La primera ministra británica, Theresa May, vuelve a estar en la cuerda floja. Desde que sucedió a David Cameron, la líder del Ejecutivo no tiene ni un minuto de tregua. Cuestionada prácticamente a diario, bien sea por su liderazgo en el partido, por unos resultados electorales que le arrebataron la mayoría absoluta o por cómo gestiona la salida de la UE, ahora May afronta un nuevo desafío: la dimisión de su ministro para el Brexit, David Davis.
La marcha de Davis no se produce en un momento cualquiera: ha sido este domingo, poco antes de la medianoche, dos días después de que el Ejecutivo aprobara un plan para mantener una estrecha relación económica con la Unión Europea tras abandonar el bloque. Hace 48 horas la primera ministra presumía de haber unificado al fin a su dividido Gabinete en torno a su estrategia en el Brexit, pero está claro que nunca pueda cantar victoria: vuelve a enfrentarse a una crisis que, esta vez, la prensa ya califica de ser "sin precedentes".
Davis ha concedido este lunes una entrevista a la cadena británica BBC. En ella ha explicado que el principal motivo de su dimisión es que, con el plan de May, cualquier competencia que recupere el Parlamento británico tras el Brexit sería "ilusoria". La cesión de soberanía del Parlamento de Westminster a Bruselas es la piedra angular del euroescepticismo de Davis y otros diputados conservadores. "Esto se pinta como una devolución de poderes a la Cámara de los Comunes. En la práctica, no lo es", ha dicho el ya exministro.
Davis ha explicado en la entrevista en la BBC que no habría sido posible para él permanecer como ministro del Brexit y promover un plan en el que no cree. Ha dicho que no dimitió el viernes porque la restauración de la responsabilidad colectiva del Gabinete no le dejaba la opción. Ha añadido que, sin embargo, fue claro en su oposición, y que se ha tomado dos días para tomar una decisión que se debe pensar "cuidadosa y adecuadamente".
El ya exministro no se ha ido solo: junto a él han dimitido, de momento, dos secretarios de Estado de su Ministerio: los euroescépticos Steve Baker y Suella Braverman. La maniobra fuerza a Theresa May a remodelar su Gobierno en el peor momento posible. Para May su principal preocupación era ahora la de publicar y presentar a Bruselas esta semana su plan para el abandono de la UE. La gran incógnita ahora es la de qué hará el ministro de Exteriores, Boris Johnson, que incluso ha llegado a decir que el presidente de EEUU, Donald Trump, gestionaría el Brexit mejor que May.
May se enfrenta al Parlamento
A sus 69 años, Davis es un euroescéptico de largo recorrido profesional, que fue designado hace dos años para dirigir el recién creado Departamento para la Salida de la Unión Europea después de que los británicos votaran en un referéndum a favor de abandonar el bloque. Se convirtió en la cara del Brexit, al liderar las delegaciones británicas en las conversaciones con Bruselas, aunque su papel fue quedando opacado en los últimos meses a mediada que May y sus asistentes asumían un mayor papel en la estrategia negociadora.
Ahora la primera ministra británica tiene previsto declarar ante el parlamento el lunes para explicar su plan de que Reino Unido adopte las normas europeas sobre el comercio de bienes, algo que enfada a los diputados de su propio partido, que quieren una ruptura clara con Europa, y a los empresarios, que creen que la propuesta aún provocará daños económicos.
Los conservadores no se lo pondrán fácil a May: han sido claros y dicen abiertamente que su plan es "una traición al voto de los británicos en el referéndum de junio de 2016". May comparecerá, por tanto, habiendo perdido el apoyo de uno de los principales defensores del Brexit en el Parlamento. Es más, los diputados del sector duro han advertido a lo largo del fin de semana que están dispuestos a desafiar al fin a May y provocar una batalla por el liderazgo del partido. Para que se produzca, al menos 48 diputados deberían mandar una carta exigiéndolo a Graham Brady, presidente del poderoso Comité 1922, que representa a los diputados conservadores sin cargo en el Gobierno. Si las recibe, Brady deberá convocar una moción de censura, que los rebeldes no tienen ni mucho menos garantías de ganar.
Con todo, Davis ha dicho que May es "una buena primera ministra" y simplemente ellos dos difieren "sobre esta estrategia. Además, ha asegurado que "no le corresponde" instar a dimitir a otros ministros notorios partidarios de un Brexit completo, pues estas decisiones "con consecuencias para la carrera" "solo las puede tomar uno mismo".