Muere Koko, la famosa gorila californiana que hablaba lenguaje de signos

Muere Koko, la famosa gorila californiana que hablaba lenguaje de signos

La primate nacida en cautiverio en el zoo de San Francisco (EEUU) tenía 46 años.

Facebook/Koko & The Gorilla Foundation

Koko, la gorila criada en cautiverio que se convirtió en una celebridad internacional por su dominio del lenguaje de signos, ha muerto este miércoles en California a los 46 años.

La primate, que nació el 4 de julio de 1971 en el zoológico de San Francisco (California, EEUU) y llegó a dominar mil palabras en el lenguaje de signos, falleció "mientras dormía", ha precisado la Gorilla Foundation en un comunicado.

"La capacidad de aprender el lenguaje de Koko y su empatía abrieron la mente y el corazón de millones de personas", ha subrayado la fundación, que la calificó como "un icono de la comunicación entre especies". "Era muy amada, y la extrañaremos profundamente", ha añadido.

Su muerte ha generado miles de mensajes de condolencias en las redes sociales, algunos de famosos, como la actriz estadounidense Jamie Lee Curtis, que tuiteó: "Jamie triste. Mundo triste. Koko héroe".

Cuando era aún bebé, Koko fue puesta a cargo de una joven investigadora y psicóloga para animales, Francine 'Penny' Patterson, que trabajaba en un proyecto científico sobre el lenguaje de signos. Patterson pasaba horas cada día con Koko, dándole sus biberones, y fue entonces cuando empezó a enseñarle el lenguaje de signos con la ayuda de una intérprete para sordos de una iglesia.

En dos años, Koko ya había aprendido 80 palabras. En 1974, ambas se mudaron a la Universidad de Stanford donde Patterson fundó la Gorilla Foundation, dedicada al estudio de gorilas en cautiverio, y donde Koko continuó su aprendizaje. Koko fue protagonista de muchos reportajes que la llevaron a la fama.

El más notorio, un reportaje de National Geographic que se publicó en octubre de 1978 y en el que la mostraban tomándose un selfie en un espejo: fue la foto de tapa. Koko se hizo famosa posteriormente por su afección por un gatito al que ella misma bautizó como All Ball (Todo pelota). Así llegó su segunda portada para National Geographic, en 1983, con la gorila de 136kg abrazando al diminuto gatito entre sus enormes y peludos brazos.

  5c8a4888230000040122e6a6National Geographic

El cariño de Koko por All Ball inspiró incluso un libro para niños que se convirtió en un clásico, Koko's kitten (El gatito de Koko), coescrito por Patterson y el codirector de la Gorilla Foundation, Ron Cohn.

Cuando en 1984 murió el gato atropellado por un coche, los científicos dijeron que Koko mostró su dolor durante meses. De hecho, hay una grabación en la que le preguntan qué le pasó a All Ball, y la gorila responde con estos signos, en secuencia: "gato", "llorar", "tener-pena", "Koko-amor". Y luego tras una pausa agrega dos signos más: "falta de atención" y "visítame".

A pesar de su fama, no faltan críticos para la metodología de Patterson, y algunos aseguran que las habilidades de la gorila para expresar sus sentimientos fueron exageradas. En 2001 Koko conoció al actor Robin Williams, y la química fue increíble. El vídeo de su encuentro se hizo viral ya que les mostraba haciéndose cosquillas uno a otro, destornillándose de risa.

Koko arrebata las gafas del fallecido actor para ponérselas, luego le saca la billetera del bolsillo y comienza a mirarla, incluso le pide más cosquillas. "Compartimos algo extraordinario: la risa", dijo Williams tras la experiencia.

"Koko entiende el inglés hablado y usa más de mil signos para compartir sus sentimientos y pensamientos sobre eventos cotidianos: la vida, el amor, incluso la muerte. Fue increíble e inolvidable", contó el actor fallecido en 2014.

A la gorila también le encantaba la pintura, y participó en conversaciones por internet con muchos fans. Pero fue también objeto de polémica. En 2005, dos mujeres dijeron haber sido despedidas de la fundación por negarse a las sugerencias de Patterson, quien les decía que mostraran su torso desnudo a Koko para entenderse mejor con la gorila (que al parecer tenía una predilección por los pezones). Se negaron y presentaron una demanda judicial contra la fundación.

La Gorilla Foundation rechazó las acusaciones, y la disputa se saldó finalmente con un acuerdo amistoso.

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Marina Prats es periodista de Life en El HuffPost, en Madrid. Escribe sobre cultura, música, cine, series, televisión y estilo de vida. También aborda temas sociales relacionados con el colectivo LGTBI y el feminismo. Antes de El HuffPost formó parte de UPHO Festival, un festival urbano de fotografía en el marco del proyecto europeo Urban Layers. Graduada en Periodismo en la Universidad de Málaga, en 2017 estudió el Máster en Periodismo Cultural de la Universidad CEU San Pablo y en 2018 fue Coordinadora de Proyecto en la Bienal de Arte Contemporáneo de Fundación ONCE. También ha colaborado en diversas webs musicales y culturales. Puedes contactarla en marina.prats@huffpost.es