El drama de la inmigración en Alemania podría suponer el final de Merkel
Muchos alemanes no toleran su política de puertas abiertas a migrantes y refugiados, y esto puede costarle la presidencia.
La permanenciaen el poder de la canciller alemana, Angela Merkel, pende de un hilo. La crisis migratoria que causa agitación política en toda Europa amenaza estos días con romper su ya frágil gobierno de coalición.
El ministro de Interior alemán Horst Seehofer y su Unión Social Cristiana de Baviera (CSU) están intentando poner fin a la política de puertas abiertas de Merkel hacia migrantes y refugiados. Su propuesta consiste en cerrar las fronteras alemanas. La CSU y la Unión Democristiana (CDU) de Merkel, que conviven en el Gobierno, tienen que llegar a un acuerdo para seguir adelante.
Tras una reunión de urgencia este jueves, la CSU de Seehofer anunció que planeaba seguir con su "plan maestro de migración", que establece unas estrictas reglas de inmigración y deportación. La CDU de Merkel dice estar de acuerdo con la mayoría de los puntos del plan, salvo con uno: el de rechazar a inmigrantes que tratan de entrar a Alemania después de haber sido registrados como solicitantes de asilo en otro país de la Unión Europea, ya que eso sería romper una ley europea.
La mayoría de los diputados que participaron en la reunión de la CDU del jueves respaldaron a la canciller, según informa el HuffPost Alemania, pero el gobierno de coalición de tres meses de Merkel sigue al borde del abismo. Puede que esta sea su mayor crisis de Gobierno en los 13 años que lleva en el poder.
"Es como cuando estás en el supermercado y la hermana pequeña (CSU) se pone a gimotear", comentó un miembro de la CDU. Y aunque el jueves se habló de una fractura entre las dos facciones, un miembro de la CSU le restó importancia, calificándolo de "sinsentido".
Ambos partidos planean volver a reunirse el lunes, pero Merkel afirmó el jueves que necesita dos semanas más antes de llegar a un acuerdo para poder debatirlo antes con sus socios europeos.
¿Significará el plan migratorio el fin para Merkel?
La regularidad y resiliencia de Merkel han servido como modelo de estabilidad para Europa y el resto del mundo, por lo que preocupa bastante la incapacidad del país para llegar a un consenso sobre la cuestión migratoria.
Merkel lleva en el poder desde 2005, mientras que los gobiernos de su alrededor se han ido resquebrajando. Ha encarrilado a Europa en numerosas crisis, incluidos el colapso financiero griego y el Brexit. Mantuvo la compostura mientras otros miembros del G7 se vieron envueltos en mitad de una controversia con el presidente Donald Trump hace sólo una semana.
El Gobierno de Merkel decidió mantener su puerta abierta a los refugiados, pese a que el número total de llegadas a Alemania en 2016 excedió el millón de personas. Así se convirtió en la heroína de la izquierda y en la figura más odiada entre los nacionalistas alemanes de extrema derecha.
Desde entonces ha mantenido su postura, a pesar de la creciente oposición. "Un amplio número de votantes, especialmente en el Este, están nerviosos por el ritmo y la magnitud del cambio", cuenta al HuffPost Matthew Goodwin, autor del libro National Populism. Además, se ha debilitado considerablemente su posición.
A Merkel también le está costando justificar que esa generosidad y hospitalidad son parte de los valores de Alemania, sostiene Natalia Banulescu-Bogdan, directora del programa internacional de la Migration Policy Institution. "La crisis se está alargando y la gente está cansada de la generosidad. Cuesta mucho mantener ese nivel de apoyo cuando Europa no le ha encontrado ninguna solución a esto".
También han entrado más fuerzas conservadoras al Parlamento alemán, incluida la AfD, el primer partido de extrema derecha en el Bundestag desde la Segunda Guerra Mundial, y Merkel sufre "presión de activistas y políticos de su propio partido, que quieren que adopte un enfoque más restrictivo y conservador tanto en la llegada de inmigrantes como en su integración en la sociedad alemana", añade Banulescu-Bogdan.
"Si esto fuera ajedrez, estaríamos viendo el final de la partida", señala Werner Patzelt, científico político en la Universidad Técnica de Dresde. "La CSU lucha por su supervivencia a nivel federal. Saben que la cuestión migratoria es clave en el debate nacional".
Seehofer aceptó la cartera de ministro de Interior especialmente para gestionar este tema, y si Merkel lo aparta, puede que suponga el fin para ella. "Si Seehofer da instrucciones de negar la entrada de refugiados en la frontera, Merkel sólo tendrá dos opciones: o no muestra oposición o lo echa. Y si lo hace, lo más seguro es que se rompa la coalición".
"En ese caso veríamos unas elecciones exprés", añade Patzelt. "La CDU se rompería en mil trozos, destruida por su propia líder. Y para la canciller también supondría su fin político".
La saga migratoria envuelve a Europa
La propia incapacidad de Merkel para lidiar con la continua crisis migratoria refleja la confusión y el caos vividos en otras partes de Europa.
El pasado fin de semana, el ministro de Interior italiano Matteo Salvini, una figura de extrema derecha cuya postura anti-inmigración no es ningún secreto, bloqueó el rescate del bote Aquarius, con 629 inmigrantes a bordo, e impidió que atracara en Italia, exigiendo al resto de países europeos que hicieran su parte.
"A partir de ahora Italia empieza a decir NO al tráfico humano, NO al negocio de la inmigración ilegal", escribió Salvini en una publicación de Facebook.
Algunas de las personas a bordo fueron finalmente transferidas a las autoridades italianas. Todavía quedan 106 inmigrantes que se dirigen a Valencia, donde se espera que toquen tierra el domingo por la mañana.
El presidente francésEmmanuel Macron recriminó a Italia su falta de compasión, y los italianos criticaron a Macron por no cumplir la promesa de ayudar legalmente a reubicar a refugiados. Macron y el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, se han reunido este viernes, un día después de que el canciller austríaco Sebastian Kurz anunciara un "eje" con Alemania e Italia para combatir la inmigración ilegal.
"Esta crisis es de algún modo un problema superficial, pero representa una división mucho más profunda entre naciones diferentes que tienen herencias culturales e históricas muy distintas", explica Goodwin. Las voces más liberales de Europa se ven "muy superadas por los políticos conservadores, euroescépticos y populistas nacionalistas".
Merkel ha pedido una respuesta europea unificada a la crisis, tanto en casa como en el resto del continente. Pero todavía no se ha materializado tal solución, y Goodwin culpa de estos fuertes cismas políticos a algunos Estados miembros por no saber gestionar la cuestión migratoria. Sigue siendo "increíblemente difícil y polarizador" responder a preguntas como hasta qué punto quiere la UE restringir el contrabando de personas y cuánto dinero quiere dedicar a la seguridad de fronteras.
Mientras tanto, los inmigrantes seguirán intentando cruzar a Europa, como los 1,8 millones de personas que ya se han abierto camino hacia el continente desde 2014.
"Probablemente veamos más presión sobre Merkel, más presión sobre la Europa liberal y más apoyo a los partidos populistas y conservadores", advierte Goodwin. "Es muy probable que continúe el giro de Europa hacia la derecha".