Claves para entender el escándalo que afecta a millones de usuarios de Facebook
Ha derrumbado la bolsa e implica a los promotores del Brexit y a Donald Trump.
El mayor escándalo de la historia de las redes sociales ha provocado un derrumbe en la bolsa. Salpica a nombres conocidos por la mayoría: Facebook, Donald Trump, Steve Bannon, Rusia. Y a una empresa muy poco conocida, sobre todo en España, que está en el centro de todo: Cambridge Analytica.
La maraña del escándalo que afecta a millones de usuarios de Facebook promete sólo liarse más y más, a medida que todos los implicados, y los gobiernos de EEUU, Reino Unido y la UE, investigan a fondo lo ocurrido. Estas son las claves de la mayor violación de la privacidad de la historia de la red social:
El 17 de marzo, el estadounidense The New York Times y el británico The Observer publicaron dos reportajes en los que denunciaban que Facebook, un profesor universitario y dos compañías con las que trabajaban habían violado la privacidad de millones de usuarios de la red social.
Aleksandr Kogan, un profesor de psicología ruso-estadounidense de la Universidad de Cambridge, desarrolló una app de predicción de la personalidad. Se puso en contacto con la empresa de Mark Zuckerberg para que cerca de 300.000 usuarios pudieran descargarse la aplicación thisisyourdigitallife, que les sometía a un exhaustivo test de personalidad político, por lo que recibieron entre 2 y 5 dólares.
Pero la app recabó información, no sólo de esos usuarios que habían dado su consentimiento a que se recogieran sus datos para fines académicos, sino los de sus contactos en Facebook, un total de 50 millones de perfiles que Kogan, según la red social, proporcionó a la consultora Cambridge Analytica a través de su empresa, Global Science Research.
Unos 30 millones de esos perfiles tenían información suficiente para explotarlos con fines políticos, por ejemplo, presentándoles publicidad política personalizada, diseñada para ellos, según el Times. Nadie en Cambridge Analytica investigó si la procedencia de los datos era legal.
El sistema se basaba en una correlación entre los 'me gusta' y la ideología de los usuarios, ya que unos pocos clics pueden ofrecer una predicción bastante fiable de información personal como la orientación sexual, la raza, el sexo, el nivel de inteligencia y hasta si se ha sufrido algún trauma en la infancia.
Al compartir los datos con esa empresa y con uno de sus principales técnicos, Christopher Wylie, Kogan violó las normas de privacidad de Facebook, ya que no estaba autorizado a venderloa ni enseñarlos a terceros y no tenía el permiso de muchos de los usuarios para recabarlos.
La red social asegura que eliminó en 2015 la app y exigió a todos los implicados que destruyeran los datos. "Hace varios días, recibimos informes de que no todos fueron borrados", ha indicado Facebook.
Cambridge Analytica obtuvo la información en 2014 y la usó para construir un programa informático destinado a predecir las decisiones de los votantes e influir en ellas.
La empresa trabajó después para la campaña a favor del Brexit, algo que sacó a la luz The Guardian en mayo de 2017 (Cambridge Analyticia amenazó con demandar al diario por difamación), y para la del presidente estadounidense Donald Trump, que pagó más de seis millones de dólares por sus servicios.
The Washington Post informó en febrero de 2017 que Cambridge Analytica estaba obteniendo contratos públicos en EEUU después de ayudar a la campaña del magnate. Robert Mueller, el fiscal especial que investiga la presunta injerencia rusa, comenzó a investigar a la empresa en diciembre por hacer "guerra informativa", según The Guardian.
Entre los inversores en Cambridge Analytica están el antiguo estratega jefe de Trump y exjefe de su campaña electoral, Steve Bannon, y un destacado donante ultraconservador billonario, Robert Mercer.
Cambridge Analytica continúa llevando a cabo en la actualidad investigaciones y campañas en todo el mundo. Un reportaje de la cadena británica Channel 4 arroja una visión sumamente oscura de sus actividades, según The HuffPost.
La cadena envió a un reportero de incógnito a hablar con los líderes de la compañía. Se hizo pasar por un cliente y Channel 4 consiguió captar con una cámara oculta confesiones alarmantes por parte de altos cargos de Cambridge Analytica.
Alexander Nix, jefe ejecutivo de la empresa, y Mark Turnbull, responsable de Politica Global, presumen de emplear todo tipo de tácticas sucias e ilegales para influir en más de 200 elecciones por todo el mundo, entre ellas las de Nigeria, Kenia, República Checa, India y Argentina. Aseguran que trabajan con nombres, carnés profesionales y sitios webs falsos.
Entre sus métodos mencionan poner a políticos en situaciones comprometidas, grabarlo y subirlo a Internet. Nix apunta que uno de los mejores métodos para ensuciar el nombre de alguien es crear un escándalo de la nada. Por ejemplo, mandando a alguien a ofrecerle dinero, enviando prostitutas a su casa o inventándose datos. "No tiene por qué ser cierto mientras la gente se lo crea", explica.
Turnbull se desmarca del chantaje sexual pero está de acuerdo en el rédito que da extender mentiras. "No merece la pena hacer una campaña electoral basada en la verdad porque todo se trata de emociones", asegura la cadena británica que confesó ante su periodista.
Cambridge Analytica ha denunciado que Channel 4 ha editado intencionadamente las grabaciones para hacerles quedar como una compañía sin escrúpulos, informa The HuffPost. Nix admite que discutió sobre "una serie de absurdos escenarios hipotéticos" con el periodista de incógnito pero que lo hizo sólo por seguir la corriente a un potencial cliente.
Según Facebook, Kogan por vender los datos a terceros y Wylie y Cambridge Analytica por utilizarlos con fines interesados y no borrarlos, como asegura que les exigió a todos. La red social suspendió el viernes de su plataforma a todos ellos y a la matriz de la empresa, Strategic Communication Laboratories, aunque ha admitido que descubrió la filtración por primera vez en 2015.
Kogan asegura que no ha violado las normas de Facebook en ningún momento, que le dieron todos los permisos para su app, y ha declarado estar dispuesto a someterse a una investigación, a hablar con el FBI y a declarar ante el Congreso de EEUU. Ha salido a la luz que es profesor asociado de la Universidad de San Petersburgo y que ha cobrado del Gobierno ruso por investigar el bienestar psicológico en redes.
El profesor universitario restó valor a la utilidad de los datos en un email a sus compañeros, según la CNN, por ser propensos al error. Admite que al principio utilizó la aplicación con usos académicos y luego actualizó las condiciones para reflejar que sus usuarios le garantizaban la comercialización de sus datos, un cambio ante el cual señala que Facebook no "expresó ninguna inquietud en absoluto".
Wylie es un genio del Big Data de 28 años que fue quien tuvo la idea de explotar los datos y supervisó su ejecución. "Debo señalar que pensaba que todo era absolutamente legal y a prueba de tacha", asegura a The Guardian. Es la fuente principal de los reportajes que han sacado a la luz el escándalo.
"Me han suspendido de Facebook. Por avisar a los medios. De algo que ellos ya sabían en privado desde hace dos años", ha denunciado en su Twitter. "Facebook sabía que estaba pasando. Sus protocolos de seguridad se activaron porque la app estaba recogiendo una inmensa cantidad de datos, pero Kogan les dijo que era para estudios académicos y dijeron: 'Vale", detalla a The Guardian.
Según Wylie, dos años después de saber que se había producido la filtración, Facebook escribió a los implicados en el proyecto para exigirles que borraran los datos "obtenidos ilícitamente". "Todo lo que tuve que hacer era pinchar en una cajita, firmar, y enviarlo. Facebook no hizo nada más", asegura.
El joven tiene más revelaciones: en 2014, Cambridge Analytica presentó un proyecto a Lukoil, la segunda mayor petrolera de Rusia, sobre Facebook, big data y cómo interferir en unas elecciones. Wylie dice que no entendió por qué una empresa rusa quería información sobre los votantes de EEUU.
La fiscal general del estado de Massachusetts (EEUU), Maura Healey, ha abierto una investigación por lo ocurrido y el Gobierno británico también, y ha anunciado su intención de convocar a Zuckerberg para testificar. El Parlamento Europeo también ha anunciado que iniciará unas pesquisas sobre lo ocurrido.
Facebook también ha abierto una investigación y asegura estar dispuesta a acudir a los tribunales. "Estamos dirigiendo una revisión integral, interna y externa, para determinar si son ciertas las informaciones de que los datos en cuestión aún existen", ha asegurado el vicepresidente Paul Grewal.
El caso podría generar una multa multimillonaria para Facebook por posible violación de una regulación de la Comisión Federal de Comercio de EEUU para proteger la privacidad de los usuarios de redes.
El hashtag #DeleteFacebook (elimina Facebook) ha sido tendencia en Twitter este lunes, una campaña que anima a los usuarios a abandonar la red de Mark Zuckerberg para siempre.
¿Y Zuckerberg? Su silencio es sepulcral. Nada ha dicho sobre el escándalo desde que estalló. Pero algunos en el Congreso de EEUU parecen decididos a que declare públicamente por lo ocurrido.
Quién no se ha mantenido callado ha sido el jefe de Seguridad de Facebook, Alex Stamos. The New York Times asegura que dejará la empresa por desavenencias con otros directivos sobre cómo se ha llevado este asunto. Pero él lo niega en Twitter:
"A pesar de los rumores, aún sigo completamente metido en mi trabajo en Facebook. Es verdad que mi papel ha cambiado. Ahora paso más tiempo estudiando nuevos riesgos de seguridad y trabajando en la seguridad electoral".
Facebook también: en un comunicado, aseguran que Stamos "sigue siendo el jefe de Seguridad de Facebook" y que es "un valioso miembro del equipo" al que agradecen todo lo que hace cada día.
El escándalo ha desatado el nerviosismo en Wall Street. La Bolsa de Nueva York ha terminado este lunes en rojo, contagiada por el "mal momento" que atraviesa Facebook, que ha bajado más de un 7%, la peor caída en cinco años.
Facebook, que tiene una capitalización de mercado superior a 537.000 millones, hizo resentirse a dos de los principales indicadores, el Nasdaq (-2,13 %) y el S&P 500 (-1,46 %), y contagió a otros grandes nombres tecnológicos como Alphabet (-3,40 %), Amazon (-2,14 %), Netflix (-2,28 %) o Twitter (-1,91 %).
Sus efectos negativos también se han sentido en las bolsas latinoamericanas y la de Tokio.