El ex jefe de campaña de Trump, Paul Manafort, imputado por conspirar contra EEUU
Paralelamente, un exasesor del presidente se ha declarado culpable de mentir sobre los lazos de la campaña con Rusia.
El ex jefe de la campaña electoral del mandatario Donald Trump, el abogado Paul Manafort, ha sido imputado este lunes por conspiración contra Estados Unidos y lavado de dinero, en el marco de las investigaciones sobre la presunta colusión con Rusia durante los comicios de 2016, que el presidente volvió a negar.
Paralelamente, un exasesor del presidente se ha declarado culpable de mentir sobre los lazos de la campaña con Rusia.
Manafort y su socio Rick Gates han sido inculpados por 12 cargos que no están relacionados directamente con actividades del comité electoral de Trump, sino con delitos cometidos mientras el influyente abogado dirigía la campaña presidencial.
Se trata de las primeras acusaciones formales aprobadas por el fiscal especial Robert Mueller, que examina las relaciones entre el comité electoral de Trump y Rusia para influenciar el resultado de los comicios de 2016.
El caso se concentra en los movimientos financieros de Manafort y Gates durante una década, incluyendo el período de la campaña electoral, cuando ambos actuaron como "agentes no registrados de Ucrania" en Estados Unidos, según el documento de inculpación de 31 páginas firmado por Mueller.
Para "esconder (...) decenas de millones de dólares" de pagos recibidos de Ucrania, Manafort y Gates "lavaron el dinero mediante un enorme número de corporaciones estadounidenses y extranjeras, asociaciones y cuentas bancarias".
Por ello, Manafort ha sido imputado por falso testimonio sobre su papel como agente extranjero y no presentar las debidas declaraciones sobre cuentas bancarias en el exterior y registros financieros.
El pasado viernes se conoció la aprobación, por parte de un gran jurado en Washington, de los primeros cargos dentro de la investigación encabezada por el fiscal especial Robert Mueller sobre la supuesta injerencia rusa en las elecciones del año pasado en EEUU y los posibles contactos entre Moscú y la campaña de Trump.
Desde entonces había ido creciendo la expectación sobre quiénes serían los afectados por esos primeros cargos, que marcan un punto de inflexión en la investigación de Mueller, fiscal especial del caso desde mayo pasado.
El antiguo jefe de campaña de Trump estaba desde hace tiempo en la mira de las autoridades y el pasado julio el FBI efectuó una redada en su casa.
Antes de dirigir la campaña electoral de Trump durante unos meses, Manafort trabajó para un multimillonario con el fin de beneficiar al Gobierno del presidente ruso, Vladímir Putin, y también hizo negocios irregulares con prorrusos en Ucrania.
Durante todo el fin de semana, Trump ha vuelto a tachar en Twitter de "caza de brujas" la investigación de Mueller sobre sus supuestos lazos con Rusia y pidió que se "haga algo" contra las irregularidades que, según él, ha cometido su rival demócrata en las elecciones de 2016, Hillary Clinton.
La investigación de Mueller también cubre las finanzas y negocios familiares del presidente y busca determinar si Trump incurrió en obstrucción de la justicia cuando despidió en mayo al entonces director del FBI, James Comey, quien lideraba el caso de la trama rusa.
Desde hace tiempo, pero con especial fuerza esta última semana, Trump ha promovido la idea de que fue Clinton quien incurrió en irregularidades, algunas de ellas relacionadas con Rusia.
En esa campaña le ha ayudado la revelación de que el Partido Demócrata y la campaña de Clinton financiaron el año pasado una investigación privada para encontrar información que relacionara a Trump con Rusia, lo que resultó en un dossier lleno de sórdidos detalles no corroborados sobre el ahora presidente.