Cómo hacer que tus propósitos de septiembre duren (por lo menos) hasta octubre
Tres expertos nos dan las claves no sólo para conseguir tus objetivos, sino para no tirarlo todo por la borda semanas (o días) después de empezar.
Llega septiembre y llega la dieta. Llega septiembre y llega el gimnasio. Llega septiembre y llega el inglés. Llega octubre... y llegan los armarios llenos de zapatillas de deporte casi sin estrenar, peladores de verduras intactos y libros de inglés escritos hasta las página 20. Ay, octubre, cómo te gusta matar nuestros buenos propósitos...
Aunque el 1 de enero es la fecha oficial de arranque del año, el 1 de septiembre (o el 4, o el 28 de agosto, o el día en que vuelves a entrar por la puerta del trabajo o de clase, básicamente) tiene el mismo simbolismo. El del cambio y los buenos propósitos, el del abandono de los malos hábitos y la puesta en marcha de algunos algo mejores. Intentarlo es bueno, obviamente, pero conseguirlo es aún mejor. Mejor, que no sencillo.
¿Cómo lograr esos propósitos y, sobre todo, cómo no caer en la desidia y abandonar al mes siguiente?
Acabar con la depresión postvacacional es el primer paso para empezar (y cumplir) tus propósitos. Según un informe publicado por Adecco, este problema afecta a uno de cada tres trabajadores y trae consigo "apatía, cansancio, falta de energía y dificultad para concentrarse". Dura de media dos o tres días pero se puede alargar incluso durante un par de semanas. Pero sí, se cura, se cura: sólo hay que retomar el trabajo de forma gradual, hacer ejercicio, comer sano y centrarse en lo positivo. Poco a poco estaremos dispuestos a afrontar la nueva etapa.
Septiembre es tu mes, bien. Pero si ha sido agosto, mejor. No lo dejes para más tarde: si quieres hacerlo, tienes que hacerlo ya. "Septiembre es EL mes, es el momento del pistoletazo de salida", explica Patricia Ramírez, psicóloga y bloguera del HuffPost.La asesora de imagen y comunicación no verbal Paz Herrera, autora del libro Self-branding: potencia tu marca personal (Kitsune Books), está de acuerdo con esa afirmación: "Cuanto antes empecemos, antes sentiremos que ese objetivo es algo nuestro".
"A través de tu imagen, de dentro hacia fuera, puedes transmitir qué te hace único y diferente, y el comienzo del nuevo curso es perfecto para aprender qué tienes de especial —porque todos tenemos algo— y potenciarlo", afirma Herrera. De ahí que sea importante conocer nuestras fortalezas y nuestras debilidades para saber qué hacer para llegar al objetivo y no caer. "Conócete a ti mismo y aprende qué te motiva. ¿Tu objetivo es adelgazar y te encanta la moda, la ropa? Hazte con un armario que te siente bien y proyecte una mejor imagen de ti. Verás que la ropa te quedará mejor sin tripita y querrás hacer esos cambios", ilustra Herrera.
"No empieces por mil objetivos: empieza por uno, pero ese conviértelo en innegociable". Ese es uno de los leit motiv de Anxo Pérez, autor, conferenciante, emprendedor y bloguero del HuffPost.
Para él, la clave está en tener un solo objetivo, pero dividirlo (o multiplicarlo). "Está el llamado objetivo óptimo: voy a ir al gimnasio todos los días, media hora. Es difícil de cumplir. Así que plantéate un objetivo de tolerancia cero: que sea sencillo, pero que no falles ni un solo día. Es un compromiso irrompible". Es decir: cumple, siempre, aunque sea bajo mínimos. De hecho, él recomienda hacer un mínimo diario de tres minutos del objetivo que planteemos, ya sea hacer ejercicio, estudiar una materia, leer algo... "El peligro está en el primer día que te lo saltas; hay que descubrir cómo hacer para no incumplir el primer día", relata.
Es la clave del asunto: tener un plan. "Elabora un plan con un motivo que valga la pena, que tenga sentido para ti. Luego fíjalo en el calendario, pero ponlo de verdad: que esté escrito, que no haya luego una reunión que no te permita cumplirlo", narra Patricia Ramírez. "Tienes que saber que supone hacer renuncias. No escuches a tu voz cómoda: que no haya un plan B".
Herrera también es partidaria de poner negro sobre blanco tus objetivos: "Lo que no se escribe no existe". Es partidaria de anotar tanto los pequeños propósitos (hoy he fumado un cigarrillo menos, el martes, otros dos; el viernes, otros cinco...) como los que son a largo plazo (el 15 de diciembre habré dejado de fumar).
"Que aquello en lo que te enfoques sea al 100%", relata Anxo Pérez. Aunque el coach insiste en cumplir con nuestro objetivo todos y cada uno de los días, cree que "nuestra fuerza de voluntad es limitada". Pérez es el creador del método para estudiar lenguas 8belts, que asegura que se puede aprender inglés o chino, entre otros, en ocho meses: "No hay que ser el más inteligente, ni tener una memoria prodigiosa: el éxito llega con la perseverancia".
Has sido bueno. No has comido guarrerías en toda la semana, has cenado ligero y sólo te has tomado una caña. Entonces ¿puedo tomar postre el fin de semana? Aquí hay división de opiniones en los expertos. Para Patricia Ramírez, las recompensas "deberían ser algo interior". El premio tiene que llegarnos porque cumplimos el objetivo, no debe ser la zanahoria que nos guía. "Pero siempre es mejor que recurramos a la recompensa si vemos que no llegamos", concede.
Para Paz Herrera, una pequeña recompensa puede ayudar mucho. De hecho, ella no es partidaria de no darse un premio hasta el final, sino de ir haciéndolo poco a poco. "Hay gente que quiere perder 20 kilos y no se quiere comprar ropa hasta el final. Para mí, es un error. Yo creo que es bueno comprarse tres o cuatro cosas que te queden fenomenal, maquillarte o dejarte una barba de hipster", ríe, "pero hacer algo que te vaya mostrando que llegas al objetivo".
Como explica Anxo Pérez, no fallarás nunca si no incumples el primer día. Si ese primer día nunca llega... ¡conseguido! De ahí la necesidad de tener esos miniobjetivos, claros, escritos y en la punta de los dedos. "Para no romper el objetivo nunca hay que perder el contacto con el mismo", cuenta Pérez.
Pero sí, el error puede llegar... ¡Nadie es invencible! "Cuando falles, no tienes que machacarte con 'No puedo, no llego'... No. Sé perseverante y funcionará", anima Ramírez. "No porque un día falles tienes que abandonar. Detecta qué te motiva y hazlo. Sobre todo, haz que los primeros días, los primeros pequeños propósitos, sean gratificantes".