13 cosas que hay que saber antes de probar el sexo anal
Por ejemplo, que no se lleva bien con las prisas.
Sexo anal. Un gran incomprendido rodeado de silencio y tabú. Puede ser un tema intimidante, pero no hay por qué temerlo. La edición estadounidense del HuffPost ha contactado con la terapeuta sexual y gurú de la web de sexualidad Adam & Eve, la doctora Kat Van Kirk, para desvelar los misterios del sexo anal y responder a las dudas que surgen sobre la puerta trasera.
"Muchas mujeres no hablan sobre el sexo anal porque es un tema aún estigmatizado. Todavía hay mucha incomprensión", explica la doctora.
Para ayudar a solucionar este problema, hemos elaborado un listado de 13 cosas que hay que saber antes de probar el sexo anal:
Según la doctora Van Kirk, la clave para disfrutar el sexo anal es sentirse cómodo uno mismo con su cuerpo y con lo que le da placer. Su primera recomendación es que lo pruebes primero por tu cuenta: "Suelo aconsejar a la gente que incorpore el factor anal a la masturbación usando lubricante y dedos o algún juguete. Estar a gusto con uno mismo ayudará cuando estés en la cama con tu pareja".
Empezar con el juguete apropiado es esencial. Aunque las bolas o los tapones anales son buenos juguetes para empezar, la doctora Van Kirk recomienda algo que vibre. La vibración puede provocar una "sensación familiar", además de que "ayuda a relajar el músculo pubococcígeo que rodea en forma de ocho la abertura vaginal y el ano". Para ello, recomienda juguetes como éstos.
Es importante elegir bien el juguete también por motivos de seguridad. "No queremos meternos nada que no tenga un agarre o una base más ancha porque si no, solo conseguiremos acabar en urgencias. Nos interesa poder sacarlo después sin problemas", advierte.
El sexo anal no se lleva bien con las prisas. Y, según la doctora Van Kirk, tampoco es muy recomendable ni divertido si estás bajo los efectos del alcohol: "No intentes metértela por ahí si te has emborrachado o si estás bajo los efectos de otras sustancias. Así es como mucha gente empieza a odiar el sexo anal, por ir con nervios y sin seguir el debido proceso".
La doctora Van Kirk recomienda probar el sexo anal con alguien de confianza con quien te puedas relajar. No es obligatorio estar en una relación con esa persona, pero hace falta establecer unos límites y poder hablar abiertamente. "A no ser que sea una persona con mucha experiencia y siempre que hayas probado por tu cuenta antes", puntualiza.
"Normalmente, probarlo con una pareja estable o con alguien responsable y cuidadoso, con un poco de preparación (una semana o un mes, lo que veas necesario), aumentará las posibilidades de éxito", señala.
"El diálogo es muy importante. En primer lugar, tienes que poder decirle qué te da placer y qué no. En segundo lugar, la otra persona tiene que saber cuándo te molesta algo y estar dispuesta a oír tus observaciones".
La doctora Van Kirk asegura que depositar la confianza en la comunicación puede ser la clave del placer: "Lo curioso es que precisamente por el hecho de que el sexo anal esté estigmatizado y dé miedo, si lo realizas de forma consciente y existe comunicación entre los dos miembros, el vínculo con la otra persona se fortalece. No solo el vínculo físico, también el emocional, ya que habéis llegado a otro nivel de confianza".
Para los principiantes, el tiempo de preparación supone una gran parte del éxito. Una vez que ya has probado unos cuantos juguetes anales, por tu cuenta o con la otra persona, necesitarás las herramientas correctas para el siguiente paso: preservativos, un consolador, un arnés (tipo strap-on) si eres lesbiana y, muy importante, un montón de lubricante.
A la hora de elegir el lubricante, la doctora Van Kirk recomienda lubricante a base de silicona si el sexo anal va a ser en la ducha o en la bañera y a base de agua si va a ser en el dormitorio, por ejemplo. Sea como sea, no escatimes en cantidad.
Es este punto el que más aterroriza a la gente. Según la doctora Van Kirk, todo debería salir bien si sigues una sencilla regla:
Usar siempre preservativo para evitar enfermedades de transmisión sexual (ETS) y, en el caso del sexo anal, con más motivo, por motivos de higiene. Ya sean partes del cuerpo o consoladores, lo recomendable es que estén otra vez limpios antes de meterse en otros orificios.
"No pases del ano a la vagina si no has limpiado o cambiado el preservativo porque puedes introducir patógenos que pueden provocar infecciones", advierte.
Ese día, come con normalidad y evita todo aquello que pueda ser, digamos, demasiado "estimulante para los intestinos". Nada de picante y barbacoa si vas a tener sexo anal más tarde. ¿Qué alimentos son los más recomendables, entonces? Cuanto más suaves, mejor: plátanos, arroz, tofu o pescado.
"Normalmente no hay muchos restos fecales en el recto, pero si has comido algo demasiado estimulante para los intestinos que pueda causarte diarreas, entonces sí, toda esa materia fecal irá a parar a esa zona. Lo ideal es tener heces sólidas durante un par de días antes del sexo anal para estar seguros de que todo marcha como debería", explica la doctora Van Kirk.
"Muchas personas usan enemas pensando que hacen bien, pero, especialmente para los principiantes, no lo recomendaría", afirma la experta.
Hay dos grandes motivos para evitar usar un enema. El primero es que, anatómicamente, los enemas no tienen sentido. En medicina, un enema es la introducción de un líquido por el ano para limpiar y descargar el intestino.
"Muchas mujeres piensan que al usar enemas están expulsando los restos fecales, pero, en realidad, hay muy pocos restos en esa parte del recto, ya que suelen estar alojados en niveles superiores. Si los empujas aún más atrás, podrías causarte calambres intestinales", argumenta.
En segundo lugar, tu recto puede irritarse si es la primera vez que utilizas un enema. "Según cómo se introduzcan los enemas, puedes provocar irritaciones en la zona. Te interesa que esa zona esté en perfectas condiciones, pero un enema quizás solo empeore la situación. Incluso puedes desarrollar infecciones más allá de las ETS".
A mayor relajación, mayor placer. "No es para nada un mero asunto de meter y sacar, es un proceso, y por eso hay que relajarse y descubrir las sensaciones", recalca Van Kirk.
Claro que puede ser complicado relajarse cuando, literalmente, te estás metiendo algo por el ano, pero resulta fundamental y la doctora tiene varios consejos para ayudarte:
Para las mujeres, "el mejor modo de redirigir la sensación de dolor y placer en el sistema nervioso es la estimulación simultánea del clítoris". Pero, en cualquier caso, "un buen vibrador o masturbarte tú o tu pareja mientras tanto son formas de redirección para permitirte sentir placer".
La postura de la cuchara será tu mayor aliada, y no solo para dormir. En esta postura, según la doctora Van Kirk, la penetración no será ni demasiado rápida ni demasiado profunda.
En la ducha o en la bañera, la mejor postura es ponerte de pie de espaldas a tu pareja. Pero asegúrate de tener algo firme a lo que asirte.
Puede parecer una pesadilla, pero en serio: no pasará nada.
"Al principio puede parecer que tienes ganas de ir al baño cuando te penetran. Esa suele ser una parte de la sensación del sexo anal, pero si la puedes soportar unos minutos, lo habitual es que desaparezca. Si de verdad te preocupa, tomaos un respiro e intentadlo más tarde, pero casi siempre es solo una sensación que desaparece cuando el cuerpo se acostumbra".
Según la doctora Van Kirk, el dolor varía dependiendo de la persona, pero nunca debería ir más allá de un 3 o un 4 en una escala del 1 al 10. Nada que no se pueda solucionar con un ibuprofeno después del coito, pero bajo ninguna circunstancia uses lubricante desensibilizante, especialmente si aún eres principiante.
No obstante, la doctora Van Kirk hace ciertas advertencias:
"No deberían salir sangre, moretones ni nada de eso por detrás. Depende mucho de cómo escuches a tu cuerpo. Tratar de percibir las sensaciones o ignorarlas marca la diferencia. Normalmente, cuando ignoras a tu cuerpo es cuando salen mal las cosas".
Un sencillo truco para mitigar el dolor es el siguiente: "Algunas parejas juegan a meterla del todo y sacarla del todo, y luego repiten. Sin embargo, mantenerla dentro y simplemente seguir el ritmo del movimiento parece ser de ayuda para los principiantes, porque meter y sacar del todo solo provoca más dolor".
Y merece la pena. La doctora Van Kirk confirma que sí, que se puede alcanzar un orgasmo con el sexo anal, ya que la parte final del recto coincide con el punto G.
Las mejores posiciones para estimular el punto G en el sexo anal son la amazona al revés o de pie y de espaldas.
Este artículo fue publicado originalmente en el 'HuffPost' Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.