Guía para no perderse en el lío de la polémica de Trump con Rusia
La devoción de Donald Trump hacia Vladimir Putin es mutua. Lo es desde antes de que el actual presidente de EEUU ganara las elecciones y ninguno de los dos lo ocultaba: ambos proclamaban a los cuatro vientos cómo liderarían una nueva etapa en la historia de sus países. Pero a medida que pasan los días parece que detrás de ese "amor" que los dos se profesan hay algo más. Así lo han puesto de manifiesto los últimos acontecimientos que han tenido lugar, que han hecho que el nubarrón que se cierne sobre la cabeza de Trump parezca a ir a desatar la más intensa de las tormentas. [Así están siendo los primeros 100 días de Donald Trump en la Casa Blanca]
Así, con esa tensión contenida, avanza la presidencia del republicano, pero... ¿Cómo empezó todo? ¿Qué hay de cierto en todas las acusaciones que se han vertido sobre Trump y su homólogo ruso? Estas son las claves de una polémica de la que puede que nunca se conozca la auténtica verdad.
En realidad siempre ha estado ahí. El Trump aspirante a candidato, el Trump candidato y, finalmente, el Trump presidente, siempre ha visto con buenos ojos encauzar las relaciones con Rusia y su líder, Vladimir Putin. Ese sentimiento no lo compartía la Administración de de Barack Obama, ni muchos de los miembros de su propio partido, el Republicano. Pero él siempre ha hecho oídos sordos alegando, como dijo en una entrevista con The Wall Street Journal, que de la nueva relación entre ambos países podría salir algo bueno: "Si te llevas bien con Rusia eso nos ayuda, ¿por qué querría alguien tener sanciones si alguien está haciendo algunas cosas realmente grandes?".
Conscientes de esta creciente amistad entre ambos, fueron muchas las ocasiones en las que se alertó de los riesgos durante la campaña presidencial. En uno de los debates previos a las elecciones, la oponente de Trump, la demócrata Hillary Clinton, sentenció que su rival no era más que una "marioneta" de Putin. Él, de nuevo, ni se inmutó y pasó al ataque: "Putin ha sido más inteligente que Clinton y Obama en cada paso, en Siria... Sólo hay que ver Medio Oriente, ellos [los rusos] lo han tomado", afirmó el republicano durante el tercer y último debate antes de la cita con las urnas.
Ya por aquel entonces -finales del mes de octubre- Clinton aseguraba las intenciones de Putin de interferir en las elecciones de EEUU y el malestar de Obama con la administración rusa era algo evidente.
Así, en plena campaña electoral, las relaciones entre EEUU y Rusia pasaban por uno de los peores momentos, aunque nunca llegaron a estar bien al 100%. Fue con Bill Clinton cuando se produjo el punto de inflexión entre ambos países, ante la expansión de la OTAN que se produjo bajo su mandato así como la aspiración estadounidense de incluir a Georgia y Ucrania en la Alianza.
Con Trump ya como presidente electo. Un mes después de su victoria, el 10 de diciembre de 2016, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) concluye que Rusia intervino en las pasadas elecciones a la Casa Blanca para ayudar al candidato republicano, tal y como informó The Washington Post. Según el rotativo, que citó fuentes de la agencia conocedoras de una investigación clasificada, "personas conectadas con el Kremlin filtraron a la organización Wikileaks los correos electrónicos pirateados del Partido Demócrata y de la campaña presidencial de Hillary Clinton".
"La conclusión de la comunidad de inteligencia es que el objetivo de Rusia era favorecer a un candidato sobre el otro, ayudar a Trump a salir elegido y perjudicar las opciones de su rival. Esa es la visión de consenso", dijo la fuente de la CIA al periódico.
La polémica no terminó ahí: The New York Times publicó ese mismo día que Rusia lanzó ciberataques este año contra los dos principales partidos de EEUU, pero publicó sólo la información sobre los demócratas y no la de los republicanos, lo que ayudó a Donald Trump a ganar las elecciones. [Quédense con este dato porque luego se sabrá más sobre la información comprometida del candidato republicano]
Cuando Obama, que ya estaba de salida, responde con contundencia a las acusación de que Rusia intervino en las elecciones de EEUU. Para empezar, ordenando la apertura de una investigación oficial para saber si Moscú orquestó o no una operación de ciberataques contra Washington. Más tarde el Gobierno estadounidense anunció la expulsión de 35 "operativos de inteligencia rusos" como represalia por los cibertaques.
Y aquí se produce algo cuanto menos extraño: el presidente ruso, Vladimir Putin, dijo "no" a la propuesta de su ministro de Relaciones Exteriores, Sergei Lavrov, que pretendía responder expulsando a 35 diplomáticos estadounidenses. La versión oficial que se dio entonces a tan sorprendente decisión fue que, según Putin, Rusia no se "rebajaría" al nivel de "diplomacia irresponsable" de EEUU, sino que trataría de reparar los lazos una vez que asumiera la presidencia Donald Trump. El magnate aplaudió dicha decisión. [Quédense también con este dato, porque se sabrá algo que, presuntamente, podría haber influido en la decisión de Putin]
Simplemente que todo es falso. Esa ha sido siempre la línea principal de sus argumentos. Tras la publicación del informe de los servicios de inteligencia lo único que hizo el presidente electo fue reconocer, por primera, vez la existencia de los ciberataques, aunque negó que estos influyesen en el resultado de los comicios. Trump aseguró que, aunque varios países tratan de atacar a EEUU, "no hubo absolutamente ningún efecto en el resultado de las elecciones, incluyendo el hecho de que no hubo alteraciones en las máquinas de votación".
Pero entonces el 11 de enero, justo el día en el que Barack Obama iba a ofrecer su discurso de despedida, saltó la bomba. Según la CNN, las agencias de inteligencia de EEUU habían presentado al presidente electo un documento que contiene datos, no revelados hasta ahora, que revelan que Rusia posee información personal y financiera que puede comprometer al empresario neoyorquino [¿Se acuerdan del primer dato que habíamos dicho que recordaran? La información que no se habría desvelado sobre el candidato republicano podría ser esta]
La cadena de televisión aseguró que el informe aludía también a los contactos del equipo del republicano con agentes rusos durante la campaña. Los espías estadounidenses verificaron el contenido del informe, pero sí decidieron presentarla para que Trump supiese que estaban circulando supuestas informaciones dañinas sobre él. "El régimen ruso ha estado cultivando, apoyando, y asistiendo a Trump durante al menos 5 años. El objetivo, apoyado por Putin, ha sido el de incentivar divisiones y tensiones en la alianza occidental". Así se expone en el documento, de 35 páginas, que se colgó en Internet. Trump sale al paso de inmediato, vía Twitter, para decir que todo es falso.
Sí, lo parece, pero en realidad ocurrió poco más de un mes. Los primeros días de Trump como presidente están siendo tan intensos -van de polémica en polémica- que parece que todo lo relativo al informe sucedió hace una eternidad. Y cuando parecía que las cosas estaban más o menos calmadas... Las relaciones entre la Casa Blanca y Moscú volvieron a ponerse sobre la mesa. Y no por algo bueno. Este lunes dimitió el consejero de seguridad nacional, Michael Flynn, uno de los hombres más poderosos en el nuevo organigrama de Trump. El exgeneral presentó su renuncia tras conocerse que engañó al vicepresidente Mike Pence y a otros altos cargos sobre los contactos que había mantenido con la embajada rusa antes de que Trump tomara posesión. La Casa Blanca sentenció que el presidente "había perdido la confianza en él" y le obligó a dimitir.
¿Se acuerdan del segundo dato que les habíamos pedido que retuvieran? Sí, el de lo que podría haber favorecido que Putin no respondiera a las sanciones de Obama. Según confirmó The Washington Post, el general retirado habló hace casi un mes por teléfono con el embajador ruso en Estados Unidos sobre las sanciones. La clave de esta polémica reside en que al llevar a cabo esta conversación, cuando Trump aún no había asumido el cargo de presidente, Flynn pudo cometer una ilegalidad, ya que en esos momentos aún no podía implicarse en gestiones diplomáticas. La ley prohíbe expresamente hacer gestiones en política exterior al margen del presidente. Y justo después de esa llamada, Putin no hizo nada.
Con la dimisión de Flynn no ha llegado la calma: de acuerdo con informaciones publicadas en las últimas horas por varios medios, entre ellos CNN, The New York Times y The Washington Post, asesores de la campaña presidencial de Trump y otros de sus colaboradores más próximos mantuvieron "reiterados contactos" con agentes de la inteligencia rusa durante el año previo a las elecciones en EEUU. De nuevo, Trump ha salido al paso culpando a los medios de dar informaciones falsas y Moscú se ha manifestado en la misma línea.
Hace casi un mes lo advertíamos: "la sombra rusa es muy alargada..." Y por eso anticipamos que, seguro, en breve habría que actualizar, de nuevo, esta noticia", escribimos aquel 15 de febrero, después de la dimisión de Flynn. Pues bien, ese día ha llegado: el 2 de marzo el diario The Washington Post ha publicado que el fiscal general de EEUU, Jeff Sessions, asesor de la campaña de Trump y por entonces senador, mantuvo encuentros con el embajador ruso en Washington, Sergei Kislyak, en julio y en septiembre del año pasado, justo antes de los comicios.
La portavoz de Sessions, Sarah Isgur Flores, ha confirmado que el ahora fiscal general se reunió con Kislyak antes de las elecciones, pero en su calidad de miembro del Comité de Servicios Armados del Senado.
Durante su proceso de confirmación en el Senado, Sessions fue cuestionado por los demócratas sobre su disposición a investigar los presuntos nexos de la campaña de Trump con el Kremlin como futuro jefe del Departamento de Justicia. "Si hay alguna prueba de que algún miembro de la campaña de Trump se comunicó con el Gobierno ruso durante esta campaña, ¿qué haría?", preguntó el senador Al Franken, a lo que Sessions respondió: "No tengo conocimiento de ninguna de esas actividades". Es más, Sessions aseguró "no haber tenido comunicaciones con los rusos".
Sessions se "apartó" de la investigación, pero nada de dejar el cargo.
Con todos los puntos a sus espaldas, el presidente de Estados Unidos ha dado un paso más el 17 de marzo, sin presentar pruebas y abandonado por su propio partido ha dicho sin tapujos su antecesor ordenó espiar sus comunicaciones. Incluso lo dijo ante la canciller alemana Angela Merkel, momento en el que Trump comparó las escuchas de la NSA a la canciller alemana con las que supuestamente sufrió él durante la campaña electoral. El republicano hizo esta afirmación horas después de que su gabinete diera explicaciones al gobierno de Reino Unido por alegar que una de sus agencias de espionaje había estado implicada.
Sí, el lunes 20 de marzo el FBI ha comunicado que hay una investigación en curso sobre las relaciones de Trump, su equipo, y Rusia. Es más. el director de esta agencia, James Comney, ha dicho que no hay "ninguna prueba" de que Obama haya ordenado espiar a Trump.
¿Estamos ante una nueva crisis del gobierno de Trump? En breve lo sabremos. Y seguro que esta noticia seguirá ampliándose.