La política española en 2016: el año que vivimos peligrosamente

La política española en 2016: el año que vivimos peligrosamente

EL HUFF POST

Es diciembre de 2016. Sobre la mesa una cajita con lápices negros. Y grabados con un nombre: Mariano Rajoy Brey. El líder del PP ha logrado su objetivo, conservar su despacho en el Palacio de La Moncloa. Así acaba un año que parecía llamado al cambio político y generacional y que empezó con la resaca electoral del 20-D, cuando un debilitado PP se veía fuera de juego.

Los españoles han vivido uno de los años políticos más revueltos desde la Transición, de establecimiento del sistema multipartidista y de experiencias nuevas como la repetición de elecciones tras el fracaso de los pactos. Doces meses hiperanalizados en tertulias, repletos de desviadas encuestas y que dejan imágenes como la entrada por primera vez en el Congreso de diputados de Podemos y Ciudadanos y la decapitación en directo de Pedro Sánchez (PSOE).

Es hora de reflexionar, de pensar más allá de los 140 caracteres. ¿Qué lecciones hemos aprendido? ¿Qué conclusiones debemos sacar?

"LA ESTRATEGIA DE RAJOY HA FUNCIONADO"

“El hito de 2016 fue el 26-J, la repetición de elecciones”, comenta Jorge Galindo, investigador del Departamento de Sociología de la Universidad de Ginebra y fundador del colectivo Politikon. “Era el año en el que confiábamos que todo iba a cambiar, para que al final acabara casi igual sorprendentemente”, asevera.

Lo que sí cree que se está moviendo en los últimos meses es “que una parte del Gobierno está dispuesta o interesada en negociar ciertas medidas y tener una actitud un poco más abierta a la situación actual por el equilibrio multipartidista en el Congreso”. “Quizá en el año 2017 veamos cambios en eso, del bloqueo a la colaboración multilateral, que es lo normal en este tipo de sistemas”, apostilla. No obstante, esto puede tardar, añade, porque habrá en los primeros meses congresos internos de los partidos.

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Una de las cosas que “sorprendentemente” han “funcionado bien” durante 2016 ha sido la estrategia de Rajoy de “conservador típicamente puro”, dice Galindo, que explica que el presidente es “la esencia de hacer lo mínimo y cambiar estrictamente lo necesario de lo que le piden sus socios europeos, acreedores y parte de sus votantes”. “Ha mantenido un suelo electoral muy decente en términos cuantitativos. Y, de repente, es junto a Merkel el líder europeo del centro-derecha”. “Ahora es capaz de presentarse como un dique de contención ante la ola de populismo de derechas de Europa, algo que nadie esperaría hace un año”, indica.

LA "HERIDA DE MUERTE" DEL PSOE

Frente a esto, Galindo comenta que el PSOE se vio obligado durante este año a tomar su gran decisión. El “equilibrio” soñado por los socialistas, comenta, era “imposible” al no desear un pacto a tres Ciudadanos y Podemos, “sobre todo porque Pablo Iglesias no quería”. Entonces se vio abocado, agrega, a elegir cómo salía “herido de muerte”: abstención para que gobernara la derecha, un pacto que incluyera a los nacionalistas o ir a terceras elecciones”. Al final ganó el sector que se oponía a ese acuerdo con Podemos porque era “ponerse en la cama con quien te quiere destruir” y que cree que “hubiese partido al PSOE en dos por la cuestión territorial”.

Este final de 2016 tiene sus consecuencias en los nuevos partidos. Para Galindo, los de Albert Rivera está apostando, a través de la “parte obediente de Luis Garicano y Toni Roldán, de intentar conseguir medidas y reformas para sus votantes”. En cambio, Podemos “ha entrado en la actividad parlamentaria con una disyuntiva en ese sentido, si tomar una posición más parecida a C’s pero desde la izquierda o si subrayar aquello que les separa del acuerdo que existe entre PP y PSOE. Parece que la segunda opción es la que gana y es la que favorece Pablo Iglesias de cara a Vistalegre II”.

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Otra de las cosas más interesantes de este año es que se ha podido analizar el electorado como nunca al haberse convocado dos elecciones en seis meses. “Hemos observado que es bastante estable el patrón de voto”, dice este miembro de Politikon, que manifiesta que ha cristalizado “que las preferencias de la gente han cambiado en los últimos cuatro años y están aquí para quedarse”. También se ha sacado la conclusión de que en España el voto se determina “todavía por razones ideológicas”: hay un partido de izquierdas (Podemos), otro de centro-izquierda (PSOE), otro de centro-derecha (Ciudadanos) y uno conservador (PP).

“Tenemos también otra idea más clara en segundo orden, que las cuestiones sociodemográficas también importan. Por ejemplo, la edad es muy importante para el voto. Especialmente para Podemos y el PP”, agrega. En cambio, no está nada claro, especifica, que la gente vote “por clase”.

"LOS LIDERAZGOS SE QUEMAN A VELOCIDAD DE INFARTO"

Más conclusiones. El experto en comunicación política Toni Aira dice que 2016 ha sido la “confirmación de que en estos tiempos los liderazgos se queman a velocidad de infarto, sobre todo los que más se exponen en la línea que marca esta sociedad”. “Rajoy tiene un liderazgo más discreto, que parece que no va con la actualidad, pero ha demostrado resistir más que personas que estaban más preparadas” para afrontar estos meses. “Por ejemplo, ahora está finiquitado Pedro Sánchez, que generó muchas expectativas mediáticas y no ha podido soportar la presión de un líder del PSOE y de un líder sin tiempo de madurar a la sombra de los medios y las redes”.

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Para Aira, en este periodo Ciudadanos “ha pasado de ser una hipotética alternativa al PP a ser la muleta de populares y socialistas”. “Podemos sí sigue siendo una alternativa, pero todo dependerá de lo que quiera hacer con su política de exhibicionismo”. “En este tiempo se están desgastando mucho Íñigo Errejón y Pablo Iglesias. Parejas políticas parecidas como Felipe González y Alfonso Guerra y Jordi Pujol y Miquel Roca tardaron más en romper, ellos lo han hecho en dos años”, recalca. Aira comenta: “Esa política de medios y redes está muy bien al principio, pero si no sabes controlar y bajar el ritmo, puede tener consecuencias nefastas”.

Difícil será olvidar este año políticamente. Y Aira tiene claros los momentazos que quedarán en nuestra memoria: la repetición de las elecciones, la mano en el aire de Rajoy a Sánchez, la firma del acuerdo de PSOE y Ciudadanos “que acabó en nada”, la investidura del presidente del PP y el desfile de políticos catalanes de primer orden (Artur Mas, Irene Rigau, Joana Ortega y Francesc Homs) ante los tribunales. Se atreve a vaticinar, además, los de 2017: la aprobación de los presupuestos generales, la negociación del nuevo sistema de financiación y “el referéndum o elecciones catalanas”.

Estos tiempos revueltos, añade Aira, han servido para que emerjan y ganen mucho peso otras estrellas de la política “de manera muy fuerte”. Ahí están Susana Díaz, “como la alternativa del establishment", Soraya Sáenz de Santamaría, Íñigo Urkullu (“la imagen del nacionalismo bueno frente a Cataluña”), Alberto Núñez Feijóo (“muy bien posicionado para la sucesión de Rajoy”) y Carles Puigdemont, “que se ha estrenado en Cataluña con expectativas de cambio”.

EL SISTEMA SE "READAPTA"

Más lecturas. Lluis Orriols, doctor por la Universidad de Oxford y profesor de Ciencia Política en la Universidad Carlos III de Madrid, hace hincapié en que, a pesar de que Rajoy sigue en La Moncloa, hay un una “ciudadanía enfurecida” y que el sistema está “readaptádose”

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“Aunque sigue siendo presidente, no nos debe impedir ver lo que hay detrás. Ya no es jefe del Ejecutivo con mayoría absoluta, sino en un sistema multipartidista. Ha acabado siendo presidente por el fracaso de las otras fuerzas positivas”, indica, y resume: “La foto de Rajoy es la misma, pero hay cambios sustanciales”.

En su análisis, Orriols afirma que 2016 ha sido “uno de los peores años del PSOE, pero no el peor”. Ese lo señala en 2014, cuando “se rompió el sistema de partido por la izquierda y cuando Podemos les roba una parte sustancial de sus votantes demoscópicamente hablando”. Y sobre los nuevos actores políticos, comenta que “ahora estamos estrenando un Parlamento multipartidista y eso está cambiando las dinámicas polìticas”.

“La primera mitad de 2016 fue una dinámica política de esprint, cortoplacista, ante la expectativa de repetición de elecciones. A partir del verano, los nuevos partidos se han sosegado y han empezado a apostar por el medio plazo. Al principio eran partidos hiperventilados, tenían que hacer muchos golpes de efecto para ganar titulares. Y ahora están teniendo tiempo para mirarse a ellos mismos. Era un proceso necesario, pero no lo habían podido hacer porque estaban en un ciclo electoral”, describe Orriols.

Y concluye: “Ha sido un año apasionante, da hasta pena que se haya acabado el ciclo electoral”.

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