Ahora o nunca: último debate entre Hillary Clinton y Donald Trump
Abusos sexuales, drogas y fraude electoral. Bienvenidos al tercer y último debate entre los aspirantes a la Casa Blanca: el republicano Donald Trump y la demócrata Hillary Clinton. Es el cara a cara definitivo, la última oportunidad de ambos para rascar algún voto, para dejar claro quién merece liderar el país. A esta nueva cita llegan con la balanza de las encuestas ligeramente inclinada del lado de Clinton. Una ventaja, sí, pero pírrica teniendo en cuenta la polémica campaña que lleva el magnate.
La aspirante demócrata contaba este lunes con 45,4% de la intención de voto, frente al 39,1% que se decantaba por Trump, según el promedio calculado por la web RealClearPolitics. Esto al candidato republicano no le ha gustado, pero lo ha achacado, sin tapujos, a que las elecciones están “amañadas” a favor de su rival.
No es la única acusación con la que Trump llega al último cara a cara contra su oponente: cree que "algo pasa" con Clinton, ya que al principio del último debate estaba “llena de energía” y al final estaba “como 'Por favor, ayudadme a bajar (del estrado)'". "Casi no pudo llegar a su coche. Los atletas se hacen pruebas de dopaje, ¿no? Creo que deberíamos hacernos esas pruebas antes del debate. ¿Por qué no lo hacemos?", ha planteado. Las palabras de Trump tuvieron lugar poco después de que se publicara una encuesta en la que Clinton le superaba en siete puntos porcentuales y de que se conocieran los testimonios de cinco mujeres que acusan al mangante de haber abusado sexualmente de ellas.
Trump durante uno de sus actos de campaña
Así es la estrategia de Trump: cero autocrítica y mucha acusación. Es justo lo que hizo en el segundo debate, que llegó justo después de que se publicara la que ha sido considerada, hasta ahora, la “sorpresa de octubre”: la publicación de un vídeo de 2015 el que hablaba abiertamente de que podía hacer “lo que quisiera con las mujeres”, incluso “agarrarlas por el coño”. Entonces se plantó frente a Clinton, redujo la grabación a una “conversación de vestuario” y se dedicó a sacar los trapos sucios de la familia de su oponente -con víctimas de supuestos abusos por parte de Bill Clinton incluidas, sentadas en primera fila-. Le funcionó bien: sobrevivió al debate en el que podría haber cavado su propia tumba. Un pequeño gran triunfo que ha hecho que los dos candidatos lleguen 1-1 a la última contienda.
TRUMP RESISTE
Para colaborar en la remontada de su marido, Melania Trump ha concedido justo ahora su primera entrevista. Había estado desaparecida desde la publicación del vídeo de 2005, sin hacer declaraciones más allá de un comunicado en el que aseguró “haber perdonado” a su esposo. La ex modelo ha descrito esta semana ante las cámaras como "mentiras" las acusaciones de acoso vertidas contra su marido y ha justificado las declaraciones machistas filtradas por ser una "conversación entre chicos". No sólo eso: para lavar la imagen de Trump, Melania ha sentenciado que su marido es "real" y "bruto" y ha apuntado que, al dedicarse durante tantos años al espectáculo, ha hecho "muchas cosas en su vida".
Falta por ver cómo usa todo esto Hillary Clinton. Si es que lo usa, ya que hasta ahora la demócrata ha optado por dejar que el magnate quedara en evidencia solo, sin entrar en sus acusaciones y limitándose a decir abiertamente lo que piensa sobre él: “Lo que vimos en el vídeo es como realmente es Trump. Eso es lo que piensa de las mujeres”.
Por si todo esto fuera poco, este tercer y último debate es en Las Vegas, Nevada, un estado con notable presencia hispana. Hispanos, esa palabra… objetivo de las mayores salvajadas dichas por Trump. El magnate hizo de la lucha contra la inmigración mexicana su bandera y a estas alturas de la película sigue defendiendo el muro con EEUU. Falta por ver cómo lo argumenta, si lo hace, este miércoles. Por fin la inmigración será uno de los temas a tratar en el cara a cara y cada palabra que pronuncie el magnate en este campo puede ser muy bien usada por Clinton.
Clinton antes de subir a su avión para acudir a un acto
La economía, la Corte Suprema, beneficios públicos, asuntos internacionales y la aptitud para la presidencia serán otros de los temas centrales, según ha anunciado la Comisión de Debates Presidenciales. Es ahí donde puede estar la baza de Trump contra Clinton: hasta ahora el magnate ha centrado sus grandes ataques contra la demócrata en la polémica vinculada al uso de su correo personal para asuntos de Estado y es más que probable que siga por esa línea. Precisamente el pasado lunes el FBI hizo públicos nuevos documentos sobre su investigación a la candidata presidencial. En las nuevas 100 páginas publicadas se sugiere que un alto funcionario del Departamento de Estado presionó al FBI para que no marcara como clasificado un correo electrónico sobre el ataque de 2012 contra el consulado de Estados Unidos en Bengasi (Libia), en el que murió el embajador en Libia y otros tres estadounidenses.
Y ahora Trump también tiene las revelaciones de Wikileaks, que ha divulgado esta semana transcripciones de correos supuestamente robados de la cuenta profesional de John Podesta, jefe de campaña de Hillary Clinton. En ellos aparecen las transcripciones de las conversaciones de la candidata presidencial con directivos de las principales empresas estadounidenses, como el presidente de Goldman Sachs, Lloyd Blankfein, o el director de inversiones de este banco, Tim O'Neill. Clinton ha sido criticada por no haber publicado los detalles sobre las conferencias pagadas que ha dado a empresarios y la han acusado de una estrecha relación con banqueros y dirigentes del sistema financiero estadounidense.
Es el último cara a cara de esta anómala campaña, que Trump ha interrumpido en ningún momento: el pasado martes acudió a dos actos en Colorado, mientras que su rival se concentró en preparar el debate. Algo parecido sucedió en el primer encuentro entre ambos: el republicano siguió con sus actos y la demócrata preparó a conciencia su intervención. Entonces Clinton arrasó y Trump fue muy criticado por no haber estado a la altura. Este miércoles se comprobará si la historia se repite. Lo que es seguro es que el espectáculo está garantizado, con rancheras incluidas: el invitado de honor de Clinton será Vicente Fernández, legendario cantante mexicano. Bienvenidos.