Sangre, bichos y Pablo Motos como el 'Alien' de Sigourney Weaver: 'El Hormiguero' más sangriento
Vísceras, bichos que salen de dentro del cuerpo y se retuercen, sangre hirviendo y explotando, coches por los aires, vampiros, algún monstruo… Parece el guión de una película de serie B, pero no: era el habitualmente edulcorado programa El Hormiguero (Antena 3), que en la noche del lunes decidió explotar su faceta más gore y, de paso, sacarle unas cuantas caras de horror a su invitada del día, la actriz estadounidense y reciente Premio Donostia 2016, Sigourney Weaver.
La intérprete acudió a El Hormigueroa presentar Un monstruo viene a verme, la tercera película del director J. A. Bayona, que llega a las salas este viernes 7 de octubre. En ella Weaver tiene un papel principal como la abuela de Conor, el niño protagonista (interpretado por el joven Lewis MacDougall). La nominada al Oscar por Alien, Armas de Mujer y Gorilas en la niebla es una de las múltiples caras conocidas del panorama internacional que acude al programa, y parecía dispuesta a divertirse, como reza el lema del formato. Pero sus caras de asco demostraban que la gracia no fue tanta.
Una de las primeras invenciones de la noche fue cuando Motos decidió hacer de alien para comprobar la cara que ponía la actriz y si seguía sabiendo meterse en la piel de la teniente Ripley. Ella, por supuesto, lo logró, pero solamente fue el arranque de una noche llena de secciones repletas de miedo, tras una entrevista bastante clásica.
Después, la intérprete tuvo que encontrarse con un vampiro y un monstruo tras una puerta, y a partir de ahí la cosa fue a más. Probablemente la peor parte fue cuando Jandro, durante su clásico truco de cartas, se sacó una serpiente del vientre. Sí, era un truco, el bicho era de plástico y allí no pasaba nada, pero si desde el otro lado de la pantalla resultaba tremendamente asqueroso, la cara de Weaver dejaba entrever que en el plató no lo era menos. Como tampoco debió resultar muy agradable ver a Motos sacándose sangre y ésta borboteando en una urna de cristal. Un coche destrozado sin demasiado sentido aparente tampoco fue la forma perfecta de rematar la jugada.
Las redes sociales no pasaron por alto este sangriento programa y, con humor, se pusieron de lado de Weaver. Que una cosa es ser la teniente Ripley y otra tener que pasar por todo eso…