Teresa de Calculta, una santa con dos caras
Una decisión casi celestial que ha generado una polémica muy terrenal. El papa Francisco ha declarado santa este domingo a la madre Teresa de Calcuta, un gesto que ha sido tan duramente criticado por los detractores de la fundadora de las misioneras de la Caridad como alabado por sus seguidores.
Para las canonizaciones, la Iglesia sigue exigiendo que la persona en cuestión haya obrado dos milagros tras su muerte. En el caso de la madre Teresa, supuestamente existen dos casos de curación inexplicable científicamente de enfermos graves que acabaron sanando tras invocarla. Algo que para muchos críticos supone el primer punto incomprensible en el proceso.
Evaristo Villar, sacerdote portavoz de Redes Cristianas, subraya que el asunto de los milagros “es una prueba del pasado, de un pasado nada ilustrado” (“¿quién se cree hoy en día eso?”, se pregunta) y apunta que ahora debería haber “otros criterios si se quiere resaltar la figura de una persona”. “Lo importante no son los supuestos milagros que ella pueda hacer ahora, sino lo que hizo en la vida”, destaca.
En este sentido, Villar admite que la labor que Teresa de Calcuta hizo entre los pobres es algo “innegable que enlaza directamente con el Evangelio”. De hecho, en el momento de su muerte tenía 517 misiones en 100 países y en 1979 recibió el premio Nobel de la Paz por el “trabajo emprendido en la lucha por superar la pobreza y la angustia, que también constituyen una amenaza para la paz”.
"TODOS CREEMOS QUE YA ES SANTA"
La madre Teresa, que falleció en 1997, rechazó en aquel momento asistir al banquete ceremonial para los premiados y pidió que se donase todo el dinero del galardón a los pobres de la India. “Todos creemos que ya es una santa, por su trabajo durante años con los pobres, sin un día libre”, aseguró a Efe la calcutense Sunita Kumar, que trabajó con la religiosa.
Pero los críticos destacan más la otra cara de la madre Teresa, que aseguran que es mucho más oscura que la que se suele mostrar. “Ayudó a los pobres, eso es innegable. Otra cosa es el modo de realizarlo y ahí caben discrepancias”, asegura Evaristo Villar, quien subraya que en Teresa de Calcuta “echa en falta” la “dimensión profética completa que es propia del cristianismo”.
El portavoz de Redes Cristianas asegura que los más críticos están a favor de lo que hizo la religiosa por los pobres, pero recuerda que hubo otras personas que hicieron lo mismo y que, además, combatieron al sistema injusto que conducía a esas situaciones. "Y por eso fueron perseguidos y algunos han acabado muertos”, explica Villar, que pone como ejemplo el caso de Monseñor Romero, beatificado -un escalón menos que la canonización- en 2015, que fue asesinado en 1980, a los 62 años, durante una misa.
“Eran prácticamente contemporáneos, pero Monseñor Romero no sólo creó instituciones, se dedicó y defendió a los pobres de palabra y con gestos, sino que hostigó a la dimensión política de tal manera que lo tuvieron que eliminar”, asegura Villar, que indica que, justo por eso, Romero “ha sido ninguneado por todo el mundo”.
AYUDA DE "TODOS LOS GRANDES DEL MUNDO"
“En su muerte no lloraron los ricos, ni fueron a su funeral. Solo asistieron los pobres”, asegura. En cambio, recuerda, a la madre Teresa le ayudaron “todos los grandes del mundo”. “Y a esos, que son los que están esquilmando el mundo, hay que decirles que para atender a los pobres no solo se necesitan sus sobras, sino también lo que están robando directamente”, afirma. Y eso, subraya, la madre Teresa no lo hizo.
Es más, los críticos recuerdan que la Madre Teresa se codeó con notorios déspotas como Jean-Claude Duvalier, de Haití (de quien aceptó la Legión de Honor en 1981), y Enver Hoxha, de Albania, como destacaba en marzo Krithika Varagur en un post en El Huffington Post.
Serge Larivée y Genevieve Chenard, de la Universidad de Montreal, y Carole Sénéchal, de la Universidad de Ottawa, concluyeron en un estudio publicado en 2013 que la imagen de la madre Teresa era, en realidad, resultado de una potente campaña de la Iglesia y medios afines en la que intervino hasta Lady Di, con quien se fotografió en más de una ocasión.
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"CASAS DE LA MUERTE"
Aseguran que parte de esa imagen se comenzó a construir en una reunión que hubo en Londres en 1968 con el periodista británico de la BBC Malcom Muggeridge, conocido por sus posiciones políticas derechistas y en contra del aborto. Al año siguiente, Muggeridge rodó un documental en el que se mostraba a la madre Teresa, hasta entonces casi desconocida, como una santa.
Los investigadores de la universidad canadiense dicen que ese fue el primer paso para la entrega del Nobel de la Paz a la religiosa, pero subrayan que la obra de Teresa de Calcuta no era tan reluciente como la pintaban.
De acuerdo con el informe, varios médicos que visitaron sus misiones aseguran que aquello eran verdaderas “casas de la muerte” en las que muchos pacientes “estaban postrados en la cama, agonizando y sin recibir la atención adecuada”. Allí, afirman, había falta de higiene, unas pésimas condiciones de atención, alimentación inadecuada y una importante falta de analgésicos.
RADICAL POSTURA CONTRA EL ABORTO
Los autores subrayan que la causa no era la falta de dinero, puesto que la Fundación que había creado la propia madre Teresa recaudó cientos de millones de dólares. El problema, aseguran, era su particular concepción cristiana sobre el sufrimiento y la muerte. Y, en este sentido, sus críticos recuerdan una frase que pronunció la religiosa: "Hay algo hermoso en ver a los pobres aceptar su suerte, sufren como la Pasión de Cristo. El mundo gana mucho de su sufrimiento". En cambio, subrayaban, ella era atendida de sus dolencias en los mejores hospitales del mundo, muy lejos de toda la austeridad que pregonaba.
Además, un trabajador del gobierno indio llegó a asegurar el año pasado que la santa convertía al cristianismo a parte de la población hindú más vulnerable y que hay registros que apuntan a que ella y sus monjas intentaron bautizar a personas agonizantes.
Sus críticos también recuerdan su radical postura antiabortista. De hecho, apuntan, la monja llegó a decir que aquellos países en los que el aborto es legal “son los más pobres de todos” y que “el mayor destructor de la paz en la actualidad es el crimen que se comete contra el nonato”. Y en la gala de entrega del Nobel de la Paz volvió a la carga al afirmar que “el aborto es una guerra, una matanza, un asesinato de la propia madre".
“Dada su personalidad y su repercusión mundial, fue una ingenuidad meterse en un tema en el que no era nada especialista. Las personas que tienen voz mundial tienen que tener muchísimo cuidado porque la posición que tomen, aunque no se convierta en ley, pasa a formar parte de la conciencia mundial. Y esta mujer no brilló especialmente por una postura aperturista, reformadora y evolucionista de las cosas”, admite Evaristo Villar. En definitiva: una santa con dos caras.