Rajoy presiona al PSOE con grandes pactos y el "clamor popular" por un Gobierno estable
Una propuesta abocada al ‘no’. El candidato del PP a la Presidencia, Mariano Rajoy, se ha presentado ante el Congreso de los Diputados con un discurso en el que corresponsabiliza a todos los partidos del posible fracaso de su investidura y de unas nuevas elecciones y en el que ha intentado atraer al PSOE a través de grandes pactos sobre pensiones, educación y financiación autonómica.
El presidente en funciones ha subido a la tribuna de oradores del Palacio de la Carrera de San Jerónimo este martes por la tarde para pedir la confianza de la Cámara y seguir en La Moncloa sabiendo que sus apoyos son insuficientes. La suma entre PP (137), Ciudadanos (32) y CC (1) es de 170 parlamentarios, por lo que le faltan seis para la mayoría absoluta que se requiere en primera votación.
Rajoy ha pedido que se le deje formar Gobierno ante el “clamor popular” que hay ante esta situación excepcional y ha esgrimido tres grandes argumentos: el país necesita “con urgencia” un Ejecutivo, los españoles han señalado con “claridad” su preferencia por el PP y no existe "una alternativa razonable”.
UN GOBIERNO "DURADERO, PREVISIBLE, TRANQUILIZADOR"
Fiel a su estilo de opositor, el líder del PP ha apostado por un Gobierno eficaz que continúe las reformas emprendidas y que cumpla con los compromisos de la Unión Europea -ha avisado de que la incertidumbre política puede tener pronto consecuencias-. En definitiva, un Ejecutivo “estable, duradero, sólido y tranquilizador”. Frente a ello, ha azuzado el fantasma de un Gobierno de “mil colores, ineficaz y radical”.
En este intento por presionar al PSOE, Rajoy ha aludido a los valores de la Constitución como la unidad de España. En este sentido, ha dedicado una gran parte del discurso a la cuestión catalana pidiendo consenso entre aquellos que comparten los principios “básicos de convivencia”. Eso sí, el candidato popular ha evitado en todo momento mencionar concretamente a los socialistas.
Rajoy ha expuesto su plan de Gobierno durante una hora, diecinueve minutos y treinta y cuatro segundos en un tono monótono, apesadumbrado a ratos por el ‘no’ que llegará este miércoles y que se endurecía especialmente para alertar de las consecuencias de “extrema gravedad” de seguir con un Ejecutivo en funciones. Solo ha despertado interés entre los suyos, que le han aplaudido más de veinte veces. Desde la bancada del PSOE, Pedro Sánchez mostraba su total indiferencia, en tanto que los rostros de Albert Rivera (C's) y Ana Oramas (CC) no expresaban especial alegría.
"¿ALGUIEN ESTÁ PENSANDO EN CONVOCAR ELECCIONES?"
El líder del Partido Popular se ha enfrentado a la Cámara en un escenario muy diferente al diseñado tras el 26 de junio. Aquella noche en Génova saltaba de alegría junto a sus colaboradores, las cuentas no eran exactas pero no veían alternativa posible. Tocaba esperar y que Pedro Sánchez sucumbiera ante las presiones externas e internas. Su relación es pésima, no soportan mirarse. Al final, el líder del PSOE sigue sobreviviendo y se ha anclado en el ‘no’.
El propio Rajoy aceptó el encargo de Felipe VI, pero no se comprometió a someterse a la sesión. Quería tener atados los votos. A pesar de su fama de pasota, el presidente es calculador hasta el extremo, no le gustan los pasos en falso, no quiere quedar en evidencia. Ama la efectividad silenciosa. Por lo tanto, no le agrada esta fallida carrera.
La espada pasa ahora por apuntar a las terceras elecciones. “Señorías, difícilmente se me ocurre un mayor daño a la democracia española que decir a los ciudadanos que su voto ha sido inútil en dos ocasiones y tener que repetir las elecciones generales por tercera vez”, ha dicho. Minutos más tardes ha lanzado: “Salvo que en este debate alguien exprese lo contrario, debo suponer que todos deseamos que España evite unas nuevas elecciones. ¿O es que alguien aquí está pensando en convocar nuevamente a los españoles a las urnas? ¿Y cuántas veces estaría dispuesto a hacerlo?”. Objetivo: Pedro Sánchez. Rajoy no lo ha citado, tiene que buscar ese casi imposible equilibrio de presionar para que Sánchez se desdiga.
Mientras, Sánchez se mostraba hierático respaldado por su guardia pretoriana: César Luena, Antonio Hernando y Meritxell Batet -con los que ha entrado en el Hemiciclo-. Otra cosa es que lo que está pasando en las aguas socialistas exteriores. El presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, ha pedido un Comité Federal para reflexionar sobre cómo evitar otros comicios y el líder del PSPV, Ximo Puig, también ha comentado que el viernes los partidos tendrían que comentar la vía para salir de este bloqueo.
El viernes España volverá a la misma situación. Rajoy necesita mayoría absoluta (176 diputados de 350) este miércoles, pero solo tiene 170 escaños. Por lo tanto, habrá que ir a otra votación 48 horas más tarde en la que sirve la mayoría simple (más síes que noes). Para lograr La Moncloa tendría que lograr en ese periodo once abstenciones. No hay mucho margen para sorpresas. ¿Y entonces? Comienza un plazo de dos meses para que algún aspirante lo logre. Si nadie aglutina los votos, se disolverán las Cortes y se convocarán elecciones para el próximo 25 de diciembre.
Rajoy ha querido reivindicar su labor durante estos cuatro años para afianzar la imagen de Ejecutivo necesario y "previsible". Por ello ha ofrecido un 'antes y un después' respecto a 2011, cuando ganó por mayoría absoluta las elecciones generales en el momento más duro de la crisis económica. Una tarea, ha comentado, puesta en valor internacionalmente. Uno de sus argumentos favoritos es el respaldo de la Unión Europea a su Gobierno y sus medidas para evitar el rescate financiero.
Al hilo de estos comentarios, el candidato del PP ha forzado la necesidad de Gobierno para cumplir los acuerdos con Bruselas antes del 15 de octubre y tras la flexibilización del proceso de reducción de los objetivos de déficit: "Las consecuencias de fallar en esta cuestión serían de extrema gravedad. Entre otras, se derivarían sanciones para nuestro país o la pérdida de importantes fuentes de financiación europeas, por no hablar del serio menoscabo de la credibilidad ganada, con tanto esfuerzo, a lo largo de estos años".
Asimismo, ha insistido en que hay que aprobar el techo de gasto y los presupuestos generales. Sobre esta nueva ley, ha querido poner el acento en temas sociales. Un guiño-presión para el PSOE. "Les recuerdo que casi catorce millones de personas perciben algún tipo de prestación pública en nuestro país todos los meses. De los presupuestos dependen esas prestaciones, pero también la financiación de la comunidades autónomas y las corporaciones locales y, por tanto, de servicios sociales que prestan. De los presupuestos dependen también las inversiones, las ofertas de empleo público y tantas otras cuestiones esenciales en la vida de un país", ha aseverado.
Dentro del margen para el acuerdo que no llegará, el presidente también ha pedido una serie de pactos nacionales en educación, pensiones, violencia de género, financiación autonómica, ciencia y financiación autonómica.
¿Y cómo lo han recibido el resto de grupos? Los únicos que han mostrado su apoyo han sido obviamente Ciudadanos y PP tras la sesión. En cambio, para Antonio Hernando (PSOE) han sido palabras de un "burócrata" y de un político "cansado" sin ambición de futuro. Desde Podemos, Íñigo Errejón ha sido una intervención "mediocre" y "soporífera". Y el más duro, sin duda, ha sido Aitor Esteban (PNV), que se ha mostrado "cabreado" por la "pasada de frenada" respecto a la unidad de España.
El Congreso de los Diputados ha escuchado otro discurso de investidura. No era un día para emociones. El 'no' pesa demasiado. Y Rajoy no es dado a la seducción.
16.08.30 Sesión de Investidura de Mariano Rajoy by El Huffington Post on Scribd
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