El Gobierno se desmarca de la decisión de prohibir las esteladas y pide que no se politice
Pío pío, que yo no he sido. Si Rajoy no se ha querido pronunciar sobre la polémica prohibición de las esteladas en la final de la Copa del Rey de fútbol del próximo domingo entre el Sevilla y Barcelona, el ministro del Interior en funciones Jorge Fernández Díaz tampoco ha asumido ninguna responsabilidad. Pocas horas después, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, volvía a tirar balones fuera sobre la decisión limitándose a repetir el discurso marcado por el Gobierno en funciones.
"'Fue una decisión de la Delegación del Gobierno en Madrid en el ejercicio de sus competencias y no del Ministerio del Interior", ha sostenido Fernández Díaz a su llegada al Consejo de ministros europeos del Interior que se celebra en Bruselas.
Este jueves, los partidos nacionalistas ERC y DiL solicitaron su comparecencia en el Congreso por la prohibición de que el público llevara banderas independentistas catalanas en el estadio Vicente Calderón de Madrid. El ministro ha asegurado que "no ha habido intencionalidad política", sino que se trata de "una decisión técnica operativa" que ha adoptado la Delegación del Gobierno porque ha considerado que era "la más adecuada" para cumplir con la ley contra la violencia, la xenofobia y el racismo en el deporte y las directrices de la Federación Española de Fútbol.
Además, el titular en funciones de Interior ha recordado que la decisión está recurrida y todo podría cambiar de aquí al domingo y ha recalcado que pese a que el gobierno no tiene nada que ver con la medida acatarán la decisión judicial. Omitiendo las consecuencias que está produciendo la prohibición, ha asegurado que "es una pena que una fiesta del fútbol, como es el próximo domingo en el estadio Vicente Calderón de Madrid entre el Barça y el Sevilla la final de la Copa del Rey, se convierta en una especie de disputa política".
Pese a esta afirmación, el ministro ha incidido en que deben respetarse "los símbolos de España, la figura del rey, el himno nacional, la bandera de España y la bandera de Cataluña", al tiempo que ha recalcado que "la bandera de Cataluña es la señera".
Por otra parte, ha destacado que en España le parece "normal que una decisión de estas características haya debate, forma parte de la normalidad democrática sobe todo teniendo en cuenta que estamos en campaña electoral".
En la rueda de prensa celebrada tras el Consejo de Ministros, Sáenz de Santamaría ha insistido en el argumento de que la decisión de la Delegación del Gobierno en Madrid se basa en "criterios técnicos y operativos" y no "políticos". La vicepresidenta se ha escudado también en las decisiones tomadas por la Federación Española de Fútbol y por la UEFA.
AUSENCIAS EN EL PARTIDO POR LA PROHIBICIÓN
Pese a que el Gobierno en funciones cree que no hay intencionalidad política en la medida, muchos representantes públicos se han pronunciado al respecto. Las reacciones se han sucedido en los últimos días y las opiniones varían incluso dentro del propio Partido Popular.
Algunos, como la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ya han dicho que no irán al partido si se mantiene la prohibición. En el caso de la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, su presencia dependerá de la de su homóloga de la ciudad Condal.
Por su parte, el presidente de la Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont, ha insistido en Palma, junto a la presidenta del Govern balear, Francina Armengol, que tampoco irá a no ser que quiten "el absurdo" de prohibir las esteladas. En ese caso, estará "encantado de ir a la final de la Copa del Rey".
Ante los medios de comunicación, Puigdemont ha expresado que "tenía previsto asistir" pero considera la prohibición de la bandera independentista "un problema democrático" por lo que "no puede avalar" con su presencia que se ataque "un derecho fundamental como es la libertad de expresión".
Ante este envite, la vicepresidenta ha señalado que hay una "tendencia exagerada a politizarlo todo" y se ha mostrado convencida de que "Puigdemont acabará siendo rehén de sus propias palabras", dando a entender que el presidente de la Generalitat acabará acudiendo al Calderón pase lo que pase.