Día de la Tierra: Es el cambio climático, estúpido

Día de la Tierra: Es el cambio climático, estúpido

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"Es la economía, estúpido", fue la frase que se convirtió en una especie de eslogan de campaña para la candidatura de Bill Clinton a la presidencia de EEUU en 1992. Desde entonces ha sido versionada para hacer referencia a varias materias importantes que no reciben la suficiente atención. En noviembre de 2012, la revista Bloomberg Businessweek llevó la frase a su portada en relación con el cambio climático, un titular que fue muy comentado; sobre todo cuando su entonces director, Josh Tyrangiel, escribió en su cuenta de Twitter que podía generar controversia, "pero sólo entre los estúpidos".

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Basta darse un paseo por internet para comprobar que el cambio climático continúa siendo un frente de batalla político para los autodenominados "escépticos". Un término que el Comité para la Investigación Escéptica (CSI, en inglés) solicitaba a la prensa que se sustituyera por el de "negacionistas"; para el CSI, debe distinguirse entre la actitud que "promueve la indagación científica, la investigación crítica y el uso de la razón", y la de quienes "niegan la realidad pero no emprenden investigación científica ni consideran las pruebas de que sus opiniones profundamente arraigadas son erróneas".

CONSENSO CIENTÍFICO

Lo cierto es que el negacionismo continúa existiendo al margen del amplio consenso científico. Un estudio publicado la semana pasada en la revista Environmental Research Letters, editada por el Instituto de Física de Reino Unido, cifra entre un 90 y un 100% la proporción de climatólogos que atribuyen a la actividad humana una influencia significativa en el cambio climático. Para este trabajo, el investigador del Instituto de Cambio Global de la Universidad de Queensland (Australia) John Cook ha reunido seis trabajos previos independientes. Los resultados coinciden con lo descrito en otra investigación dirigida por Cook en 2013, en la que estimaba que el 97% de casi 12.000 estudios publicados sobre cambio climático respaldaban la acción humana como causa.

"Nuestro estudio original de 2013 fue sólo uno entre muchos que describían un consenso arrollador entre los científicos del clima de que los humanos están causando el cambio climático", señala Cook a El Huffington Post. "Así que lo que hace nuestro nuevo estudio es situar el de 2013 en el contexto más amplio de otras investigaciones de consenso", añade.

Pero además, el nuevo estudio de Cook trata de zanjar una polémica que lleva coleando desde su estudio original de 2013. El protagonista de esta controversia es el economista holandés Richard Tol, especialista en economía del cambio climático de la Universidad de Sussex (Reino Unido). Tol colaboró en su día con el Panel Intergubernamental de Cambio Climático de Naciones Unidas (IPCC, en inglés), pero rompió esta cooperación acusando a este organismo de "alarmista".

Tol se ha distinguido por defender una postura que no suele negar expresamente el impacto humano sobre el clima, pero que minimiza sus efectos: asegura que los beneficios pueden ser superiores a los perjuicios, y que las políticas sólo deberían intervenir hasta donde su coste no sea superior al provecho obtenido.

En este sentido, Tol se aproxima a la postura defendida a menudo por las grandes compañías de combustibles fósiles, empeñadas en convencer al mundo de que el CO2 no es un contaminante, ya que su abundancia favorece la fotosíntesis y por tanto nos regalará un planeta más verde. Tol forma parte del consejo asesor de la Global Warming Policy Foundation, una organización que ha recibido acusaciones de negacionismo.

¿GIRA LA TIERRA ALREDEDOR DEL SOL?

En 2014, Tol publicó un estudio en el que descalificaba el trabajo original de Cook, asegurando que la conclusión sobre el 97% del consenso no se sostenía. El economista alegaba que la muestra de estudios analizados no era representativa ni relevante, y que los resultados eran "inconsistentes y sesgados". Pero en su valoración a preguntas de El Huffington Post, Tol eleva el tono: "El estudio de Cook de 2013 es metodológicamente una pila de basura (...) Por ejemplo, toma un estudio sobre la cobertura televisiva del cambio climático como prueba de que el cambio climático es real y causado por el hombre; por esa línea de razonamiento, los zombis también son reales".

Una de las críticas de Tol es que el 66% de los estudios analizados por Cook y sus colaboradores en 2013 no expresaban una postura concreta sobre la hipótesis del impacto humano en el cambio climático; es decir, no decían pronunciarse ni a favor ni en contra. Para Tol, este hecho mostraba que la mayoría de los autores no tomaban partido.

Sin embargo, Cook razona: "A medida que el consenso se fortalece, deberíamos ver menos científicos tomándose el trabajo de respaldarlo; por ejemplo, no se publican nuevos estudios de astronomía apoyando el consenso de que la Tierra gira en torno al Sol". Esto, subraya, es lo observado entre 1991 y 2011, el período incluido en el estudio: el consenso aumenta con el tiempo, pero también la proporción de trabajos que no se molestan en explicitarlo. "Si aún hubiera un debate científico sobre el cambio climático causado por los humanos, entre los estudios que expresan una postura debería verse una proporción significativa rechazándolo. Pero no hay debate", concluye.

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Por su parte, Tol tampoco parece satisfecho con el nuevo estudio. "Es un intento desesperado de disimular que 14 estimaciones publicadas del consenso están en gran desacuerdo unas con otras", critica. "Sólo los resultados cuidadosamente elegidos concuerdan, pero sin esta manipulación la investigación se cae". En respuesta, Cook precisa que "fue la mala interpretación de sus estudios [por Tol] lo que llevó a los autores de siete trabajos a unirse" para aclarar el estado del consenso.

Curiosamente, un comentario de Tol publicado por la misma revista que el nuevo estudio de Cook afirma que si se resolvieran sus objeciones, esto fortalecería el estudio y lo establecería como nuestra mejor estimación del consenso". En cambio, el economista confiesaque la frase no se ajusta a su pensamiento real: "Tuve que incluir este lenguaje para esquivar a los guardianes de la puerta de la revista y del Instituto de Física". A lo que Cook responde: "Me deja estupefacto que Tol admita haber incluido en su estudio lo que él considera falsedades sólo para que se lo publiquen".

MENSAJES CONTAMINANTES

El problema de mensajes como el de Tol es que contaminan la opinión pública con una duda que no se corresponde con el conocimiento científico actual sobre la cuestión del cambio climático, según demostró el pasado noviembre un estudio de la Universidad Estatal de Michigan. Los investigadores sometieron a un grupo de 1.600 voluntarios a la lectura de noticias sobre el cambio climático escritas específicamente para el experimento, y a continuación se evaluó su grado de convencimiento sobre la realidad del fenómeno. El estudio descubrió que bastaba con incluir en los textos un corto mensaje poniendo en duda el impacto de la actividad humana en el clima para que los participantes se inclinaran significativamente hacia la postura negacionista, sobre todo los de ideología más conservadora, pero no exclusivamente.

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Todo lo cual es especialmente peligroso, teniendo en cuenta que la gran mayoría del público aún desconoce la práctica unanimidad de los científicos expertos sobre el cambio climático. "A pesar del creciente volumen de investigación, poca gente es consciente de lo fuerte que es el consenso científico", dice Cook. De hecho, los informes elaborados por las universidades de Yale y George Mason en EEUU revelan que sólo uno de cada diez ciudadanos de aquel país saben que más del 90% de los científicos están convencidos de la influencia humana en el clima. Cook ilustra este desconocimiento con unas palabras de Ted Cruz, aspirante republicano a la candidatura presidencial. "La estadística sobre el 97% de los científicos se basa sólo en un estudio desacreditado", declaró Cruz.

En estos días, cuando se celebra el Día de la Tierra, el Colegio de Médicos Internistas de EEUU (ACP, en inglés) ha publicado un artículo en su revista Annals of Internal Medicine en el que insta a la acción urgente para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. "El cambio climático tendrá consecuencias devastadoras para la salud pública e individual, a menos que se emprendan ahora acciones globales agresivas", afirma la postura oficial de los internistas.

El artículo concreta los riesgos en enfermedades respiratorias y relacionadas con el calor, infecciones transmitidas por vectores o por el agua, y dolencias derivadas de la malnutrición. Todas ellas afectarán en mayor medida a los más vulnerables: niños, ancianos, enfermos crónicos y personas con menor nivel económico. El ACP insta a los médicos de todo el mundo a "formarse sobre cambio climático" y a "abogar ante sus gobiernos, colegas y el público".

¿Alarmista? El diccionario de la Real Academia define este término como algo "que causa alarma". Y la alarma es el aviso que advierte de la proximidad de un peligro, uno real.

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