Manuela Carmena: "No puede, no debe haber nuevas elecciones"
A punto de cumplir nueve meses como alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena habla con El Huffington Post sin pelos en la lengua de la delicada situación por la que atraviesa el país, donde el desacuerdo político puede desembocar en nuevas elecciones el próximo 26 de junio. "Se lo he trasmitido a Pablo Iglesias: no puede, no debe haber nuevas elecciones. Hay que jugar con las cartas que les han dado los electores", dice. Es muy crítica con el tono por el que transcurre el debate político, especialmente tras la bronca y fallida investidura de Pedro Sánchez, y defiende que hacer esa crítica en voz alta es necesario. Este es un avance de la larga conversación que hemos mantenido con ella sobre política y políticos, sobre el cambio en Madrid, las polémicas de su gestión y sus planes para la ciudad.
¿Hay un exceso de testosterona en la política nacional?
Por supuesto, de testosterona y de algo muy infantil... A veces parecen niños grandes jugando a ver quién coge la pelota, cuando lo importante es que acaban de ser elegidos y la sociedad ha querido que se pongan de acuerdo. Lo bonito sería ver cómo se hace el acuerdo, no cómo se dicen improperios, declaraciones... ¡realmente parecen niños!
¿Le ha resultado duro el lenguaje y la tensión que se ha vivido en el debate de investidura?
Mucho, durísimo. Creo que ese lenguaje es extraordinariamente perjudicial para la esencia de la política. La política es resolver los problemas de todos. A mí me encanta trabajar gestionando una ciudad, que está clarísimo que no es de nadie: el aire es de todos, los jardines son de todos, el transporte es de todos...Para gestionar lo de todos no tiene sentido que los que tenemos una responsabilidad política nos estemos insultando, descalificando o menospreciando, porque entonces perdemos las sinergias que deberíamos tener. Me sorprende porque yo vengo de la judicatura. Ahí los debates son continuos; estás en un tribunal colegiado, discutes cómo enjuiciar la conducta de otra persona, y pones mucho de ti cuando juzgas a otro con tus parámetros. Muchos debates en los tribunales son muy intensos, pero jamás tienen ese nivel de descalificación que hay en la política. No se puede construir nada cuando todos nos estamos insultando. Me sorprende que no haya esta reflexión en los políticos en activo. ¿Por qué insultas? ¿Por qué descalificas? ¿Por qué menosprecias? ¡Si le necesitas! ¿Por qué lo que se te ocurre a ti va a ser mejor que lo de los demás? Es verdad que cada ideología, cada grupo político, tiene sus objetivos estratégicos, unas líneas esenciales de lo que quiere conseguir. Pero luego hay un cómo, una secuencia, un cuándo, una capacidad enorme de hablar y razonar... ¡Igual al otro se le ocurre algo interesante!
Carmena, en su despacho
Esta reflexión la comparten muchos ciudadanos. Pero usted es la cabeza de un experimento interesante: Ahora Madrid y Podemos encabezados en Madrid por una independiente como usted. Sus palabras se interpretan como una crítica abierta y directa al líder.
Pues si se entiende en ese sentido, me gustaría que fuera por lo que yo pienso que son las críticas. Y las críticas son necesarias. En mi experiencia personal, estoy acostumbrada a que alguien me diga: "oye, que estás metiendo la pata", y tú dices: "gracias, tienes razón, no lo había visto". ¡No pasa nada! De verdad: no pelearos, sentaos, hablad.... Es lo más leal que se puede hacer con las personas con las que estás más cerca, sobre todo a las que aprecias.
¿Ha hablado de esto cara a cara con Pablo Iglesias?
Poco, no tenemos contacto sistemático. Pero sí hubo una cena hace dos o tres semanas y le di mi opinión de entonces. Tenía sugerencias y enfoques en los que probablemente él no había pensado, y yo, modestamente, se los di. Y le transmití, eso sí, que no puede haber elecciones, no debe haber elecciones.
Sería repetir el mismo esquema con los mismos protagonistas...
Los electores te han dado unas cartas y te han dicho: 'juega con esas cartas'. Y es lo que hay que hacer. Si en política no sabes conciliar, no sabes motivar, no sabes incorporar... ¡Es la técnica de la política! Es gestión, resolver los problemas para conseguir los objetivos esenciales. En el ayuntamiento, un objetivo esencial es que todo el mundo tenga una vivienda adecuada, y eso es gestión: ir a ver a los bancos, buscar estructuras de intermediación, ver cómo construir más casas para que sea verdad que los ciudadanos puedan exigir a sus administraciones una vivienda.
¿Le preocupa el desencanto? Se lo pregunto por el desmarque de Carlos Jiménez Villarejo, una figura cercana a usted por edad, experiencia y compromiso, cuando ya estaba fuera de la primera línea de la vida pública...
Yo creo que no. Es lo bonito de estar fuera, tienes más capacidad de ir bordeando la senda que los demás. Quizá mi amigo Carlos Jiménez Villarejo, que es un hombre extraordinario y maravilloso, entró demasiado dentro... Y yo creo que es mejor no estar dentro. Soy muy reticente a que los partidos políticos sean la estructura más conveniente para la gestión política. Quizá parezca prepotente por mi parte exponer esta teoría, pero creo que estamos viviendo una crisis estructural de los partidos. Tenemos que encontrar otra manera de articular la representación política, menos ideológica, más transversal.
La alcaldesa de Madrid en la azotea del Palacio de Cibeles
¿Y qué sustituiría a los partidos políticos?
Imagínate que hubiera agrupaciones de ciudadanos unidos para conseguir, por ejemplo, que la vivienda sea un derecho exigible. Sabemos que es un derecho porque está en la Constitución y en la Declaración de Derechos Humanos, pero es un derecho digamos 'poco importante' porque no se puede exigir. Si tienes derecho a una prestación vas a una oficina, rellenas un impreso y te la dan. ¡No hay sitio donde exigir una vivienda! Y yo creo que hay que exigirla. Este mundo desarrollado tiene demasiado dinero y efectivos como para que sea imposible dar una vivienda a cada familia que lo necesite. Suponte que el aglutinante para conseguir este objetivo fuera una plataforma, que entraría en el debate electoral. Luego, lo que cada uno piense sobre el aborto u otros temas... ¡vete tú a saber!. Los partidos tienden a una totalidad conceptual, tienen que dar respuestas a todo. ¿Por qué? Puede haber una agrupación en torno a un objetivo. Y puede ser un objetivo de izquierdas, tal y como yo defino la izquierda: personas que creemos que un objetivo esencial del desarrollo del mundo es la igualdad de oportunidades. Habría otros que se opondrían, claro, pero eso nos permitiría articularnos con mayor eficacia y libertad.
¿Por eso no está en ningún partido?
Por supuesto. No puedo con ello.
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