China y Gucci están en crisis: los efectos de la devaluación del yuan sobre la italiana
Ocho años lleva Gucci intentado reinventarse como marca de lujo. Y ocho años lleva sin convencer ni a los inversores ni a los clientes. El 2015 era el óptimo para el despegue. Su dueño, el emporio del lujo Kering, decidió el año pasado cambiar a sus directores creativos y también a los principales ejecutivos con el fin de impulsar la firma, sobre todo en el mercado chino, en el que estaba aguantando relativamente la caída en ventas del resto del mundo. El nombramiento de Marco Bizarri como nuevo director ejecutivo haciendo tándem con Alessandro Michele como director creativo estaba destinado a triunfar esta temporada. Pero el año ha comenzado muy problemático para China.
Gucci supone un tercio de los ingresos de explotación de Kering. Por eso, que recupere las ventas y el glamour perdido es una prioridad. Gran parte de los ingresos de Gucci en las últimas décadas venía gracias a las nuevas aperturas de tiendas, que superan las 500. Cien de esas tiendas se encuentran en Asia, que hasta el año pasado suponía un tercio de sus ingresos. Sin embargo, con la crisis china, la devaluación del yuan, la inestabilidad en los mercados y el cambio de hábito de los consumidores de lujo, que prefieren hacer sus compras fuera de la China continental, la multinacional tiene un problema serio.
Alessandro Michele con la modelo Georgia May Jagger en la celebración de los British Fashion Awards, en noviembre de 2015 en Londres.
Bizzarri —que ha demostrado capacidad evidente para vender bolsos de mas de 2.500 euros cuando estaba al frente de Bottega Veneta (también de Kering)— está presionado porque el consumo de bienes de lujo está cambiando, y porque también lo está haciendo el modelo de negocio. Es evidente que al frente de Bottega Veneta mantuvo la exclusividad como sello, pero los tiempos no están como para pagar 2.500 euros por un bolso de Gucci (¿o sí?).
De momento, el mercado no se lo cree y Kering ha comenzado el año con pérdidas en la bolsa, mientras que su principal competidor, el grupo LVMH (propietaria de Louis Vuitton, Dior, Bvulgari, Givenchy o Marc Jacobs, entre otras) ha subido un 8% en lo que va de 2016. Quizá el año de la tan cacareada recuperación tendrá que esperar.