El voto de los expatriados: "Ponen trabas porque saben que queremos un cambio"
Alrededor de dos millones de españoles seguirán desde el extranjero los resultados de las elecciones del 20 de diciembre. Sólo durante el primer semestre de este año, el número de españoles emigrados fue de 50.844. Muchos de ellos, son jóvenes que han tenido que dejar su país los últimos años debido a las pocas oportunidades laborales que se presentaban. Todos tienen cosas que decir. Han tenido que pasar una verdadera yincana para poder enviar su voto y aún no saben si llegará a tiempo.
Tenían hasta el 21 de noviembre para solicitar su voto en las Oficinas Consulares de las Embajadas de los países donde residen fuera de España. Las papeletas deberían haberles llegado a casa antes del 30 de noviembre, aunque en algunos casos han llegado más tarde. Los electores que están fuera temporalmente deben enviar por correo certificado su voto antes del 16 de diciembre y los residentes de manera permanente en el extranjero, deben enviarlo a estas mismas Oficinas Consulares antes del 15 de este mes.
(Sigue leyendo después del gráfico...)
La Marea Granate, el colectivo que aglutina a los miles de españoles que han tenido que marcharse de España en busca de un futuro mejor, denuncia que en las últimas tres elecciones (europeas, andaluzas y autonómicas) más del 95% de los españoles residentes en el extranjero se quedó sin votar.
Desde diferentes destinos, cuatro españoles expatriados cuentan a El Huffington Post sus experiencias, lo que han tenido que hacer para votar y cómo ven el futuro de un país del que han tenido que irse casi a la fuerza. ¿Les darán la oportunidad de volver a España en la próxima legislatura?
"ES MÁS FÁCIL SER POBRE AQUÍ QUE EN ESPAÑA"
Estela, desde Edimburgo
Estela, de 48 años, no contempla esa posibilidad. Tiene nacionalidad brasileña y española pero vivió en España desde 1993 hasta 2010. Al acabar su contrato de trabajo en televisión y no encontrar nada, tomó la decisión de volver a Brasil a probar suerte, pero pasando antes un tiempo por Escocia para pulir su inglés. "Así es como llegué a Edimburgo hace cinco años, una ciudad de la que hoy en día estoy enamorada", cuenta. Tanto que se quedó allí dos años.
Cuando volvió a Brasil, "pensando que habrían cambiado las cosas después de veinte años", no se acostumbró al estilo de vida y volvió a la capital escocesa. "Decidí volver. Pero decidí volver a Edimburgo. En ningún momento pensé en volver a España. Por la crisis y porque tengo un hermano viviendo allí que siempre nos cuenta las últimas noticias". Hoy Estela trabaja cuarenta horas a la semana en una fábrica de galletas y ha empezado una carrera en la universidad.
En cuanto a cómo ha visto la legislatura del Partido Popular desde fuera, aclara que ella es "de izquierdas". Nunca le ha gustado "ni el PP, ni sus integrantes, ni Rajoy, ni la Espe... Nunca me ha inspirado confianza y todos vemos lo que está pasando y su mano dura", dice. Le ha costado mucho decidir a quién votar. "He estado leyendo los programas, mirando mítines en Youtube y leyendo las últimas noticias y creo que votaré a Podemos", dice.
¿Volver a España? Ella lo tiene muy claro: "Ahora mismo no pienso volver, aunque existe una pequeña posibilidad". "Todavía hay crisis, gente desempleada y mucho que arreglar, no creo que me fuese mejor que aquí", señala pensativa. En Edimburgo no tiene un trabajo cualificado, "pero a lo mejor cobro más aquí en la fábrica que en la tele o en una oficina en España. Es más fácil ser pobre aquí que en España ahora mismo". Destaca la cantidad de ayudas que ofrece el Gobierno escocés para vivir o estudiar como uno de los factores atractivos para quedarse. "Sales adelante con poco, pero lo que aquí es poco ahora mismo en España es mucho", dice.
Ha votado por correo certificado y espera que su petición para este 20 de diciembre llegue a tiempo a su destino.
Estela mandando su voto
"NO PUDE VOTAR"
Inés, desde Seúl
El caso de Inés es algo diferente. Es una estudiante de Derecho y Economía de 22 años. El año pasado decidió irse a Río de Janeiro. "Ha sido la mejor experiencia de mi vida. Me abrí a nuevas culturas, aprendí a vivir sola, otro idioma...". Allí estuvo haciendo prácticas en un bufete de abogados muy grande de Brasil.
Los problemas llegaron en mayo, para votar en las elecciones autonómicas y municipales. "Fui al consulado y me inscribí como residente en Brasil. Tuve que hacer muchísimas gestiones por internet y te mandaban el voto a casa. Un voto que nunca me llegó. No pude votar", cuenta.
Al volver de Brasil no se lo pensó dos veces: no se quedaría en España. Cogió un avión a Seúl (Corea del Sur) para quedarse haciendo otro curso de la universidad hasta estas navidades. "Para no tener problemas, a la semana de llegar me inscribí en el Consulado. Para que no me pasase lo mismo, pedí mi voto 15 días antes de que se acabase el plazo. El 30 de noviembre tiene que llegar el voto", asevera. Su voto no llegó hasta el 7 de diciembre. Pero, al menos, esta vez llegó a su casa. ¿Aterrizará a tiempo en las urnas españolas? Inés no lo tiene tan claro.
Tampoco tiene nada clara su decisión: "Si te soy sincera, no sé a quién voy a votar. No me convence ninguno". "A la gente de fuera no nos tienen en cuenta. Nadie se acuerda de nosotros. Es más, no les interesa nuestro voto porque somos gente que se ha ido de España por falta de oportunidades", asegura. "Te ponen a hacer mil trámites para que luego no llegue el voto".
Inés sueña con acabar la carrera y volverse a ir. "Aunque sea sólo por unos años. No para siempre, o eso espero...", dice. Aunque también reconoce que no es sólo por la situación en España. Le ha cogido "el gustillo a conocer mundo".
EL PANORAMA NO ES ALENTADOR
Carlos, desde Londres
Carlos es un boliviano-madrileño de 27 años licenciado en Bellas Artes. Vive en Londres desde hace más de un año. Emigró tres meses después de acabar la carrera por tres motivos principales: el tener amigos en Londres con los que tenía varios proyectos pensados, por la motivación que le dio un profesor de su carrera y porque "la situación en España tampoco era privilegiada. El ambiente era acojonante y desalentador", cuenta. "En parte me fui, pero en parte me echaron", señala, "los últimos años allí han sido terribles para las personas vinculadas a la actividad cultural y universitaria".
"A las personas que estamos relacionadas con la universidad pública este tipo de cosas nos desconciertan mucho: la subida de las tasas tanto en la carrera como en los másteres, los recortes en financiación de lo últimos tres años, etc. ". Él ha vivido de cerca todas estas situaciones mientras era estudiante: "Dadas las circunstancias, la emigración se hace completamente menester".
Carlos ha seguido desde la capital británica la actualidad española con un poco de espanto. Según dice, la percepción que tiene desde fuera "no es alentadora". Para él, "si hay algo que ha aportado un clima esperanzador es el triunfo de nuevos partidos de unidad popular en las elecciones autonómicas y municipales como Ahora Madrid". Por eso, el próximo 20 de diciembre, votará a Podemos.
Él ha decidido no jugársela: viajará a Madrid para votar, "dados los grandes problemas que que hay para ejercer este derecho desde el extranjero". Recuerda que solo ha podido rogar el voto un 6% de los cerca de dos millones de españoles que viven fuera. "El proceso para votar desde fuera es largo y confuso. Es una traba que demuestra lo poco y lo mucho que el Gobierno nos tiene en cuenta: lo poco porque no le importamos, y lo mucho porque saben que somos un número amplio de personas descontentas con su política y queremos un cambio. No quieren que eso se refleje en las urnas". Reflexiona sobre todo esto en un programa de radio que comparte con otros expatriados, De Ida Y Vuelta, en el que ponen voz a españoles emigrados en el extranjero.
Tiene un deseo de navidad que pedirá en las urnas el 20 de diciembre: "Pido que se acabe de pervertir y corromper la Constitución. Que no se negocie el privatizar la sanidad o la educación pública. Pido también que demos un 'no' rotundo a incorporaciones de proyectos de economías genocidas como el TTIP", dice. "Estas son algunas de las cosas que a muchos nos ayudaría a regresar pronto a España". En definitiva, Carlos pide poder volver cuando le plazca.
REPARTIR COMIDA EN BICICLETA PARA COSTEARSE UN PISO
Alberto, desde Melbourne
Alberto, periodista de 22 años, llegó a Melbourne (Australia) hace dos meses con una VISA que se termina en junio. Es uno de los expatriados que se ha apuntado al programa #RescataMiVoto “por si suena la flauta, pero somos muchos y apenas hay donantes de voto”. Es un proyecto lanzado por la Marea Granate, pidiendo a los abstencionistas que donen su voto a un expatriado que no haya podido votar.
En España había corrido la voz de que Australia es un país con buenos sueldos y casi sin paro, “lo que suponía que realmente esto eran las antípodas de nuestro país en todos los sentidos”. Decidió emigrar para “aprender inglés, poder ser independiente y largarme de casa”.
Para él, “el éxodo masivo de jóvenes en España radica en la independencia”. Reflexiona que “mientras los jóvenes europeos coetáneos a nuestra generación van abandonando sus hogares para construir su proyecto de vida, los españoles seguimos en casa. A ver quién tiene el sueldo suficiente para emanciparse”.
Es una de las razones por las que él escribe estas palabras desde el otro lado del mundo: “Sentir que uno toma las riendas de su vida y se emancipa de su zona de confort, aunque para costearme el piso esté repartiendo comida a domicilio en bicicleta y sirviendo sangrías en un mercado”. Lo tiene claro: “No existe precio para esta sensación de libertad y protagonismo que nos envuelve a los jóvenes al salir del nido”.
Alberto piensa que España está perdiendo atractivo para los jóvenes: “No existe proyecto para nosotros y el mercado laboral está totalmente dinamitado e inaccesible; y quienes pueden acceder tienen mejores ofertas fuera”. “No todo es paro, también la precarización nos empuja a hacer las maletas”, asegura.
Él no ha votado. “Voy a ser honesto: sabía que tenía que haber ido a la embajada hace un mes, pero al llegar tenía muchas cosas en la cabeza y mi registro en la embajada dos meses antes de las elecciones no era una de mis prioridades”. Entre los españoles con los que se mueve en Melbourne “existe un gran pesimismo sobre el futuro de nuestro país, y estas elecciones van a ser la guinda del pastel para tirar la toalla si se cumplen las encuestas”. Señala que los últimos datos publicados sobre la pérdida de población en España y las cifras de emigración “no son esperanzadores”.
“Ese electorado del PP y PSOE, esa militancia ciega que no quiere ver que para sus hijos y nietos este modelo está obsoleto, deberían apagar la televisión, cerrar el periódico que llevan leyendo décadas y preguntar a sus hijos y nietos qué clase de país quieren", concluye.
Un gran porcentaje de gente joven está de acuerdo con que un modelo que les obliga a emigrar a buscar oportunidades es un modelo obsoleto. ¿Se reflejará esto en las urnas el día 20? De momento, muchos de estos expatriados pasarán estas navidades lejos de sus amigos y su familia ¿Podrán volver para las del año que viene?