Fin de semana completo: destinos para combinar esquí y cultura
Un clásico: llega la hora de planificar una escapada con los amigos y tú eres el único amante del esquí. Así que no te queda más remedio que darles algo a cambio de que acepten comprar el forfait, u optar por hacer un viaje de varios días para poder combinar jornadas de nieve con algo más. Tenemos la solución.
Si buscas el plan perfecto: nieve y cultura, echa un ojo a estas estaciones de esquí situadas junto a reclamos arquitectónicos y folclóricos de esos que por sí solos ya merecen irse de viaje. O visto de otra forma, destinos más que apetecibles que además presumen de tener una estación cerca.
1. MUNICH. Cerveza, puntualidad y telesillas
Pocas ciudades pueden alardear de tener estaciones de dos países diferentes (Austria y Alemania) a un par de horas en coche. Zugspitze (en la región alemana de Garmisch-Partenkirchen, te sonará por los saltos de trampolín de Año Nuevo) y las austriacas Westendorf o Mayrhofen permiten ir y venir en el día desde la capital bábara. Marienplatz, el antiguo ayuntamiento o las sobrecogedoras puertas de la muralla te estarán esperando en Munich antes incluso de que se haya derretido la nieve de tus botas.
2. ANDORRA. Rebajas y descensos
A la hora de esquiar, poco más se puede decir de Andorra: las míticas pistas de lo que hoy es Grandvalira, los paisajes sobrecogedores de Vallnord... Y mucho que ver. Ordino, por ejemplo, que no sólo es un pueblo sino una parroquia que acoge hasta ocho municipios, presume de las casas solariegas del Museo d’Areny Plandolit, o la de Casa Rossell, visita obligada para comprender la historia del pequeño país vecino. Y luego las rebajas en Andorra la Vella, per descomptat.
3. BARCELONA. Playa y montaña.
Como si de una receta de carne y pescado se tratara, la capital condal permite combinar las olas del mar y la brisa de la sierra en el mismo día. La Molina está a una hora escasa. Imagínatelo: desayuno payés en Las Ramblas, mañana de esquí, paella parellada en las terrazas de la estación, y terminar la noche disfrutando de la bailonga fuente de Montjuic y tapeando por el barrio Gótico. O por el vecino Raval, que ravalear es lo más in. Altura en la montaña y altura en la Sagrada Familia. Por algo se llegó a plantear la posibilidad de celebrar unos Juegos Olímpicos de Invierno en Barcelona.
4. GRANADA. La Alhambra con la nieve al fondo.
Si ya conoces la Alhambra, estarás deseando repetir; y si aún no la conoces, ya estás tardando. Combina tu reserva en la estación de Sierra Nevada con un día libre en la lista de espera para entrar en la octava maravilla del mundo. Y no porque lo digamos nosotros, sino porque de verdad se quedó a las puertas de ese selecto club. Para recuperar fuerzas al volver del techo de la Península Ibérica (el Mulhacén), nada mejor que unas cañas en la calle Elvira, y si el cuerpo aguanta, jarana en las cuevas del Sacromonte. Al amanecer, lo dicho, la Alhambra con la nieve al fondo.
5. GINEBRA. Esquí deluxe.
Sólo apto para bolsillos agradecidos, para qué engañarse, pero cosmopolita y pintoresco como pocos destinos. Chamonix se lleva las portadas, pero Les Gets o Megève también están a tiro de piedra. O de tren, mejor dicho. Visitar la zona internacional, con la Cruz Roja o la sede de la ONU, luego unos descensos, y para reponer fuerzas, el mejor chocolate caliente del mundo. Te lo has ganado.