¿Están bien formados los profesores españoles? "Lo hacen muy bien en condiciones que son malas"
Los focos se han vuelto hacia los profesores. Los docentes se han convertido en las últimas semanas en el centro del debate después de que el filósofo y pedagogo José Antonio Marina propusiese vincular parte del sueldo de los maestros a sus resultados tras asegurar que éstos “no están formados en absoluto”.
La idea desató un pequeño huracán impulsado por otras noticias: la OCDE destacó que España es uno de los pocos países que no evalúa a sus profesores y el PSOE desveló su plan para atraer a los estudiantes más brillantes a las carreras de Magisterio. ¿Son los maestros la raíz de los problemas educativos de España?
Xavier Melgarejo, doctor en Pedagogía y experto en la educación finlandesa, puesta siempre como modelo, lo tiene más que claro: no. En su opinión, en España hay “un montón de cosas” que hacen que el sistema educativo no funcione, “empezando por que lo cambian continuamente, con cada cambio de Gobierno”. “Lo primero que dicen los países que funcionan bien es que se necesita estabilidad. Que no vengan con historias”, zanja.
Y es más, añade, los profesores españoles consiguen resultados muy parecidos a los de, por ejemplo, Noruega, a pesar de la “situación caótica de España a nivel social y económico”. “Nuestro profesorado no lo está haciendo mal, sino muy bien, pero en unas condiciones que no son buenas”, destaca. Sí, admite, en cualquier caso, que la formación del profesorado es uno de los aspectos que se pueden mejorar, aunque insiste en que no es la raíz de los males.
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"SI AQUÍ PONEMOS UN 9, NO VA A ENTRAR NADIE"
¿Y cómo se perfecciona la formación de los docentes? El PSOE ha hecho su propuesta, que consiste en instaurar un MIR educativo y un triple filtro para acceder a las facultades de Magisterio: un buen expediente académico (aunque no fija una nota), una prueba "de madurez cultural" y una entrevista para "evaluar las aptitudes pedagógicas de los aspirantes a maestros".
Ahora mismo se necesita únicamente un cinco para acceder a las carreras de Magisterio en la gran mayoría de Universidades españolas, aunque algunas comunidades, como Cataluña o Madrid, ya están endureciendo los requisitos. Una situación que contrasta con lo que ocurre en Finlandia, líder en las pruebas PISA, donde sólo los estudiantes con mejores expedientes pueden ser profesores, ya que se requiere tener más de un nueve para acceder a la carrera. Pero los expertos advierten de que ese modelo no es posible en España.
“Si aquí ponemos un 9 o un 10, no va a entrar nadie. En Finlandia hay tan buenas notas porque la profesión tiene prestigio, porque la sociedad cree en la Educación, porque el Gobierno invierte en las facultades el doble que en las nuestras”, destaca Melgarejo, quien advierte de que si en España un chico tiene una media de 9,5 y le dice a su padre que quiere ser maestro, éste es muy probable que le diga: “¿Por qué no te haces ingeniero o médico?”
"UNA FORMACIÓN MEDIOCRE NO MOTIVA A NADIE"
“En Finlandia, en cambio cuando ven a un chaval que tiene un 9,5 y que quiere ser maestro, los padres se emocionan y dicen: ‘¡Qué bien!’ Porque es un gran honor. Eso es lo que atrae, que se ve al maestro como alguien que cuida del tesoro de la nación, que son los ciudadanos”, recalca.
La solución pasa, en su opinión, por invertir más en Educación porque “si formas a gente con un nivel extraordinario, eso atrae” y “si das una formación mediocre, eso no motiva a nadie”. “O la Educación es una prioridad nacional, que no lo es ni lo ha sido, o esto no lo levantamos”, zanja.
Esa postura la comparte Carlos López Cortiñas, secretario general del sindicato FETE-UGT, quien admite, en cualquier caso, que la formación que reciben los maestros debe ser revisada. En su opinión, la propuesta de un MIR del PSOE -también Ciudadanos apuesta por ello- es “interesante” porque “pone en valor el periodo de prácticas”. “Pedimos que las prácticas no sean una ‘maría’, sino que tengan un valor, que el alumno tenga que hacer una memoria pedagógica y que incluso tenga que defender sus prácticas ante un tribunal”, insiste.
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"AHORA NO ME PUEDEN DECIR QUE NO SOY VÁLIDO"
La importancia de las prácticas radica, afirma López, en que es donde se comprueba qué clase de profesor va a ser alguien porque se ve si un alumno tiene muchos conocimientos pero dificultades para transmitirlos, por lo que no sería un buen profesor. Dice que ahora la formación es excesivamente teórica y muy poco práctica. Y prueba de ello, afirma, es que no conoce a nadie que haya suspendido la fase de prácticas.
Mario Gutiérrez, presidente nacional de educación de CSIF, asegura que ser académicamente brillante no es una garantía de éxito para ser buen profesor y llama a plantear en un pacto de Estado qué tipo de profesor necesita el sistema y, a partir de ahí, desarrollar todo lo demás. “Los profesores actuales han pasado por todos y cada uno de los procesos que la Administración le ha pedido a lo largo de su vida. Así que ahora no me pueden decir que no soy válido y no estoy formado”, critica.
Guitérrez pone como ejemplo la implantación del bilingüismo cuando “más del 95% de los estudiantes que acaban cualquier grado universitario no lo son”: “¿Qué estamos pidiendo? Si queremos que nuestros profesores sean bilingües tendremos que montar un programa completo de 10, 15 o 20 años y para ello hay que cambiar el sistema desde infantil hasta la universidad”.
Además, niega que, como afirma la OCDE, en España no se evalúe a los profesores y recuerda que existe un cuerpo de inspectores que hacen que los docentes estén permanentemente revisados: “Se está dando a entender que lo que ocurre en España es que los profesores entran en su clase, hacen lo que les da la gana y nadie tiene en cuenta lo que pasa dentro. Y eso no es verdad”.
"LA EVALUACIÓN PUEDE SER UNA HERRAMIENTA BUENA"
Por eso, se muestra totalmente en contra de evaluaciones como las que propone José Antonio Marina porque rechaza que los resultados deban ser sometidos a examen. “Las condiciones iniciales de los alumnos son tan diferentes dependiendo del colegio, de la familia, de las propias capacidades de los chicos, que medir sólo las notas es absurdo. Los criterios deben ser absolutamente objetivos”, advierte.
Y los resultados de esos controles, dicen los expertos, se deben utilizar únicamente para ayudar a los docentes a mejorar, no para controlar, castigar o premiar, porque así se situaría a la escuela en un “escenario de mercado”.
“Las evaluaciones han de servir para que los profesores tengan herramientas para mejorar”, apunta Xavier Melgarejo, quien subraya que, si un maestro no tiene feed back, no sabe qué efecto tiene lo que hace: “La evaluación, bien utilizada, puede ser una herramienta buena. Pero si se utiliza para perseguir a la gente, para machacar o para humillar, esto va a ser un desastre”.