Los españoles lideran la tasa de abandono de la Eurocámara

Los españoles lideran la tasa de abandono de la Eurocámara

EFE

No ha pasado todavía un año y medio desde la celebración de las pasadas elecciones europeas. Sin embargo, parece que tuvieron lugar hace una eternidad, a juzgar por la desaparición de la primera línea del Parlamento Europeo de nuestros cabezas de lista y el abandono de europarlamentarios españoles que ya han hecho las maletas para volver a casa.

Por razones distintas, la mayoría de nuestros números uno en Bruselas y Estrasburgo no desempeñan las responsabilidades para las que fueron elegidos por los españoles el 25 de mayo de 2014. En comparación con los eurodiputados elegidos en los otros 27 Estados miembros, los españoles lideran la tasa de abandono en la Eurocámara. Representan un 25% del total.

El penúltimo en marcharse ha sido Pablo Iglesias, quien renunció hace dos semanas a su escaño en el Parlamento Europeo para poder centrarse en su campaña electoral del 20-D como candidato de Podemos a la Presidencia del Gobierno. Quien un día afirmara que “el debate parlamentario no sirve; los verdaderos parlamentos son los plató de televisión”, nunca estuvo plenamente involucrado en la maquinaria parlamentaria de la Unión Europea ya que sus actividades como líder de Podemos le obligaron a estar con la cabeza más en Madrid que en Bruselas o Estrasburgo. Le ha sustituido como líder de la formación en la Eurocámara la asturiana Tania González. La salida de Iglesias se suma a la de otros europarlamentarios de su partido: Carlos Jiménez Villarejo, Teresa Rodríguez y Pablo Echenique. De sus cinco diputados elegidos aquel 25 de mayo, sólo queda Lola Sánchez Caldentey.

El inicio de la legislatura europea fue traumático para muchos de sus euroseñorías. El número uno presentado por Izquierda Unida, el veterano Willy Meyer, no logró recoger el acta de diputado de la nueva legislatura. La razón fue que unos días antes del 1 de julio de 2014 salió a la luz la existencia de un fondo voluntario de pensiones de la Eurocámara gestionado por una Sicav –una sociedad de inversión de capital variable con muy baja tributación– con sede en Luxemburgo. Meyer decidió dimitir, a pesar de no haber sido el único en acogerse a dicho plan. Ironías de la vida política, el haber situado a Meyer como número uno de la lista había sido uno de los escollos por los que Pablo Iglesias no se integró en la lista de Izquierda Unida de las elecciones europeas y decidió fundar Podemos.

La socialista Elena Valenciano, número uno del PSOE en las pasadas elecciones europeas, sí logro recoger su acta de diputada, a pesar de haber participado también en el fondo de pensiones durante una de sus pasadas etapas como europarlamentaria y haber conducido a su partido al peor resultado electoral de todas las convocatorias europeas. Eso sí, decidió darse de baja del fondo de pensiones. Pero su liderazgo de los socialistas españoles en la Eurocámara duró dos telediarios. La victoria de Pedro Sánchez frente a Eduardo Madina (al que Valenciano apoyaba) llevó a la europarlamentaria socialista a un segundo plano y a ceder el liderazgo de los socialistas españoles en la Eurocámara a Iratxe García, no sin antes haberse asegurado la presidencia de la Subcomisión de Derechos Humanos de la Eurocámara, actividad a la que Valenciano dedica ahora la mayor parte de su tiempo.

Miguel Arias Cañete, cabeza de lista del PP en las elecciones europeas, sí juega un papel en la primera línea de la política en Bruselas, aunque no en el Parlamento Europeo. Tras aprobar los exámenes a los que fue sometido por sus colegas europarlamentarios –y no sin algunas dificultades por las dudas sobre sus posibles conflictos de intereses– Arias Cañete fue designado por Juncker para hacerse cargo de Acción por el Clima y Energía en la nueva Comisión Europea.

Cañete no es el único de los parlamentarios elegidos en 2014 que ha sido premiado con una cartera de comisario europeo. Otros cinco europarlamentarios también abandonaron su escaño para ser comisarios: el liberal estonio Andrus Ansip (vicepresidente encargado del Mercado Único Digital), el popular lituano Valdis Dombrovskis (vicepresidente para el Diálogo Social y el Euro), la belga popular Marianne Thyssen (Empleo, Asuntos Sociales, Capacidades y Movilidad Laboral), el chipriota popular Christos Stylianides (Ayuda Humanitaria y Gestión de Crisis), y la rumana socialista Corina Cretu (Política Regional).

Otro cabeza de cartel de aquel 25 de mayo de 2014, el exmiembro de UPyD Francisco Sosa Wagner, también fue baja cuatro meses después de haber comenzado la nueva legislatura. Tras tensas discusiones con la entonces líder de UPyD, Rosa Díez, que terminaron con el cese de Sosa Wagner como portavoz de su partido en la Eurocámara, Wagner decidió renunciar a su escaño y darse de baja de UPyD. Su sustituto, Enrique Calvet, otra voz crítica de UPyD, fue después expulsado del partido y en la actualidad no está adscrito a ninguna formación, aunque sí forma parte, como Ciudadanos y UPyD, del grupo Liberal del Parlamento Europeo.

El diputado Fernando Maura, también elegido en la lista de UPyD en mayo de 2014, acaba de anunciar que renuncia a su euroescaño para concurrir a las elecciones generales con Ciudadanos el próximo 20-D. Ocupará el puesto número seis de la lista al Congreso por Madrid del partido de Albert Rivera.

Ciudadanos mantiene a su cabeza de lista en las europeas, Javier Nart, pero su compañero Juan Carlos Girauta (el otro eurodiputado de Ciudadanos) abandonará muy pronto su escaño puesto que se va a presentar el 20-D como número uno de su partido por Barcelona. La oficina del europarlamentario no ha confirmado la fecha exacta de su salida de la Eurocámara.

La tasa de abandono de eurodiputados está siendo elevada esta legislatura. Votewatch, la plataforma independiente que promueve una mayor transparencia en las instituciones europeas, ha calculado en exclusiva para El Huffington Post la tasa de abandono de sus señorías en la legislatura pasada y en relación a la actual. Durante los primeros dos años de la legislatura anterior (2009-2011), 28 eurodiputados abandonaron sus escaños. En los 14 meses de esta legislatura han renunciado 31 europarlamentarios, 32 si incluimos la próxima salida de Juan Carlos Girauta.

Lo más revelador de estos datos es que la tasa de abandono de los eurodiputados españoles es mucho más elevada que la del resto de nacionalidades. Sea por las convocatorias electorales en España a las que algunos europarlamentarios se presentan (aunque muchos otros países de la UE también han celebrado elecciones en este tiempo) o por discrepancias con los partidos que apadrinaron sus candidaturas, si en la Eurocámara hay parlamentarios elegidos en los 28 Estados que actualmente componen la Unión Europea, de los 31 que han renunciado en este año, 8 de ellos son españoles, un 25% del total. Quizás el frío invierno que asoma en Bruselas y Estrasburgo termine por expulsar alguno más.