Este fotógrafo nos descubre la cara humana del cambio climático
¿Cómo se puede ilustrar el cambio climático?
El fotógrafo esloveno Ciril Jazbec se hizo esta pregunta antes de embarcarse en una serie de viajes hacia la ciudad de Umanak (Groenlandia) con la misión de captar con su objetivo las caras del cambio climático.
Sus fotografías, tomadas durante cuatro viajes entre marzo de 2013 y marzo de 2015, incluyen glaciares derritiéndose y fiordos vistos desde la perspectiva de los inuit, un pueblo esquimal indígena que vive en la región ártica.
En el WorldPost han hablado con Jazbec sobre la experiencia de fotografiar el cambio climático, sobre su convivencia con la comunidad inuit de Groenlandia y su opinión acerca del futuro de la forma de vida inuit. Algunas de sus fotografías aparecen en la edición de noviembre de la revista National Geographic.
El fotógrafo esloveno Ciril Jazbec viajó a Umanak (Groenlandia) para fotografiar las caras del cambio climático.
— ¿Qué te inspiró para decidirte a "ilustrar" el cambio climático?
— Todo empezó cuando estaba estudiando fotografía documental en Londres y decidí viajar a Kiribati [un país insular del Pacífico que está sufriendo el aumento del nivel del mar] para recopilar información sobre el cambio climático para mi trabajo de fin de Máster. Estuve aproximadamente un mes y me di cuenta de lo sumamente difícil que es fotografiar el cambio climático. Aprendí que la mejor manera de hacerlo es capturando historias personales y siguiendo el tiempo suficiente a una persona —su vida— durante varias estaciones.
Nací en un pequeño pueblo de Eslovenia y vengo de una pequeña comunidad, allí se vive en contacto con la naturaleza y se pasa mucho tiempo en el bosque. La idea de que algunas personas tengan que abandonar su casa, su pueblo o su ciudad por culpa del cambio climático, que la vida cambie tanto y tan rápido, me inspiró mucho para explorar más este tema y para pasar más tiempo con estas comunidades.
Mientras miraba un mapa del mundo, pensé qué otro lugar sería interesante. Solicité otra beca y me fui a Groenlandia.
"Groenlandia es mágico", cuenta Jazbec. "Es como si fuera otro planeta".
— ¿Cómo fue el viaje a Groenlandia y la experiencia de convivir con familias inuit?
— Groenlandia es mágico. Durante las primeras horas del viaje en avión, sobrevuelas Islandia y te acercas a Groenlandia, ves los glaciares y los fiordos congelados y es como si fuera otro planeta.
Nunca olvidaré mi primer viaje, en marzo de 2013. Volé sobre el fiordo de Umanak en un helicóptero al amanecer y se podían ver cazadores en trineo, perros corriendo en los fiordos congelados y las coloridas casas de la ciudad. Es algo mágico.
Pasé mucho tiempo en las casas de las familias, especialmente las de alrededor de Umanak, donde viven entre 52 y 200 personas. Normalmente me quedaba con ellos una semana y dormía en el sofá para poder levantarme en el salón.
Allí aprendí a tener paciencia y yo antes no era una persona paciente. En Groenlandia, cuando intentas concretar algo con los cazadores, te responden 'quizás, quizás, si el tiempo es bueno'. El tiempo me ponía de los nervios. Puedes esperar dos semanas y que no pase nada. Y ellos están esperando a que cambie el tiempo.
Lo increíble de National Geographic es que te dan el apoyo y el tiempo que necesitas para trabajar en una historia durante estaciones distintas. Probablemente, hice mi mejor trabajo en mis dos viajes siguientes, el segundo y el tercero, porque ya tenía amigos allí. Tienes esos contactos y eso es lo que la gente valora y reconoce allí.
"Allí aprendí a tener paciencia", recuerda Jazbec. "Cuando intentas concretar algo con los cazadores, te responden 'quizás, quizás, si el tiempo es bueno'".
— ¿Cómo ha influido el cambio climático en la forma de vida de los inuit?
— La industria principal de Groenlandia es la pesca. Exportan fletán a países como Japón o Francia. En los últimos años, el hielo marino ha disminuido mucho y eso ha obligado a los pescadores a invertir dinero en barcos y herramientas.
El problema del tiempo impredecible y del cambio climático es que hay veces que la capa de hielo es demasiado gruesa y no pueden salir a pescar con los barcos, pero, cuando la capa es fina, los trineos y las motos de nieve a veces se caen al agua.
Una vez estaba en un trineo con un cazador y sus doce perros y, de repente, uno de los perros se cayó al agua y empezó a nadar. Afortunadamente, el cazador paró a tiempo, retiró el trineo y el perro consiguió salir del agua.
A los groenlandeses les encantan los perros. Antes tenían 30 o 50 perros cada uno; para ellos son un orgullo y una tradición. Ahora, por culpa del cambio climático, el número de perros está disminuyendo rápidamente. No es buena idea tener perros, a los que hay que alimentar todo el año, si sólo puedes trabajar con ellos dos o tres meses.
Muchos groenlandeses han tenido que matar a sus preciados perros porque no pueden permitirse mantenerlos durante todo el año.
El cambio climático también dificulta conseguir comida para una familia. El deshielo de los glaciares provoca la aparición de otra capa de agua en el mar. Los cazadores normalmente disparan a las focas desde un barco y estas solían flotar en la superficie. Ahora, por culpa del deshielo de los glaciares, la foca se hunde y es más difícil subir al animal a bordo. Ser cazador o pescador es muy complicado, hay veces que trabajan durante toda la noche para intentar conseguir comida.
Entre 2013 y 2015, parte de los inuit han cambiado su forma de vida. Algunos se han mudado y han dejando atrás sus casas. Conozco a un cazador que ha matado a todos sus perros porque para él ya no tiene sentido seguir viviendo de manera tradicional.
El deshielo de los glaciares ha hecho más difícil que los cazadores y los pescadores consigan comida. "Hay veces que trabajan durante toda la noche para intentar conseguir comida", afirma Jazbec.
— ¿Qué futuro les espera a los inuit?
— Es algo difícil de predecir. Estoy seguro de que muchos asentamientos seguirán en pie, pero probablemente cada vez haya menos. Su futuro también depende de los gobiernos de Groenlandia y Dinamarca. Los asentamientos necesitan más apoyo para las necesidades sociales y la conectividad de las infraestructuras.
Muchos han abandonado la antigua forma de vida inuit para buscar oportunidades en ciudades más grandes. "Entre 2013 y 2015, parte de los inuit han cambiado su forma de vida", nos cuenta Jazbec. "Algunos se han mudado y han dejado atrás sus casas".
El reportaje fotográfico de Jazbec aparece en la edición de noviembre de 2015 de la revista 'National Geographic', que se centra en el cambio climático.
Esta entrevista ha sido editada para una mejor comprensión.
Este post fue publicado originalmente en la edición estadounidense de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Irene de Andrés Armenteros