Un joven refugiado lleva a su abuela en silla de ruedas de Afganistán a Hungría
Ali habla entrecortado, dudando, porque intenta usar un idioma que no es el suyo, porque parece tímido y le impone la presencia preguntona del periodista, porque está agotado. Pero, pese a ello, su historia es tan clara como heroica: este chico de 18 años ha llegado como refugiado a Hungría desde Afganistán empujando la silla de ruedas de su abuela.
La persecución de los talibanes los llevó a escapar de su país, un trayecto que hicieron cruzando Turquía. Ali cuenta que a veces empujaba la silla y, a veces, cargaba con su abuela en sus brazos. No se queja del esfuerzo ni del peso. Sólo del calor que han pasado por el camino.
La historia la ha desvelado Ed Thomas, un reportero de la BBC enviado especial a Hungría.
Miles de personas siguen cruzando la frontera de Hungría camino a otros países de Europa más prósperos, como Alemania; al menos un 80% de ellos tienen posibilidades de ser considerados refugiados porque vienen escapando de lugares en conflicto, como Siria, Irak y Afganistán.
El gobierno húngaro acaba de presentar un plan para enviar efectivos del ejército y la policía montada a su frontera sur ante el número récord de inmigrantes que entran a la Unión Europea. La Policía húngara interceptó el miércoles a 3.241 personas, entre ellos 700 menores, tras cruzar la frontera de manera ilegal desde Serbia, un número que supone un récord de entradas en el país en un solo día.
Este elevado número se debe a que los 7.000 refugiados que el pasado fin de semana pasaron desde Macedonia a Serbia han llegado ya a la frontera del país. Más de 2.500 inmigrantes fueron interceptados cuando entraban a Hungría desde Serbia sólo el martes, en la peor crisis de refugiados en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.