El fotógrafo Daniel Etter conmueve al mundo con una imagen de una familia de refugiados sirios en Grecia
A veces la vida se cuela en las noticias y podemos poner nombres, historias, a los grandes titulares. Eso es lo que ha logrado esta foto y, por eso, está conmoviendo al mundo entero.
La imagen es obra de Daniel Etter, un fotógrafo freelance, colaborador del diario The New York Times, y se ha convertido en un icono viral de la batalla de los refugiados en el Mar Mediterráneo, desesperados por llegar a Europa.
De origen alemán y afincado en Barcelona, Etter, de 34 años, ha centrado su carrera en retratar las migraciones de este siglo XXI, y llevaba ya días en Grecia, mostrando al mundo el drama de los refugiados, cuando la pasada semana en la playa de la isla de Kos, captó una estampa emocionante como pocas ha presenciado en su carrera.
Vio a Laith Majid, un refugiado sirio de Deir Ezzor, en el momento en el que estalla en lágrimas de alegría, celebrando con su hijo y su hija que han llegado a tierra firme, a un país seguro, sin guerra. La esposa y el tercero de sus hijos iban en el mismo bote, añade en declaraciones a la BBC.
El grupo con el que viajaban, explica el fotógrafo, lo componían otras 10 personas más y cruzó desde la ciudad turca de Bodrum, un viaje de dos horas por el que pagaron 8.000 dólares (poco más de 7.100 euros). En el camino, su barcaza de goma, cargado con hombres, mujeres y niños, fue perdiendo aire. El agua empezó a entrar en la nave. Cuando tocaron tierra su situación era desesperada.
Con humildad, el reportero explica que sencillamente estaba "allí" cuando todo pasó y que es "un privilegio" haber podido retratar esta historia. Confiesa que, pese a los años que lleva trabajando en zonas de migraciones y conflictos, "nunca" ha captado "una reacción" semejante a la de esta foto. "No soy una persona muy emotiva, pero la reacción de este hombre me hizo llorar", confiesa. Su foto resume esa mezcla de "alegría, amor a la familia y dolor por lo pasado".
"Me siento un privilegiado por poder haber podido presenciar este momento y estoy desbordado por la respuesta que estoy recibiendo", confiesa, sobrepasado, a El Huffington Post, vía email.
ALEMANIA, SU SUEÑO
Más tarde, ya tierra adentro, supo que la madre de familia es maestra, que durante mucho tiempo estuvieron dudando si emprender o no la peligrosa travesía, si dejaban o no su casa, amenazada por la guerra. La niña, atendida por los sanitarios, tenía fiebre.
Su intención, como la de la mayoría de los sirios, es llegar a Alemania y empezar una vida en paz. De momento, Letter los dejó preparados para embarcar en uno de los ferris fletados por el Gobierno griego, albergues flotantes para los refugiados que van llegando a Kos.
Según este tuit que ha empezado a correr por cuentas de Oriente Medio, ese objetivo ya lo han logrado, ya están en Alemania:
Una historia para entender una tragedia por la que han pasado las 250.000 personas han conseguido alcanzar la costa europea en lo que va de año.
CRECE LA SENSIBILIDAD EN LOS MEDIOS
Los medios de comunicación, a raíz de la tragedia de estas familias, han comenzado también a repensar su papel a la hora de contar correctamente lo que está ocurriendo. Así, el canal qatarí Al Jazeera ha decido esta semana que va a dejar de hablar de "migrantes", el término que usaba para referirse a estos ciudadanos no europeos inmersos en la diáspora, para definirlos como "refugiados".
La diferencia es notable, ya que con "migrante" o "inmigrante" se suele definir a quien cambia de país para prosperar, por razones económicas. Sin embargo, un "refugiado" es quien escapa de la persecución, ya sea por cuestiones de raza, religión, orientación sexual, por un conflicto armado... Un refugiado tiene derecho a pedir asilo. Y los estados -los europeos, en este caso- están obligados a dárselo.
El Frontex, la agencia de fronteras de la Unión, ha reconocido que el 80% de las personas extranjeras que llegan a los Veintiocho son "potenciales beneficiarios" de este estatus de protección porque son, efectivamente, refugiados.